Eren Yeager (Yuki Kaji) y Armin Arlert (Marina Inoue) e la escena más significativa del final de "Shingeki no Kyojin" ("Attack on Titan").
Eren Yeager (Yuki Kaji) y Armin Arlert (Marina Inoue) e la escena más significativa del final de "Shingeki no Kyojin" ("Attack on Titan").
/ Crunchyroll
Attack on Titan
2023
Crunchyroll
Director:
Actores:
Género:
Animación
Duración:
Clasificación:
+14

Se supone que este artículo es para repasar el final de “” (“Attack on Titan”), aclamado anime de la última década. Pero más que comentar sobre el episodio, hay una escena que, por sus diferencias con el manga, ofrece no una forma enriquecida de entender el material fuente, que es el estándar en estas adaptaciones, sino fundamentalmente distinta. Una escena de conversación que reinterpreta el curso del que empezó como héroe y derivó en villano. Hablaremos de eso después.

“Attack on Titan” episodio 89: “Batalla entre cielo y tierra” (Capítulo III), “Un sueño muy largo” (Capítulo IV) y “Hacia el árbol en la colina” (Capítulo V):
La trama

El Retumbar de la Tierra está por llegar al Fuerte Salta. Armin, Mikasa, Levi, Connie, Jean y Reiner saltan del avión para detener el genocidio, tarea que se complica cuando Armin, quien debía usar su poder de detonación, es devorado por las versiones del pasado de los Nueve Titanes, que vuelven a vivir por obra del Fundador de Eren. Se unen a la lucha Gabi, Annie y Falco, donde este último ofrece ventaja táctica con su volador Titán Mandíbula.


El Cuerpo de Exploración lucha por recuperar a Armin, quien está suspendido en un limbo. El joven reflexiona de su situación, entiende que sigue vivo y todavía puede hacer algo; en ese mundo de sombras encuentra a Zeke, el hermano de Eren. Ambos conversan sobre el por qué vale la pena o no vivir, conversación que resuena con los deseos de Zeke de tener una vida normal. De algún modo Zeke y otros titanes del pasado, unidos todos por el “Camino” de los eldianos, se rebelan contra el Fundador. A la par el Cuerpo de Exploración rescata a Armin, Jean decapita a Eren, y Zeke, ya liberado del control de Eren, se pone en bandeja para que Levi lo mate. Esto último detiene el avance del Retumbar. Un Armin ya libre se transforma en el Titán Colosal y estalla para reducir a cenizas al Fundador.


Eso no es suficiente, pues el gusano de luz que da poder al Fundador sigue vivo y quiere reconectarse con Eren, lo que podría reiniciar el Retumbar. Un breve reencuentro de los Guerreros con sus familiares augura que lo peor todavía está por pasar. El gusano libera un gas que convierte a los eldianos sobrevivientes del Fuerte Salta en titanes puros, los cuales atacan a Reiner, quien es el único que detiene a la criatura. Eren, todavía vivo, se convierte en un Titán Colosal y pelea mano a mano contra Armin.


Mikasa tiene un “recuerdo” donde ella y Eren viven en una cabaña en el bosque, solos. Se sobreentiende que ambos pasaron allí cuatro años, tiempo que no tiene equivalencia en la realidad, que ocurrió en un “espacio mental” generado por el Fundador. Mikasa, todavía en la batalla, se pone su bufanda roja de toda la vida, entra a la boca del Colosal y encuentra dentro la cabeza original de Eren. Mikasa la cercena y, no sin pena, le da un beso. Testigos de la escena, solo los espectadores y la “diosa” Ymir. Otro recuerdo implantado por Eren, esta vez a Armin: ambos hablan sobre el por qué del genocidio.


Ahora sí el Retumbar se detiene y con ello, los titanes puros de Salta regresan a su forma humana. Ya nadie puede convertirse en titán tampoco, y entre el humo del combate aparecen los compañeros del pasado muertos: Erwin, Hange, Sasha, Petra; han venido para un último adiós. Mikasa se lleva la cabeza de Eren para darle un entierro digno en un lugar donde nadie pueda encontrarla, al pie del árbol de la colina del primer episodio.


Solo el 20% de la población mundial sobrevivió al Retumbar. Los sobrevivientes tienen como héroes al Cuerpo de Exploración, quienes años después regresan como embajadores de la paz a Paradis, la nación con el mayor ejército del mundo. Allí vive Mikasa, todavía dolida por la muerte de Eren. La aparición de un ave en ese momento, quien podría ser o no Eren reencarnado, le da algo de paz.


