Las dudas se instalan en Brasil. Ni ante Crocia ni ante México vimos a un 'scratch' firme. Ni en defensa, ni en ataque. Dos selecciones de mediano nivel supieron plantarle cara a la cinco veces campeona del mundo y casi generan más de un problema a Luiz Felipe Scolari. Las ayudas de Nishimura y un Neymar en otro nivel mantienen con vida a la selección brasileña. Aquí algunas claves de su cuestionado rendimiento.
Un ataque que depende mucho de 'Ney'. El crack del Barcelona está en otro nivel. Eso está claro. Si bien su primera temporada como culé dejó dudas, cuando se pone la camiseta verdeamerela es otro. Se transforma. Encara, pasa, anota. Pero llega un momento en que no puede hacer todo solo. Ante México, Brasil dependió mucho de su '10'. Poco juego asociado en ataque, por momentos sin ideas y abusa de los centros. Así por muchos momentos Brasil. Sí, hizo a Ochoa figura, pero no dejó la sensación de ser una maquinita. Es raro que en el scratch, donde históricamente abundan jugadores de otro calibre, se tengan tanta dependencia de un jugador. Pero así está hoy por hoy el equipo de Scolari.
Líneas despegadas. Si algo caracterizó al Brasil que jugó y campeonó con suma justicia la Copa Confederaciones 2013, es que era un cuadro compacto. El espacio entre defensas, medios y delanteros era el correcto. No era fácil atacar y entrarle a ese Brasil. Scolari encontró en Luiz Gustavo el perfecto para enlazar todo. Hoy no está funcionando. Pasar el medio de Brasil no es tarea complicada. El equipo se desordena, pierde marcas y sufre con los pelotazos a las espaldas. A este once se le puede hacer daño sobre todo por las bandas. Si no ha encajado más goles en el Mundial es gracias a su pareja de centrales, David Luiz y Thiago Silva (quizá la mejor del mundo), y Julio César.
Rendimientos muy bajos. Se sabía que algunos jugadores no llegaban en su mejor nivel, pero hay otros que están decepcionando. Dani Alves corresponde al primer caso. Ya desde principios de temporada se le notó distinto. Perdió seguridad en la marca, velocidad en ataque y precisión en los centros. Por eso en el Barza es un secreto a voces que ya no lo quieren. Tanto Croacia como México atacaron por su sector e hicieron daño. Otro que no ha dado la talla es Paulinho, uno de los baluartes en la Confederaciones. Esa intensidad y movilidad que lo caracterizaban se esfumaron. No es más el hombre clave en el mediocampo. Lo mismo pasa con Fred, incapaz de ser ese pívot que jale marca y abra espacios para sus compañeros.
Sin revulsivos. Uno mira la banca de Brasil y se pregunta ¿quién podría cambiar la historia de un partido cerrado? ¿Convocó mal Scolari? ¿O es que simplemente el Scratch hoy no vive, en cuestión de jugadores, una de sus mejores épocas? Puede ser un poco de los dos. Uno de los futbolistas que más sorprendió no esté en la lista de 23 es Lucas Moura, mediapunta del PSG capaz de regatear a cualquier defensor que se le encime. Es rápido, habilidoso y muy atrevido, pero no está. Y también es cierto que la última generación de cracks brasileños no es en su mayoría de corte ofensivo. Desde el 2010, con Dunga, Brasil ha ido adoptando una versión menos brillante, intentando lograr mayor balance en sus líneas. Con menos estrellas y más obreros.