¿Tus hijos pasan gran parte del día en casa mirando fijamente la televisión, la computadora o el teléfono, y muy poco tiempo jugando al aire libre?
Se trata de una preocupación vigente en muchos países, principalmente en aquellos donde un alto ingreso familiar se traduce en una mayor cantidad de dispositivos tecnológicos.
En el 2005, el periodista y escritor Richard Louv acuñó en su libro "El último niño del bosque" el término trastorno por déficit
de naturaleza, con el fin de describir los efectos negativos que puede causar en el menor el no interactuar con el medio ambiente.
Según el autor, el alejamiento de la naturaleza tiene efectos perjudiciales en los niños, como la disminución del uso de los sentidos, dificultades de atención y mayores tasas de enfermedades físicas y emocionales.
Para recuperar esa conexión con el ambiente natural que nos rodea, la Naciones Unidas, en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, presentó seis actividades que pueden realizarse junto a los pequeños de la casa.
1. Acampar
Levantar la tienda de campaña, cocinar en una fogata y jugar a las escondidas en el bosque son actividades que pueden hacer que hasta el más flojo se convierta en una fuente de energía, y a la vez sirven para crear un vínculo con el medio ambiente.
2. El club de los bichos
El mundo de los insectos y arácnidos es una pantalla perfecta en la cual los niños pueden ver la naturaleza en acción. Capturar algunos de estos animales rastreros en frascos y observar las diferencias entre cada tipo puede inspirar las mentes de los jóvenes.
3. Un jardín de botellas de gaseosas
Otra actividad que pone en contacto al menor con la naturaleza es el tener un pequeño jardín con plantas que él mismo haya cultivado.
Para esto, se debe cortar una botella de gaseosa por la mitad. Una vez hecho eso, se coloca dentro algunas piedras y tierra, para luego enterrar las semillas.
Terminada esa parte, se coloca encima la mitad superior de la botella (que tiene la tapa) y se ubica todo el aparato en un lugar soleado. La semilla pronto retoñará, y en una semana es posible que necesite ser trasplantada al aire libre.
4. Rastreo de huellas
Muchos animales salvajes, como los zorros o las serpientes, son tímidos frente a las personas, y muy buenos en perderse de nuestra vista.
Para averiguar qué es lo que ha estado husmeando cerca de la casa o la escuela durante la noche, se debe derramar algo de agua en la tierra, de modo que quede pantanosa. Al día siguiente se buscan las huellas.
También se puede mezclar algo de yeso y verterlo sobre la pisada para hacer un molde. Muchos libros y sitios web pueden ayudar a los niños a identificar sus hallazgos.
5. Los ojos puestos en el mundo de las aves
Sostener un águila o un búho genera una emoción gigantesca. Las aves rapaces se ven mucho más grandes de cerca de lo que se ven en el cielo. Su mirada feroz deja sin aliento y se puede sentir la fuerza increíble de sus garras cuando se mueven sobre ti.
Los clubes de apreciación y rescate de aves ofrecen a los niños esta experiencia inolvidable, aunque siempre será posible salir a la naturaleza local a apreciar pequeños y grandes pájaros.
En los hábitats tropicales se pueden encontrar en las plumas de estos animales toda una paleta de colores que enamorarán a los pequeños artistas de la casa.
6. Equipamiento para el aire libre
Si hay un columpio en un árbol, habrá un niño que lo disfrute. Si hay una bicicleta disponible, la querrá montar. Si hay un par de botas de goma, las usará para saltar entre charcos, inclusive si sigue lloviendo.
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