Un estudio reciente del Instituto Nacional para el Control y la Prevención de Enfermedades Transmisibles de China, parece respaldar la teoría de que un animal, concretamente los ratones, podrían ser el origen de la última variante que afecta a la pandemia, Ómicron.
En noviembre de 2021, la Organización Mundial de la Salud (OMS) nombró a la variante del SARS-CoV-2 ‘B.1.1.529′ Ómicron y la designó como la quinta variante preocupante (COV) que surge desde el comienzo de la pandemia. Con la rápida propagación de Ómicron y su surgimiento como la cepa dominante del virus en muchos países, los científicos han estado ansiosos por aprender más sobre la variante y sus orígenes.
Si bien pudieron determinar que Ómicron se desarrolló a partir de una cepa que circulaba a mediados de 2020, no pudieron rastrear ninguna versión intermedia a medida que Ómicron evolucionó a su forma actual. Una escuela de pensamiento es que Ómicron infectó a un animal y que las mutaciones surgieron a medida que se propagaba entre esa población animal, antes de volver a transferirse a los humanos.
La investigación, dirigida por Jianguo Xu y publicada en el ‘Journal of Biosafety and Biosecurity’descubrió que el huésped intermedio más probable era un ratón. Según el profesor Xu, aunque se necesita mucho más trabajo antes de que se pueda confirmar esa teoría, “el estudio calculó el número promedio de mutaciones en las cinco variantes importantes e investigó las mutaciones clave en la proteína ‘S’ viral, donde se origina la infección”. Encontraron que la variante Ómicron contiene mutaciones en cinco sitios clave de la proteína: K417, E484, Q493, Q498 y N501.
“Este perfil de mutación muestra que el virus se ha adaptado para infectar las células de los ratones. Además, el árbol filogenético escalado en el tiempo muestra que los linajes Ómicron y Gamma probablemente estaban circulando a mediados de 2020, lo que respalda la hipótesis de que Ómicron pudo haber evolucionado en una especie animal no humana. Creemos que el coronavirus acumuló lentamente mutaciones con el tiempo en ratones, antes de que se transmitiera a los humanos por zoonosis inversa”, añade.
Estos hallazgos sugieren que los investigadores deberían centrarse en las variantes del SARS-CoV-2 aisladas de animales salvajes, especialmente roedores. “Si se determina que Ómicron se derivó de ratones, las implicaciones de su circulación entre huéspedes no humanos plantearán nuevos desafíos en la prevención y el control de la epidemia”, concluye.