Las Gacetas de Europa han anunciado últimamente el deplorable fallecimiento de uno de los más grandes ciudadanos que han producido las revoluciones de Sudamérica. El general San Martín ha muerto en Bolonia del Mar a fines de agosto próximo pasado, a los 72 años de edad. Este héroe de la independencia americana reunía todas las virtudes que Plutarco ha inmortalizado en su historia de Homens Ilustres. Nadie ha sido ni más valiente ni más hábil en los campos de batalla; no más prudente ni más capaz en los consejos: ninguna vida pública ofrece ejemplo de más completa abnegación, de más modesto y de más puro patriotismo.
Hacia largo tiempo que el general San Martín residía en Bolonia del Mar en compañía de su familia: en el seno de esta ha terminado sus nobles días de varón justo y fuerte. De su muerte apacible y tranquila es de la que con razón puede decirse que “ha sido la tarde de un hermoso día”. La carrera política de este hombre eminente comenzó en España, en donde se distinguió sobre todo en la batalla de Baylen. Después de haber obtenido el grado de teniente coronel volvió a Buenos Aires, su patria, y fue encargado de organizar el ejército de los Andes que estaba destinado a operar la emancipación de Chile del dominio español. El general San Martín desempeñó de una manera notable esta misión, que le confió el gobierno argentino, el cual era uno de los centros del movimiento revolucionario para la independencia de las colonias españolas. El paso de las cordilleras, las batallas de Chacabuco y de Maipú que aseguraron la emancipación de Chile, son hechos distinguidos a los cuales el general San Martín asoció su nombre.
Más tarde se puso a la cabeza de la expedición sobre el Perú y fundó la independencia de este poderoso virreinato, en donde los españoles tenían un ejército superior al de su mando. A este tiempo, el general Bolívar llega al mismo país, después de haber obtenido brillantes victorias en Venezuela, Nueva Granada y Ecuador, deseoso de completar el triunfo de la revolución americana. San Martín tuvo una entrevista con Bolívar en Guayaquil, y los dos generales se ocuparon de los planes que debían poner término a la lucha comenzada bajo tan felices auspicios. Entendiendo el general San Martín que su presencia podría ser un obstáculo al interés general, cedió noblemente al general Bolívar la dirección de los negocios.
Este reúne entonces al ejército colombiano, a las fuerzas combinadas del Perú, de Buenos Aires y de Chile y da la batalla de Ayacucho, en la cual fue definitivamente vencido el poder de la España, en estas vastas regiones de Sudamérica. El general San Martín siempre dominado por el noble deseo de sacrificarlo todo a la causa de la independencia, y que su nombre no fuese un pretexto de discordia en la organización de los nuevos estados sudamericanos, se aleja del teatro de sus hechos gloriosos y pasa a Francia en 1822, no queriendo mezclarse en las convulsiones políticas de las repúblicas del nuevo mundo.
El rostro de San Martín
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5 de noviembre de 1850:
Sabemos que algunas personas que recuerdan con gratitud y respeto la memoria del general San Martín, piensan en hacer honras, por el descanso de su alma. En nuestro número anterior manifestamos nuestro duelo al anunciar el fallecimiento del fundador de la independencia del Perú, del vencedor de Chacabuco y Maipú; y haremos cuanto esté de nuestra parte para honrar los recuerdos del que ocupa un lugar tan distinguido en la historia de América.