Representación de un sapo humanizado con un rayo en el Sitio Arqueológico de Vichama. (ZAC/Mincul)
Representación de un sapo humanizado con un rayo en el Sitio Arqueológico de Vichama. (ZAC/Mincul)
Yerson Collave García

Muy cerca del mar, hace 3.800 años, un grupo de personas moldeó con arcilla un gran sapo con manos humanas y ojos azules. El animal parece emerger de una de las paredes de un salón ceremonial en Vichama, parte de la civilización , la más antigua de América.

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Sobre la cabeza de este sapo descubierto en 2013 hay una figura geométrica: se trata de un rayo, según los arqueólogos. Este rayo, que parece partir en dos la cabeza del animal, es quizá una de las representaciones más antiguas de un fenómeno natural en el Perú.

“[El relieve escultórico] es una representación de un sapo en un mural y tiene sobre la cabeza una figura geométrica que se interpreta como un rayo, porque el sapo, dentro de la cosmovisión andina, es conocido por ser un animal vinculado al anuncio de las lluvias. Entonces, es sugerente que justo sobre la cabeza del sapo salga esta figura geométrica”, nos dice Tatiana Abad Lezama, arqueóloga de la Sede Vichama, de la Zona Arqueológica Caral.

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El sapo fue modelado con arcilla mezclada con grama y le dieron un acabado con arcilla fina. Pudo ser la figura central del salón ceremonial, pues mide 80 cm de largo y 90 cm de alto. Los ojos del animal tenían dos guijarros [piedras] de color azul.

Vichama, cuyo sitio arqueológico está ubicado en la actual provincia de Huaura, se formó en el último período de la civilización Caral, hacia el 1.800 antes de nuestra era. Era una sociedad que vivía de la agricultura y la pesca, e interactuaba con otros asentamientos en el área norcentral peruana.

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El sapo humanizado se ubica en un salón ceremonial. (Foto: Yerson Collave)
El sapo humanizado se ubica en un salón ceremonial. (Foto: Yerson Collave)

Un lugar para ceremonias y rituales

El edificio donde se encuentra el sapo es uno de los 16 emplazamientos que aún se conservan en el sitio. La construcción es conocida por los arqueólogos como el edificio de Las Cornisas. Allí se cree que se realizaban actividades públicas, como ceremonias y rituales religiosos y astronómicos.

Los habitantes de Vichama destruían edificios antiguos y sobre sus restos construían un nuevo emplazamiento. Eso fue lo que sucedió con Las Cornisas. En la cima del nuevo edificio construyeron un salón ceremonial. Allí ha sobrevivido hasta nuestros días el relieve del sapo humanizado, que para los investigadores de Caral representa el cambio de temporada, que viene acompañada con la caída de la lluvia, lo que fortalece el cultivo de la tierra.

La imagen muestra un ritual en el salón ceremonial donde se ubica el sapo con el rayo. (ZAC/Mincul)
La imagen muestra un ritual en el salón ceremonial donde se ubica el sapo con el rayo. (ZAC/Mincul)

“Lo interesante es que [el sapo con el rayo] está en un edificio monumental y público orientado hacia el valle de Huaura. Esa zona tiene el río y una zona agrícola”, añade Abad Lezama.

Los arqueólogos creen que sus habitantes realizaban ceremonias o ritos para propiciar las lluvias, pues el sapo se relaciona en la cosmovisión andina con el agua, la agricultura y la fertilidad. Pero estas conjeturas son difíciles de comprobar por el momento, ya que no conocemos si esta forma de ver el mundo era la misma hace casi cuatro milenios.

De acuerdo con los investigadores, en algún momento en Vichama hubo transformaciones económicas y sociales que hicieron que viraran hacia lo agrícola, actividad que tiene al agua como uno de sus ejes centrales. Eso explicaría por qué, a diferencia de la mayoría de los edificios en Vichama, la orientación del edificio está hacia el valle de Huaura.

La arqueóloga Tatiana Abad indica que en Vichama se han encontrado representaciones de serpientes y sapos, animales vinculados al agua. “Es un animal [el sapo] que debe haber marcado mucho [a estas personas]”, dice.

Las representaciones muestran hombres con el estómago vacío. (Foto: Yerson Collave)
Las representaciones muestran hombres con el estómago vacío. (Foto: Yerson Collave)

Para Ruth Shady, la principal investigadora de la civilización Caral, Vichama es importante porque muestra cómo el cambio climático que generó el colapso de esta civilización marcó el imaginario colectivo de esta población. Prueba de ello, afirma la arqueóloga, es la representación de cuerpos famélicos, con el estómago vacío, que se encuentran en el sitio arqueológico de Vichama.

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