La imagen se ha repetido durante toda esta última parte de la Liga 1 Betsson: Universitario siendo arrollador ante sus rivales. Esta vez el que lo sufrió fue un irreconocible Alianza Lima. Los cremas vencieron 2-0 a los íntimos en Matute y no solo vuelven a ganar la Liga 1 Betsson, sino que nuevamente celebran en casa del compadre, como en 1999.
Los cremas fueron muy superiores en los 180 minutos, pese al empate 1-1 en el partido de ida jugado en el estadio Monumental. Y en Matute, como visitantes, se sintieron como en casa, como si estuvieran en un entrenamiento con el equipo de reserva. Porque Alianza se mostró como eso, como un equipo amateur que nunca jugó finales pese a ser bicampeón ganando justamente dos definiciones.
Una desatención en defensa permitió que Edison Flores anotara el primero a los 2 minutos de juego. Por ahí algún hincha se estaba acomodando en su sitio en la tribuna y los merengues ya estaban celebrando en el terreno de juego. El increíble 3-5-2 que planteó el técnico aliancista Mauricio Larriera desconcertó a propios y extraños. Arriesgar en una final es insólito y el uruguayo lo hizo. Del otro lado, Fossati continuó con su equipo base y salió victorioso. Sus siete décadas encima pesaron claramente.
La ‘U’ se consagró ante su clásico rival a puertas de cumplir sus cien años. El 2024 lo iniciarán como campeones del fútbol peruano con la ilusión de salir bicampeones. Pero mientras tanto celebran y aplauden a cada uno de sus jugadores que jugaron la final como se debía. Aquí el UnoxUno.
Una defensa sin apuros
Poco se hablará de José Carvallo. El portero apareció solo cuando tuvo que cortar un centro llovido. Después no tuvo trabajo, no realizó alguna atajada salvadora. Eso no solo habla del pésimo partido de los atacantes blanquiazules, sino también de la gran noche de su defensa.
El tridente compuesto por Aldo Corzo, Williams Riveros y Matías Di Benedetto no tuvieron ninguna grieta. Todos los balonazos de los íntimos -¡vaya que fueron muchos!- los supieron resolver con tranquilidad. De todos ellos, Corzo fue el mejor. Tomó la marca de Hernán Barcos en cada centro y no tuvo problemas con el delantero de casi 40 años que mostró que la edad le pesó.
Andy Polo y Nelson Cabanillas ni siquiera tuvieron que esforzarse en acompañar a los centrales. Alianza nunca supo atacar ni ganar la banda. Ni siquiera cuando entró Bryan Reyna y Franco Zanelatto. Es más, Polo inició la jugada en el primer gol. Cabanillas superó ampliamente a un Gino Peruzzi que estaba en cualquier partido menos en una final.
Quispe es el crack de la ‘U’
Piero Quispe es un crack en el fútbol peruano. No es una promesa. No es ‘Pierito’ como lo llamó el técnico de la selección Juan Reynoso. No lo es. En Matute demostró que es Piero y es crack: la pisó como quiso, dominó el juego y no se amilanó pese a las incontables patadas que recibió. Se forjó en las canchas de Los Olivos jugando la Copa Perú, el torneo llamado “fútbol macho”. Matute le quedó chico, como el patio de su casa.
Rodrigo Ureña es el fiel representante de la garra crema. Dos jugadas reflejan su temperamento: sacó de chilena dos pelotas aéreas. Pero no solo pelea y gana las divididas, a diferencia de un sometido Ballón, sino que también tuvo tiempo para pensar y ser el primer pase de su equipo.
Martín Pérez Guedes fue el más bajo de ese mediocampo. No jugó un buen partido, sin embargo corrió como si no hubiera un mañana. Y ahí radica también una de las razones por las que la ‘U’ arrolló a Alianza: todos jugaron como si fuera la final de sus vidas, no como un clásico más.
Flores es un tocado
Dos minutos de juego y Andy Polo, con el dorsal 19 en la espalda, gana la raya del fondo para centrar y que Edison Flores, con la #24, cabecee. Entre ambos formaron el 1924, año de fundación de la ‘U’. Si esas no son señales…
El ‘Oreja’ aparentemente jugó tocado. No soportó los 90 minutos y tuvo que se cambiado. Sin embargo, cuando estuvo en el terreno de juego le tiró toda su jerarquía a la defensa aliancista. Por su parte, Alex Valera se dedicó a chocar, pelear cada balón, aunque cuando tuvo chance de anotar la desperdició. Demostró ser un gran delantero, pero no un goleador.