Ruedan los créditos mientras aparecen algunas imágenes del futuro, donde Mikasa, su esposo e hijo visitan la tumba; luego reaparece ella, ya envejecida, y después muerta. La vida sigue en la isla, con edificios cada vez más grandes y futuristas. Tal vez han pasado cientos o miles de años cuando una guerra golpea la isla hasta desaparecer la civilización. Eventualmente, un niño y su perro encuentran el árbol de la colina, que ahora es gigantesco y en cuya base hay una protuberancia que lo invita a pasar. El niño obedece. Fin de “Shingeki no Kyojin”.

La trama

Reflexiones de un final

Este es el episodio mejor animado desde que Mappa asumió el desarrollo técnico. Es en los combates sobre el Titán Fundador donde se lució la dirección de Yuichiro Hayashi, quien hizo los storyboards del episodio junto a Arifumi Imai, un veterano de esta serie desde las épocas de Wit Studio. Hajime Isayama, el autor del manga, dijo sentirse culpable por lo complejo del clímax porque sería muy difícil para el estudio y razón no le faltó; es el capítulo más demandante en la historia de la serie, pues se desarrolla sobre un terreno en movimiento (el Fundador) y cuenta con múltiples formas dinámicas (los huesos) por las que avanza el Cuerpo de Exploración mientras las versiones pasadas de los Nueve Titanes los atacan. Es una proeza técnica, pero que funciona bien al sostenerse en el corazón de la serie: la lucha de humanos contra titanes. Mappa estuvo a la altura del reto.

La pelea es extensa, siempre hay algo que ocurre en pantalla, sea acción o momentos pequeños donde los personajes pierden la fe o la recuperan. La velocidad está plasmada de modo que dinamiza las acciones, pero sin confundir al espectador. La elección de lanzar el episodio como un especial de hora y media, algo inusual para cualquier anime televisivo, no solo habla de la importancia cultural de “Shingeki no Kyojin”, sino del respeto del estudio por el material original. Ver todo el clímax de corrido potencia la historia al no tener cortes bruscos, ni secuencias forzadas para coincidir con un cliffhanger. El episodio puede pasar de una parte a otra con la confianza de que el espectador seguirá viendo, pero también con la seguridad de que es lo mejor para la narración.

Insisto: lo que hizo Mappa es notable, porque el material original es más bien limitado en cuanto a cómo representa la acción. Isayama usa los recursos del manga, cuyo lector controla el tiempo de su atención dedicada a cada viñeta. Hayashi e Imai trabajaron para convertir esas viñetas en secuencias que bien podrían ser desde ahora ejemplos de cómo adaptar un anime a la pantalla en las universidades e institutos especializados. Son estas secuencias las que también recuerdan al espectador que este es un anime de acción, no el drama al que la temporada final derivó. La esencia de la serie se mantiene a pesar del cambio temático, algo muy extraño de conseguir y donde un director menos experimentado podría fracasar. Este no es el caso.

Eren y Armin aceptan las consecuencias de sus actos en "Shingeki no Kyojin".
Eren y Armin aceptan las consecuencias de sus actos en "Shingeki no Kyojin".
/ Crunchyroll

Una vez terminada la acción rampante es cuando ocurre la que sea, posiblemente, la mejor escena de este final. No hay peleas propiamente dichas, sino una conversación entre Armin y Eren cuya retórica busca no justificar el holocausto, sino contextualizarlo. La escena original, la más criticada del final en el manga, podía leerse en parte como el perdón de lo imperdonable. No es así en el anime, que construye un discurso diferente. Empieza como dos amigos pensando en el sueño que tenían de ver el mundo exterior a la Muralla María, ambos incluso aparecen como niños y, recién luego, recuperan la apariencia de adultos, mientras que la conversación se hace cada vez más madura. Dejan de hablar del pasado y piensan en el presente, en Mikasa, cuya sola mención genera una reacción patética en un Eren más humano que nunca. De inmediato la charla deriva al genocidio y es entonces cuando Eren revela que sus acciones matarán al 80% de la humanidad, lo cual horroriza a Armin.

