Los vestuarios son, en realidad, fortalezas. Espacios privados donde se construyen equipos -si son todos muy profesionales-, grupos -si hay buenos líderes- y, en el mejor de los casos, familias. Esto último tiene que ver con la voz llamada a educar, fuera de cuánto sabe de táctica o estrategia: no se trata de decirles a todos que son héroes, sino de enseñarles que cuando les toque debe haber heroísmo.
En el fútbol, y en el fútbol de la 'U', el heroísmo es una virtud que significa no rendirse. También se llama solidaridad. Por eso no se quiso ir Gregorio Pérez. No había problema si ya no lo querían, pero no era necesaria tanta falta de respeto con él.
Se va. Desde hace días era un rumor. Su llegada había sido un milagro, básicamente, porque no es sencillo convencer a un hombre con prestigio de dirigir a un club que desprestigia. Que desmotiva. Que vive al día. Que no tiene una cancha donde entrenar, pese a contar con la infraestructura más importante del país. Que se odia entre sí.
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Ahora que la administración actual de Universitario hizo público que el vínculo con Gregorio Pérez se terminó " de mutuo acuerdo", se pueden contar un par de infidencias. Con el permiso de quienes fueron testigos. Las rupturas se entienden: así son los divorcios. Queda lo muy malo o lo muy bueno. La primera, el respeto con que el entrenador se acercó a la 'U' en el verano, una 'U' caótica y endeudada: apenas enterado del interés, tomó un Buquebús desde Uruguay para entrevistarse con el gerente deportivo Jean Ferrari y luego de 3 horas de viaje, en 2 minutos llegó a un acuerdo. La segunda, su profunda intención de pertenecer. Apenas en Lima, instalado ya desde el 26 de diciembre del 2019, el técnico uruguayo pidió, con carácter de urgencia: “¿Podrían conseguirme la Enciclopedia de la 'U' del ingeniero Rafael Quirós -presidente histórico estudiantil-? La quiero leer”. Fue el 5 de diciembre, el día en que conoció el Monumental. ¿Por qué se puede arriesgar el bien ganado prestigio en el fango en que se hunde la 'U'? Solo por su historia. Universitario hoy no tiene nada más.
En breve, el 2024, la 'U' cumplirá 100 años. Si llega.
Queda enterrado el proyecto Gregorio Pérez, la idea de una 'U' campeón en diciembre de su mano, el enorme trabajo de encapsular lo deportivo y llevarlo adelante, que también es importante: Dos Santos o Hohberg tienen que hacer los goles, no pagar las cuentas. Los triunfos sirven para pensar en paz; las derrotas cargan más ceros a los 562 millones de deudas.
Eso sí, con el señor Gregorio Pérez o sin él, este Universitario de Deportes sigue siendo el club del eterno velorio. Se puede poner frac o usar un Mercedes, puede hasta salir guapo en los diarios, pero se sigue muriendo.
-Tengo una pena bárbara, dijo ayer, en una radio, como despedida.
Lo último que le faltaba a esta semana: ver cómo se van los grandes señores.
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