Por unos segundos hay silencio al otro lado de la línea. Nos respondió Ebelin Ortiz, actriz, quien entre su niñez y adolescencia mostró su talento para el canto en el programa de televisión . La misma Yola que hace apenas dos meses había sido hospitalizada por un infarto cerebral, que fue dada de alta, y que el último domingo falleció a los 74 años de edad. ¿Qué es lo que va a recordar siempre de ella? “La disciplina, el amor por el arte”, responde Ortiz, con la voz entrecortada. ¿Y qué pierde el Perú con esta partida? “Perú perdió desde el momento en que eliminaron su programa”, sentencia.

De eso, hace ya treinta años. El programa final de “Hola Yola” se emitió el sábado 31 de diciembre de 1994. El registro de la despedida, disponible en YouTube, la muestra en agradecimientos permanentes: Al maestro Tito Chicoma que era su cómplice musical, a los asistentes, a los artistas que la acompañaban, a los niños que la rodeaban de talento. “Nos vamos de vacaciones, nos vamos con una gran academia formando estrellas, continuamos con nuestro taller artístico de las burbujitas. Y, por supuesto, también regresaremos muy pronto; estate muy atento, con algo grande, nuevo, para ti. Porque tú te lo mereces”. Entonces la orquesta tocó el “Jipi Jay” de Pepe Vásquez; al rato, canto, baile y una reverencia final. El set quedó vacío.

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Más allá de la pantalla

Yola no volvería la televisión. “No queremos buscar otra Yola Polastri. Ella ya cumplió un ciclo y es muy difícil encontrar a alguien de su calidad”, había dicho semanas antes un ejecutivo del canal 4. Fuera de cámaras Yola siguió en actividad. Su show infantil era un clásico en todas las festividades, con nuevas burbujitas, pero con las mismas ganas de transmitirle a su público las ganas de vivir cada momento con alegría. Canciones no le faltaron. Y este 2024, meses antes del problema de salud que le costaría la vida, dijo que estaba “jugando los últimos partidos”.

Ella entró a conducir televisión infantil en 1972, con el programa “El mundo de los niños”, que después se transformaría en el “Hola Yola” que todos conocen. Por años también fue una infaltable invitada a la Feria del Hogar con su show. Su popularidad incluso cruzó fronteras: en 1979 viajó por un mes a Miami, Estados Unidos, donde condujo un programa también para los más pequeños.

Viviendo íntegramente entre televisión y juegos terminé siendo mi propia libretista, luego coreógrafa. Formé un taller artístico, me hice directora”, contó Polastri a El Comercio en 1987, a propósito de sus 15 años en la pantalla.

Yola no era solo una animadora de televisión, era una institución, símbolo de que incluso en los momentos más complicados del país (como lo fueron los años 80) era posible encontrar ocasional alegría en los mensajes positivos, en canciones como “El telefonito”, “La gallina turuleca”, “La feria de Cepillín”. Y también el no tan conocido “Si todos los niños del mundo”, tema de 1978 que hizo junto a Unicef para crear conciencia sobre los menores en estado de vulnerabilidad.

“Lo que más voy a recordar es su profesionalismo y su entrega personal en cada programa que realizaba. Los musicales, los cuentos, las parodias; todo era impecable. Nunca me trató mal. Al contrario, me admiraba y resaltaba mis valores. Era muy cariñosa”, contó a El Comercio Jorge Benavides, quien entró a “Hola Yola” como cantante infantil. “El Perú ha perdido una gran figura nacional que será recordada por siempre en la historia de la televisión. Me siento muy orgulloso de haber sido un burbujito de Yola Polastri y así haber sido parte de su Exito. Descansa en Paz querida Yola”, dijo.

Hasta aquí, una vida. A partir de ahora, la leyenda.