A diferencia del manga, donde Armin reacciona ante la cifra del genocidio como alguien insensibilizado al dolor ajeno, aquí sí le dice de todo a quien fuera su amigo, le deja en claro que está cometiendo un pecado. Eren se justifica, dice que no había otra opción; Armin ejerce el argumento contrario, habla de esperanza. Eren, el “ganador” con la limpieza étnica, asegura que ahora Isla Paradis podrá vivir en paz, aunque con restricciones, pues el Cuerpo de Exploración tendrá que protegerla para evitar la represalia de los sobrevivientes. Esto refuerza el punto de vista de Armin, de que las muertes no están cambiando nada. Palabras más, palabras menos, la escena es un ejercicio fascinante sobre ponerse en el lugar de un criminal de guerra, hay más matices que en el manga, representa una mejora de la obra original que, se supone, tiene la venia de Hajime Isayama y sirve como un cierre dialéctico satisfactorio y en línea con el mensaje de la serie durante estos diez años. Representa también una forma de tomar responsabilidad, y eso queda claro en el siguiente diálogo original:

- Armin: Esto lo hicimos nosotros, así que desde ahora siempre estaremos juntos.

- Eren: ¿Desde ahora? ¿dónde?

- Armin: Si existe, en el infierno. Sufriremos por el pecado de asesinar al 80% de la población. Los dos juntos.

"La escena original, la más criticada del final en el manga, podía leerse en parte como el perdón de lo imperdonable. No es así en el anime, que construye un discurso diferente."

Dos personajes en distintas posiciones del espectro moral aceptan su culpa y vivirán con las consecuencias. En sí, el anime apunta a eso por un lado con los miembros del Cuerpo de Exploración convertidos en embajadores de la paz, pero también de formas más prácticas al mostrar a Gabi, Falco y Levi trabajando para ayudar a los sobrevivientes, unos como agricultores, otros como repartidores de dulces. Ellos también tienen responsabilidad por lo ocurrido y la asumen como pueden.

Pero no es un final donde todos asumen su parte de la culpa. Mikasa, por ejemplo, todavía llora a Eren a pesar de los crímenes que cometió. No se le ve tampoco arrepentida por el papel que jugó en los acontecimientos. La serie no muestra el proceso de sus emociones tras la guerra, decide cerrar la historia de la soldado más fuerte de la humanidad con un tono de esperanza. Eso también es consecuente con “Shingeki no Kyojin”, una serie más bien nihilista, que refuerza el significado de la “nada” como respuesta a sus cuestiones morales sin que esto socave su mensaje dramático de lucha por sobrevivir. En el balance de ambos conceptos radica el triunfo de esta historia. Incluso en las imágenes de los créditos, donde la Isla Paraíso es destruida por la guerra en el futuro lejano, se atisba la esperanza de algo más. ¿Qué cosa? Nadie lo sabe. Tal vez algo titánico.

Pensamientos sueltos

  • ¿Cómo pudo Mikasa regresar a Paradis desde Salta? ¿Dónde consiguió comida, si los titanes aplastaron todo? Solo queda especular.
  • Ymir rompió su maldición al ver que Mikasa mató a Eren. ¿Por qué? Una posibilidad es que la soldado le mostró que es posible romper con una relación tóxica, algo que la diosa debió hacer para no depender de la voluntad del Rey Fritz.
  • Me sorprendió ver una referencia a “La lista de Schindler” de Steven Spielberg en la escena del bebé salvándose de caer por el acantilado. Un momento que en la obra original mostró la solidaridad humana en tiempos de crisis y que en televisión se trasladó con una capa extra de significado.
  • Insisto: Es una pena que Historia quedara relegada a solo una anécdota en esta temporada final.
  • Mappa se lució con la animación, pero también con algunos efectos pequeños, como el de la arena deslizándose por los dedos.
  • Pieck recibió un buen trato por el estudio, se la humanizó más.
  • Muy anticlimática la muerte de Zeke. Levi, cuyo mayor objetivo era matarlo, no tiene problemas para cortarle la cabeza. Una victoria agridulce.
  • Eren dice que parte de la tragedia está en que un “idiota” (cita textual) como él haya recibido tanto poder. Eren será un idiota criminal en su accionar, pero tiene la suficiente sabiduría para reconocerlo.
  • Gracias por leer las reseñas que durante los últimos cuatro años he escrito sobre la temporada final de “Attack on Titan”. Sus comentarios en redes han sido aliciente para seguir. 心臓を捧げよ!
Dato

Puedes ver todos los episodios de “Attack on Titan”/ “Shingeki no Kyojin”

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