Así como ocurre en Navidad, correr en Año Nueve es un objetivo difícil de cumplir. La comida, la compañía y la celebración en esta fecha distrae a los corredores de sus objetivos. Sin embargo, existen estrategias para vencer el tedio y la flojera que obligan al runner a suspender su rutina de ejercicios en estas fechas:
►Reducir la intensidad del entrenamiento.
►Variar los horarios.
►Mantener una dieta balanceada.
►Trazarse objetivos realistas.
Pero cuando se trata de Año Nuevo, en algunos países, los runners sí tienen la costumbre de correr, ya que es parte de una tradición: su nombre es San Silvestre.
En el nombre del papa
La carrera de San Silvestre es una tradición que empezó en 1925, en Sao Paulo, Brasil. En este entonces la competición empezaba el 31 de diciembre, antes de las 12, y terminaba el 1 de enero.
Con los años se ha ido modificando en sus distancias y características, así como también ha alcanzado el carácter internacional. Desde hace 16 años la distancia estipulada es de 15 km. Su nombre se lo debe al papa San Silvestre, el cual, por cierto, no tuvo relación conocida con el deporte o el atletismo.
España es el en donde la carrera de San Silvestre es muy popular. Allí se celebra desde 1961 y su distancia es de 10 kilómetros. La San Silvestre española más conocida es la de Vallecas, y se lleva a cabo en Madrid. También es la más numerosa del mundo, pues congrega a miles de corredores.
Para todo el mundo
Otras carreras resaltantes que se realizan el último día del año son: la Möllner Silvesterlauf en Hamburgo, Alemania; la corrida pedestre des Berges en Francia, específicamente en Auch; y la Maratona di San Silvestro en Bologna (una especie de San Silvestre italiana), en Italia.