Alianza, y ahora en la Copa, ¿qué?
Finalizó el Apertura, lo ganó Alianza de modo inobjetable ya que sus rivales aún si no hubiesen perdido puntos en la apetitosa mesa de los reclamos, tampoco lo hubiesen superado. Hemos visto el torneo más luchado de nuestra historia en oficinas y escritorios, se encontraron clubes ‘pesos pesados’ en temas legales, y que suelen moverse bastante bien en asuntos de quejas a favor o en contra.
Ahora bien, si ustedes creen que el domingo solo hubo en disputa un titulito de Apertura o un simple pase a la final de fin de año, y se preguntan por qué hubo tanto lío, no tienen idea cabal de la situación: Lo importante del logro en términos tangibles y prácticos, más allá de romanticismos, estuvo en el pase directo a Copa Libertadores. Obvio, no para ganarla, acá ningún club piensa en eso, sino por los ingresos que representa esa clasificación, y que muchos desconocen en su real dimensión financiera. No estamos hablando de propinas u óbolos, precisamente. Lo que se gana allí desde hace algún tiempo da para llenar mucho más que una alcancía teletonera.
La Libertadores, en fase de grupos, otorga a sus participantes solo por pararse en la cancha (en muchos casos, sino en todos, esto es literal) $450 mil por partido de local, es decir en total, mínimo, un millón 350 mil dólares (en moneda nacional, más de 4 millones de soles). Más del doble de un presupuesto anual casero, y que cae del cielo, es un ‘extra’, algo no programado, por más que una vez consumada la eliminación se exclame compungido: “No podemos competir con otros presupuestos”. Esperemos q este 2018 pase algo distinto con los dos clubes peruanos que van a fase de grupos, Alianza ya es uno de ellos. Porque hasta ahora, todos los años es lo mismo, la Libertadores es una forma de hacer caja millonaria, y uno no sabe para qué, pues los que llegan a ella y obtienen sus beneficios tratan que no se noten las cantidades millonarias que ingresan, de hecho, pocos se dan cuenta en las redacciones y en la tribuna.
¿Ahora entienden la encarnizada lucha por puntos en mesa cada año? ¿Ese permanente buscar la mosca en la sopa del rival? No es la estrellita del campeonato nacional, no. Hay millones en juego que regala la Conmebol hasta al equipo más menesteroso y desdentado del continente. Y eso que no contamos las taquillas adicionales, porque la gente ‘compra’, va, se la cree del modo más enternecedor. Uno lee en las redes lo que esperan los hinchas en la previa de una Copa acerca de sus ídolos que ‘la rompen’ acá ante Alianza Atlético y el Aurich y de verdad da como para una asistencia terapéutica. Claro, termina la fase de grupos y hay un ‘cable a tierra’ que dura su par de meses. Esa etapa de realismo descarnado del hincha dura entre abril y mayo. En junio, ya todos de nuevo están aplaudiendo.
¿Pagan o cobran por ir?
Pero volvamos al tema, resumiendo: Si ganas en Copa 4 millones de soles solo haciendo acto de presencia en Libertadores, y al año siguiente usaras solo la mitad de ese monto para reforzar el presupuesto habitual –porque es obvio que vayas o no a la Copa, manejas aparte mínimo millón y medio, 2 millones de dólares (lo habitual)-, es evidente que algo decente vas a producir en vez de carcajadas en el concierto internacional. Y hay equipos que van dos, tres, cuatro años seguidos. Pero en vez de mejorar, futbolísticamente cada vez suman menos y con equipos técnicamente cada vez más pobres. Parece más bien, que les cobraran por asistir. Nunca un equipo que va a la Copa acá muestra al año siguiente una mejor caja, un equipo más atractivo. Al contrario, los dirigentes te dicen que “el presupuesto se ha reducido”. Pero esa contradicción revestida de misterio, nadie la absuelve.
¿Exagero? Ahí tienen al Wilstermann, un equipo ‘descalzo’ del fútbol sudamericano. Allí no hay excusas tipo: “somos pobres” o “no podemos competir” o “no somos una isla, todos por acá andan mal”. Lo más probable es que River lo cogerá de las solapas en cuartos de final, pero ya pasó dos fases, con una porción de lo ganado por ese mérito, les alcanzará para intentar más adelante fichajes que vayan más allá de un Chumacero o un Escobar, los ‘Messi y Cristiano’ de la liga altiplánica y que militan en otros clubes del lugar. Todo ello sin irse a la quiebra ni mucho menos. Y The Strongest, por su parte, ya sabe también lo que es ganarle al Sao Paulo en Brasil. Bolívar hace poco fue semifinalista. Y hablamos de clubes bolivianos. Pero acá los ‘hombres de fútbol’ de diversos clubes te cuentan el cuento: “Son casos aislados, excepciones que hacen la regla”.
Por eso en clubes peruanos, solo hay 2 metas: Objetivo uno “es llegar a un torneo internacional”. Y tras cobrar allí, el objetivo dos es de vuelta; “ser protagonistas en torneo local” para regresar a ese evento que les llena las arcas. Eres dirigente, pones a once jugadores en cancha, bola en juego, cierras los ojos, los goles en contra no importan, no compras periódicos al día siguiente y ya, sigue la rueda, cobras otra vez, luego lloras miserias y dices que esperas volver para tener tu revancha. Listo. Esperemos que Alianza, el primer representante nacional clasificado a Libertadores en fase de grupos, piense que tras el dinero que entra con ella, no debe haber excusas para presentarse con mínimo decoro. Alguien me preguntó ayer cuando conversábamos sobre esto:
- Y los clubes peruanos, ¿qué hacen cuando ganan más de 4 millones de soles en Copa? Porque gastar en refuerzos, no es.
- Pero qué pregunta tan ingenua –respondí-, los invierten todos en menores, seguramente…