El camino parecía trazado desde muy chico para Edward Málaga-Trillo: papá cirujano pediatra y mamá obstetra. Pero más que por imposición, era por atracción natural, por curiosidad innata. Atracción por la ciencia. Pero además de que en su casa se respiraba ciencia, hubo otro episodio que "coronó" ese interés.
Lo suyo, sin lugar a dudas, era la ciencia… hasta que estaba por terminar la primaria. Estudiaba en el colegio María Reina de San Isidro, y ahí conoció a una persona que le haría dejar a un lado su interés por la ciencia.
Tras una secundaria llena de rock, el colegio se terminó. Era momento de tomar una decisión: decidirse por una carrera musical en un momento difícil en el país, pero que estaba avanzando firme; o entregarse a la ciencia, por la cual había un gusto y hasta una mirada romántica, pero sin ningún tipo de experiencia todavía.
Finalmente, Edward Málaga-Trillo se decidió por las ciencias y la investigación lo llevó a pasar más de 20 años en Alemania. Hoy está de vuelta en el Perú, y ha levantado desde cero el Laboratorio de Neurobiología del Desarrollo, uno de los más especializados del mundo, desde donde busca una cura para enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Conversó con El Comercio sobre su particular historia de vida y sobre la importancia de la investigación científica para el real desarrollo del país.
— ¿Fue complicado dejar la música?
Fue duro, como si te dijeran que no estás en la lista para ir al Mundial. Yo ya era músico, moría por ello. Me compré mi primer carro con la plata que gané tocando en pubs de Barranco y Miraflores, pero en mi decisión pesaron muchas cosas: el Perú de los ochenta, la escalada terrorista, la crisis económica. Sin embargo, el golpe no fue tan duro porque seguí tocando en bandas de la universidad hasta que me fui del Perú.
— ¿Qué decidió estudiar?
Como no estaba decidido estudié en paralelo medicina y biología, pero me quedé con esta última. Me daba más libertad para hacerme preguntas, para investigar.
— Estudiar biología en el Perú de los ochenta debió ser difícil...
Hoy muchos saben qué es la fertilización in vitro, el genoma humano, las terapias del cáncer. Hay un entendimiento más práctico de esos temas de ciencia. Pero en los ochenta no era así. Mi padre no estuvo de acuerdo, pero a mi madre sí le pareció interesante que me dedicara a la investigación.
— ¿Cómo llega a Alemania?
Terminé, la situación estaba más complicada en el país y postulé a varias universidades. La primera que me aceptó fue la Universidad de Miami, en la Escuela de Medicina. Me fui a hacer un doctorado en Microbiología e Inmunología. El jefe de ese laboratorio era director en el Instituto Max Planck (Alemania) especializado en Biología del Desarrollo. Vio mi trabajo y me invitó a continuarlo allá. Terminé y postulé a un posdoctorado en la Universidad de Constanza. Me quedé más de 20 años.
¿Cuál era la investigación que estaba haciendo Málaga-Trillo y que llamó la atención de su jefe? Era sobre la evolución de los peces cíclidos de los lagos africanos. Aunque parece un estudio muy específico, muy lejano y sin mucha aplicación en nuestro día a día, a continuación el investigador te explica cuál es su importancia. Y sí, tiene que ver con la evolución.
— ¿Por qué regresó al Perú?
Había llegado a un punto en mi carrera y en mi vida en el que era preciso hacerlo. Muchos colegas consideraban que se trataba de un suicidio profesional. Yo tenía claro que sería difícil, que demoraría más de lo que pensaba, pero tenía muy en claro que era la única carta en mi vida para aportar algo a mi país. Para algunos tener hijos y hacerlos gente de bien es una forma de trascender. Yo no tengo hijos, pero he formado generaciones de estudiantes en Alemania y he visto cómo se han posicionado, cómo les ha ido bien. Y eso me satisface. Pero sabía que si quería lograr un impacto en el país, tenía que volver.
— El cambio fue drástico...
Fue muy duro. Cuando postulas a un puesto de profesor principal en países desarrollados te ofrecen un laboratorio equipado, millones de dólares de presupuesto para el instrumental y salarios del equipo permanente. Acá me ofrecían poquísimo dinero y un laboratorio pelado. Además, es lo mismo que se le ofrece a quien recién obtuvo su doctorado, pues no distinguen por la trayectoria. Sin embargo, con fondos de la UPCH, de la Cooperación Alemana, de Innóvate Perú y mi dinero, pude tener un presupuesto base. En cuanto al laboratorio, me miraban mal por buscar que sea el mejor desde el inicio y así ser competitivo no solo en la región, sino en el mundo. Gracias a diversas fuentes de financiamiento conseguimos el mejor instrumental. Ahora estamos en la etapa de formar una masa crítica de investigadores para empezar una producción constante.
¿Cómo es la carrera del investigador de ciencia en países desarrollados? Málaga-Trillo nos lo explica a continuación y ayuda a entender por qué es importante mejorar el nivel de los profesores en nuestro país.
— ¿Por qué no se apoya la ciencia en el Perú?
Hay avances, pero el sistema en general no se mueve. La gente de a pie no entiende los temas de ciencia, los políticos menos. No se entiende cómo la ciencia puede solucionar los problemas del país. Y todo por una falta de cultura científica. Hace un tiempo la innovación se puso de moda, porque expertos dijeron que era necesaria para que crezca la economía. Pero no se innovó, se copió o se compró la innovación. Ahora hay progresos, pero por mucho tiempo hacer innovación en el país era una nueva app. No se entiende que si no hay ciencia, no hay tecnología; si no hay tecnología, no hay innovación; y la innovación es lo que les importa a las empresas y a los gobiernos.
— ¿Qué lugar ocupa hoy la música en su vida?
Tiene un lugar muy importante, aunque cada vez tengo menos tiempo. Pero la sensibilidad y pasión usadas para componer una canción son necesarias para hacer investigaciones científicas.
Perfil
Fecha de nacimiento: 6/6/1969
Profesión: Neurobiólogo, profesor e investigador
Como músico: Guitarrista y tecladista. Fundador del grupo Paranoia. Fue músico de apoyo en el grupo Arena Hash.