Cuando Cristina Castro y Diego Guevara se mudaron juntos, lo primero que hicieron fue buscar a un perrito para que se uniera a su familia. Como ya conocían el trabajo de WUF, ingresaron a la web para encontrar a su próximo amigo de cuatro patas.
A los pocos minutos, vieron a un perrito y decidieron ir a conocerlo al albergue en compañía de Chulls, una gatita que Cristina recogió en la calle.
En el albergue, se dieron cuenta que Bolt era muy grande para vivir en el departamento y preguntaron si había un perrito más pequeño en adopción. “Nos contaron que justo habían encontrado a una cachorrita en un parque y que la tenían junto a una gatita que había dado a luz. Nos pareció increíble que tuviera una buena experiencia con un gato”, cuenta Cristina.
Cuando conocieron a ‘Lunita’, tuvieron claro que ella era la indicada. “Es muy coqueta y hermosa. Ese día nos recibió toda feliz y nos la llevamos”, recuerda, en el marco de su aniversario de adopción.
Un comienzo difícil
Muchas personas tienen en cuenta todos los aspectos positivos de tener a un perro en casa, pero muy pocas conocen lo que implica educar a una mascota para que viva en armonía con su entorno. Y es que no todos los perros se acostumbran de forma inmediata a su nuevo hogar. Ese fue el caso de Luna.
“Al inicio fue muy difícil: rompía todo y se orinaba en nuestra cama. No sabíamos qué hacer, pero decidimos hablar con Andrea, jefa de ayuda de WUF, y así entendimos que existe todo un proceso de adaptación, ya que a la perrita le genera estrés acostumbrarse a su nuevo lugar”, explica Cristina.
Para la joven pareja no fue fácil. Cada vez que regresaban del trabajo, encontraban su departamento “patas arriba”. Pero, siguiendo el consejo de Andrea, contactaron a una entrenadora.
“Omaira fue muy buena y paciente con nosotros. Nos enseñó a hacer ejercicios para jugar con ella y enseñarle a liberar su energía. Se necesita bastante paciencia y compromiso para educar a un perro. Se trata de formar un vínculo y eso toma tiempo. Tienes que ser responsable, pero es una responsabilidad que vale la pena”, añade.
Gracias al apoyo de una entrenadora y el compromiso de Cristina y Diego, Luna ha logrado acostumbrarse con éxito a su nuevo hogar. Además, durante la pandemia, la pareja decidió adoptar a una cachorrita para que pudiera jugar con ella en casa.
“Tokio tiene 8 meses y juega todo el día con Luna. Mientras nosotros trabajamos en casa, ellas se divierten juntas y así liberan su energía. Adoptar a una perrita más ha sido una gran decisión para nuestra familia”, revela.
El tener dos perritas también ha sido todo un reto, ya que Cristina también se dedica a la música y suele grabar canciones en casa.
“Ha sido retador porque, durante la grabación de los videos, se metían a jugar o se escuchaban sus patitas en el fondo. Pero el truco ha sido no hacerles mucho caso. Solitas se cansan y calman”, dice.
Vida en cuarentena
Para la pareja, la cuarentena ha representado otro desafío. Si antes trabajaban la mayor parte del tiempo fuera de casa, hoy tienen trabajos bastante exigentes que deben realizar desde su hogar.
A pesar de eso, se dan un espacio para sacar a sus perritas a la calle y jugar con ellas. “No podemos salir como quisiéramos, pero si vemos que hay sol, las sacamos para que jueguen”.
Con todo y pandemia, no cambiarían el presente que tienen con sus dos perritas y su gatita.
“Realmente vale la pena adoptar: es una oportunidad única el darle un hogar a un animalito. Te sensibiliza y te hace más humano. Los animales no te hablan con palabras, pero sus acciones agradecen el tener una casa. Nosotros sabemos que fue una gran decisión”, reflexiona.
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