¿Cómo definir a Lionel Messi? O, para ser más justos, ¿existe alguna palabra que pueda atreverse a eso con real precisión? La Real Academia Española (RAE) no contempla en su registro un término de esa envergadura. Tampoco el diccionario Panhispánico de dudas. Lo que sí hay es un intento por establecer los límites de su dimensión, de englobar todo lo que el astro argentino genera con su existencia. Y quien más se acercó fue la editorial Santillana, que en 2013 agregó a su diccionario el término ‘Inmessionante’: una especie de “adjetivo utilizado para calificar a Messi, a su manera perfecta de jugar fútbol y a su capacidad ilimitada de autosuperación”. Esto es lo más cercano a una definición.

MIRA: “Messi va a jugar, no es exhibición, viene a competir y su llegada abre las puertas a artistas de talla mundial como Taylor Swift”

Y este Diario, con argumentos in situ, confirma todo lo dicho por Santillana. Estuvimos más de una vez frente a los ojos de ‘D10S’ y cada momento retrata una historia que es digna contar. Desde el casi fugaz encuentro con Messi en el aeropuerto El Prat, una noche lluviosa de Barcelona en 2013, poco antes de pisar suelo peruano para jugar el Duelo de Gigantes; hasta la visita unos meses previos a la Copa América 2016, donde renunció a jugar por Argentina tras perder la final y luego el ‘Patón’ Bauza tuvo que convencerlo de volver. Cada relato es único.

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Jasson Curi Chang
Messi y Neymar, en el partido amistoso Duelo de Gigantes disputado en julio del 2013 en el Estadio Nacional. (Foto: ALESSANDRO CURRARINO/EL COMERCIO)
Messi y Neymar, en el partido amistoso Duelo de Gigantes disputado en julio del 2013 en el Estadio Nacional. (Foto: ALESSANDRO CURRARINO/EL COMERCIO)
/ ALESSANDRO CURRARINO

Un encuentro en Barcelona

La fecha del calendario era mayo del 2013. Barcelona había ganado LaLiga, Universitario iba a paso de campeón y Pedro Canelo, periodista de DT en ese entonces, tuvo su primer encuentro con Messi y lo narra como una de sus más grandes experiencias. Era de noche, pero la misión fue clara: tener unos minutos con el mejor de todos. Además de los hombres de prensa que abarrotaron el aeropuerto de El Prat buscando una frase de ‘D10S’, había que gambetear también la seguridad de Leo como él lo hacía con los defensores rivales. No fue fácil, porque cada obstáculo era un desafío enorme.

Pero hubo un recurso que ni el propio Messi pudo ignorar a su paso: la foto de su pasado. Impreso en la portada de El Comercio estaba la imagen del argentino con la camiseta de Newell’s Old Boys, abrazando a los niños de la Academia Cantolao, el club organizador de la Copa de la Amistad 1996. Leo tenía 8 años, era su primera visita al Perú y también acababa de ganar su primer título internacional. Verse a sí mismo le trajo recuerdos, lo llenó de nostalgia y las palabras fluyeron.

“Estaba muy chiquito cuando pasó todo esto. No sabía que aún existían fotos de este momento, están muy buenas. No tengo muchos detalles, solo que metíamos muchos goles y al equipo le llamaban la ‘Máquina’. Recuerdo un poco que tomamos el avión y fuimos a Lima”, nos cuenta Messi, que intentaba recordar a la familia Méndez, en el Callao, encargada de hospedar al pequeño Leo durante la estadía en nuestro país. No estaba acostumbrado a dar entrevistas, pero ya nos había concedido cerca de 10 minutos. Era tan perfecto que hasta el tiempo de entrevista coincidió con el número eterno que lleva en su dorsal.

El momento del encuentro con Messi en el aeropuerto de Barcelona.
El momento del encuentro con Messi en el aeropuerto de Barcelona.

El partido del millón y los 20 mil dólares

Un mes después de esa charla, Messi aterrizó en Lima para jugar el Duelo de Gigantes, un evento que congregó a una constelación de futbolistas en el Estadio Nacional. Era como estar en el cielo, viendo en acción a estrellas como Neymar, Dani Alves, Diego Lugano, Diego Godín, Javier Mascherano, Alexis Sánchez, Marco Materazzi, el ‘Loco’ Vargas y otros más. Era la noche del 2 de julio del 2013 y el frío limeño ni asomó por las tribunas. El calor del hincha peruano fue suficiente para calentar un ambiente de fiesta, de espectáculo y de goce. Era una obra artística con el balón rodando, una expresión romántica que rozó la perfección.

