Daniel San Román

Tiene la actitud y los seguidores, pero le falta un gran resultado. Franco Colapinto podrá ser confiado en sus declaraciones, tener un parecido físico con Ayrton Senna y llenar el paddock de periodistas hispanohablantes, pero en la Fórmula 1, sin resultados, no hay supervivencia. Si la categoría fuera un concurso de carisma, Daniel Ricciardo tendría más títulos que Michael Schumacher. Aquí, los “likes” y los seguidores suman, pero no definen. En la Fórmula 1, es una categoría de resultados, donde lo mediático puede influir, pero nunca es el factor decisivo.

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Desde Sudamérica, es natural anhelar un representante en la categoría reina, especialmente después de la ausencia que dejó Felipe Massa al retirarse en 2017. En este contexto, Colapinto emerge como una figura prometedora. Su mejor logro hasta el momento es ser el piloto más joven en finalizar sus tres primeras carreras dentro de los 12 primeros puestos, un récord que superó al histórico Bruce McLaren por 7 meses de diferencia. Pero su talento no solo se refleja en los números. Su adelantamiento a Fernando Alonso en el Gran Premio de Estados Unidos, elegido como el mejor del mes de octubre, marcó un hito para un piloto novato, resaltando su audacia y precisión en pista.

Sin embargo, en la Fórmula 1, los logros del pasado no garantizan el futuro. Con solo un asiento restante para 2025 tras el anuncio de Gabriel Bortoleto en Audi/Sauber, Colapinto enfrenta una lucha directa con Liam Lawson por el puesto en Racing Bulls, el equipo satélite de Red Bull. Este contexto convierte las tres fechas restantes de la temporada 2024 en una oportunidad crítica para definir su destino.

La competencia no será fácil. Lawson, con un año más de experiencia y un currículum más amplio, se posiciona como el principal rival. Ha sumado 6 puntos en ocho Grandes Premios, frente a los 5 puntos en seis carreras de Colapinto. Además, cuenta con títulos destacados, como el campeonato de la Toyota Racing Series y el subcampeonato en el Deutsche Tourenwagen Masters, entre otros. A pesar de esto, el impacto mediático y el carisma del argentino podrían ofrecerle una ventaja intangible en esta batalla.

El desempeño de Colapinto bajo presión será clave. Su reciente despiste en Brasil, bajo lluvia y sin factores externos que lo condicionaran, plantea dudas sobre su capacidad para manejar momentos críticos. En un deporte donde cada detalle cuenta, este tipo de errores afectan tanto la puntuación como la percepción de los equipos. Para cambiar esa narrativa, Colapinto deberá enfocarse en tres objetivos claros: superar a Lawson en pista, ejecutar maniobras que destaquen su talento y mantener su relevancia mediática dentro del paddock.

El deporte más competitivo del mundo no espera a nadie. Colapinto tiene por delante una oportunidad única para demostrar que, además del talento, tiene el carácter necesario para triunfar en la Fórmula 1. En las próximas semanas, el argentino deberá convertir cada vuelta en una declaración de intenciones, no solo para superar a Lawson, sino para convencer a Racing Bulls y al mundo de que merece quedarse en la categoría reina. Como en toda buena carrera, los últimos giros no solo definen el destino, sino también la historia. En este caso de un continente.