Marco Quilca
“Siempre veo esa final y sigo emocionándome como la primera vez”. Han pasado 15 años desde que Cienciano, al pie del Misti, venció 1-0 a River Plate y tocó el cielo con las manos al levantar la Copa Sudamericana. El árbitro en contra, las expulsiones, la falta que recibió previo al gol, el derechazo de Carlos Lugo que se colocó en el palo izquierdo de Costanzo, el pitazo final, los abrazos interminables y las lágrimas de felicidad e incredulidad. Todos los recuerdos están intactos en la memoria de Juan Carlos Bazalar. Hace un ‘flashback’ de aquella histórica noche y no puede evitar lagrimear de emoción.
“En Argentina hicimos un gran partido. Empatarle a River en su casa no es fácil. En el duelo de vuelta, tuvimos al árbitro en contra que nos condicionó con las expulsiones. Pero cuando Carlitos [Lugo] la metió, yo sentí que éramos campeones”, cuenta Juanca a El Comercio.
Las hazañas de ese Cienciano (también le ganó la Recopa a Boca) son en la actualidad recuerdos añorados y lejanos. Desde esa etapa hermosa y aislada del fútbol peruano, ningún otro equipo ha podido acercarse a lo que hizo el ‘Papá’.
“Éramos un grupo muy unido, una mezcla de juventud y experiencia. Teníamos a Freddy Ternero en la zona técnica, que era como nuestro padre, un gran ser humano. Además, había una idea de juego bien plasmada. ¡Ah! También la altura, claro [risas]. Desde el inicio de la Copa nos la creímos, incluso le empatamos al Santos en Brasil”, añade.
Juan Carlos recuerda también que los días –incluso meses– posteriores a esa final fueron los mejores de su vida. Por las calles se escuchaba el “Upa, upa, upapá, el Cienciano es el papá”, y los saludos y gratitud de los hinchas no paraban. “Parecíamos estrellas de rock”, dice.
El ex volante no solo tiene para contar que ganó dos finales ante los mejores clubes de Argentina. Su vida está llena de grandes luchas y batallas ganadas. Hace cuatro años le detectaron cáncer al estómago y, como el volante aguerrido que era, ganó también ese partido. “Fueron momentos difíciles, pero siempre tuve el apoyo de mi familia y mis ex compañeros”, agradece.
El fútbol no ha sido ingrato con el ‘Profe’ Bazalar, pero sí todo lo que lo rodea. Hace poco fue el artífice de otro hecho histórico. A principios de año tomó las riendas de Molinos El Pirata y consiguió el ascenso a Primera soñado. Lamentablemente, como ocurrió con los dirigentes de Cienciano en su momento, no recibió el reconocimiento debido. Hoy está a la espera de una llamada para saber si dirigirá al equipo que él ayudó a subir. De todos modos, seguirá batallando por la vida como en un partido de fútbol.
Han pasado 15 años de esa hazaña y ningún club peruano ha podido emular lo que hizo Cienciano. Por algo se ganó el derecho de que lo llamen ‘Papá’ por siempre.