Cuenta Salomón Villafuerte, el empresario que organizó el evento, que ese encuentro será recordado como “el amistoso del millón de dólares”, porque fue la cantidad que el entorno de Messi pidió para traerlo. Tener en ese momento a un astro en su apogeo, con balones de oro en sus vitrinas y rompiendo todos los récords mundiales no era cosa de todos los días. El problema fue el cómo lo publicitaron. Como no se vendían muchas entradas, era urgente encontrar una rivalidad; o, dicho de otra manera, a quien estaba destinado a ser un genio como él: Neymar. El brasileño recién había sido fichado por el Barcelona y, para convencerlo, tuvieron que ofrecer una cantidad similar a Leo. Se podría decir que en el Estadio Nacional nació esa amistad futbolística que nos deleitó en el cuadro azulgrana.

La porta de la revista de DT a propósito de la llegada de Messi para Duelo de Gigantes. (Foto: Archivo El Comercio).
La porta de la revista de DT a propósito de la llegada de Messi para Duelo de Gigantes. (Foto: Archivo El Comercio).

El Comercio, por supuesto, estuvo allí antes, durante y después. A un lado de la cancha, con nuestros mejores gráficos para tomar las mejor foto; y también en la tribuna, anotando los detalles para una crónica que salió publicada al día siguiente en print. Y en digital, la cobertura fue minuto a minuto. Pero también estuvimos con Messi en la cancha: Francisco Miró Quesada Rada, director de este Diario por ese entonces, le entregó a Leo una donación de 20 mil dólares para la Fundación Messi, que lucha por la salud y calidad de vida de los niños de todo el mundo. “Lo recaudado es para los niños de Unicef, lo que demuestra que en Messi hay un sentido de solidaridad. De contribuir a la lucha contra la pobreza en el mundo”, destacó Francisco.

También jugamos nuestro partido, con la emoción de ver de cerca al mejor del mundo y con la responsabilidad de estar a la altura de reto. Estar cerca de ‘D10S’ no era para cualquiera.

Esta es la crónica del partido entre Los Amigos de Messi y Resto del Mundo. El resultado fue un 8-5 a favor del equipo del argentino. (Foto: Archivo El Comercio).
Esta es la crónica del partido entre Los Amigos de Messi y Resto del Mundo. El resultado fue un 8-5 a favor del equipo del argentino. (Foto: Archivo El Comercio).

La visita antes de la catástrofe

Tres años después, otra vez estuvimos cerca de Messi. En abril del 2016, cuando todavía estaba en Barcelona, coincidimos en un set de televisión. Leo había acudido para dar una entrevista y en las afueras del lugar eran más los guardaespaldas que los periodistas que lo esperaban. Pedro Canelo era el rostro de El Comercio y cuenta detalles de ese encuentro: “Miraba con una dosis de ansiedad la Copa América en Estados Unidos. [...] Sobre una mesa de madera comenzó a autografiar camisetas y balones que no eran de oro”, narra. Messi tenía la cabeza puesta en darle a Argentina un título. Ya había sufrido un revés en Santiago, cuando Chile ganó esa final del 2015 por penales.

Messi nunca puso en duda su participación en la Copa América Centenario. Algunas selecciones enviaron un equipo B, pero Leo lo tomó en serio. “Ya está conversado con el Barza, ahí estaré”, nos dijo brevemente. Estaba convencido de que ese era su momento. Pero dos meses más tarde, Argentina perdió otra vez contra Chile y él renunció a la ‘Albiceleste’. La imagen suya fue un rostro humedecido por las lágrimas. Frustrado por la impotencia de estar tan cerca y no poder. Pero eso ya es cosa del pasado.

Hoy, ese Messi es campeón del mundo, ganador de ocho balones de oro y bicampeón de América. Así, con esa carta de presentación, aunque sus piernas ya no driblean como antes ni tienen esa explosividad en espacios cortos, su talento permanece intacto para ofrecer un show este miércoles 29 ante la ‘U’. Ya no estará rodeado de grandes figuras como en Duelo de Gigantes, pero sí con quienes admiran su legado por lo que le ofreció al fútbol. Y, como manda el libreto, ahí estaremos para contar la historia.