Ciudadano lejano y ajeno

Cuatro ciudadanos asháninkas han sido brutalmente asesinados por madereros informales en Ucayali. Ellos son Leoncio Quincima, Jorge Ríos, Francisco Pinedo y Edwin Chota, este último jefe de la comunidad de Alto Tamaya-Saweto, quien desde el año pasado exigía protección del Gobierno. Ellos habían habían visto madereros disparando al aire y machete en mano, en sus tierras, al mejor estilo de Fitzcarrald.

Nos extraña no haber visto una recatafila de ciudadanos, como el ‘Dr.’ García, exigiendo pena de muerte para los criminales. ¿Por qué deberían contar con protección del Estado si no son “ciudadanos de primera clase”? Desterremos de una vez este tipo de pensamiento para que estas atrocidades no se repitan.

El descuido y el olvido hacia las comunidades indígenas es una vergüenza que los peruanos no asumimos como propia. Son realidades ajenas y alejadas de quienes no vemos y no entendemos.

Hace unas décadas, el accionar terrorista de Sendero Luminoso era intenso en la sierra y selva central. En la ciudad se pensaba que era un conflicto lejano y ajeno. Un demencial atentado en la calle Tarata, en Miraflores, nos abrió los ojos y recién reaccionamos como colectividad y como país.

Hay cerca de 55 mil ciudadanos asháninkas. Este generoso pueblo ha resistido invasiones de incas, conquistadores, caucheros, madereros y, a finales de los años 80, de Sendero, que exterminó al 10% de esta población en su intento por someterla. Un genocidio total.

Las amenazas no cesan para nuestros hermanos asháninkas. El alto precio de la caoba, ishpingo, capirona, etc. en el mercado internacional ha traído consigo una nueva escalada de la tala ilegal y corrupción, la cual se da cuando hay intereses económicos tan grandes. A usted, “ciudadano de primera”, ¿le parece justo?

Han muerto cuatro mártires de la Amazonía. Que no sea en vano.

El combate a la tala ilegal debe ser frontal. El Estado debe garantizar la propiedad de sus tierras, derecho reconocido por leyes nacionales e internacionales como el D.L. 22171 y el artículo 169 de la OIT.

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