Sonia del Águila

En una habitación de su departamento de Santiago de Surco, Guillermo Rossini (Lima, 1932) ha creado un santuario personal donde cada trofeo, medalla y fotografía narra una historia de sacrificio y éxito. En este espacio, también repleto de archivos periodísticos y al que acude cada vez que la nostalgia lo invade, una foto de su madre ocupa un lugar de honor. Desde aquí, alejado de los reflectores, escenarios televisivos y cabinas radiales; pero nunca de las bromas, el actor de 91 años nos sumerge en sus recuerdos más entrañables e íntimos.

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