Las Fiestas Patrias de Gianluca Lapadula comenzaron en setiembre del año pasado. Su manager, Gianluca Albertazzi, alzó el teléfono y usó el prefijo “O51”. El destino de la llamada era Lima, más específicamente las oficinas del comando técnico de la selección peruana en la Videna de San Luis. Ricardo Gareca atendió y aceptó que se reinicien los contactos con el ex atacante del Benevento (recientemente descendido en el Calcio italiano). Lapadula tenía total disposición de vestirse con la blanquirroja, pero quería orientación para acelerar sus trámites. Lo que vino después fue un papeleo apurado para que el delantero turinés tenga el DNI peruano. “Mi madre salió del Perú muy joven, pero el Perú jamás salió de ella”, escribió Lapadula a manera de saludo por el 28 de julio. Lo mismo ha pasado con él. A diez mil kilómetros de distancia, millones de peruanos siguen tratando a Lapadula como un novedoso símbolo patrio.
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“Así retomamos el contacto”, nos confirma ‘Lapagol’ en esta conversación exclusiva. Es la primera vez que lo cuenta y, desde su entorno, nos confirman que está haciendo una excepción con nosotros. Vivimos la semana del Bicentenario y Lapadula aceptó responder algunas preguntas luego de explicarle que la entrevista iba a salir en el diario más longevo del país. Para Lapadula esta es una buena oportunidad para que cuente detalles de esta feliz sobredosis de peruanidad en menos de ocho meses.
Un mes después de la llamada de su manager a Lima, en medio de conversaciones con Gareca guardadas con extrema confidencialidad, Gianluca decidió tatuarse en el brazo una ilustración que hace alusión a la festividad del Señor de la Soledad de Paramonga. Sí, cuando las redes sociales explotaron cuestionando la imagen grabada en la extremidad del atacante del Benevento, Lapadula ya sabía que estaba a solo un paso de ser convocado a la selección peruana.
“La decisión del tatuaje no fue de un día para otro, busqué mucho entre mis recuerdos y encontré videos sobre la cultura del Perú. Y como ya lo he declarado en otras oportunidades hace referencia a los bailes de la fiesta patronal de Paramonga”, explica Lapadula en su esforzado castellano, que piensa perfeccionar en los próximos meses con clases particulares. En muy poco tiempo, Lapadula fumigó cualquier cuestionamiento malintencionado sobre su identidad nacional y sobre la relación que podía construir con sus compañeros. El tatuaje solo fue un guiño al país.
—La música de tu corazón—
Los abrazos de Lapadula con sus compañeros de la selección no son casualidad. Esa intensidad afectiva, tan del norte de Italia, ha sido bien recibida en el camerino bicolor. Gianluca se ganó al plantel con su peculiar manera de querer y por sus estadísticas (ya suma tres goles y tres asistencias). En menos de nueve meses, ‘Lapagol’ comienza a competir en promedios con el mismo Claudio Pizarro o Jefferson Farfán.
El detalle de verlo cantando el himno también tiene una historia y Lapadula nos lo cuenta; “Ya había escuchado el himno muchas veces. No fue complicado memorizarlo. Desde pequeño siempre he vivido de manera indirecta las orígenes de mi madre, a través de sus relatos, la música y los deliciosos platos que a menudo mi madre y mis tías preparaban”.
Desde adolescente, gracias a la influencia de un familiar por el lado paterno, Lapadula aprendió a tocar piano. Incluso en un video del club AC Milan luce todo su buen oído interpretando una composición de Chopin. Precisamente, esa faceta musical lo fue acercando a uno de sus aliados futbolísticos en esta selección peruana versión 2021: Christian Cueva, un amante de la música que no dudó en acercarsa a Gianluca, cuando este encontró su instrumento musical favorito dentro del comedor de un hotel en Quito.
“La complicidad nace de manera espontánea”, nos comenta el ‘Bambino’ cuando le preguntamos por la escena con Christian Cueva. Luego de ese video viral, Gianluca tomó una decisión: comenzar a practicar música peruana. Ese video aparecerá en las redes sociales en cualquier momento. Quizá una cumbia emblemática como “El Cervecero” o quizá un vals como el “Contigo Perú”.
Esta historia de amor por un país recién comienza. Lapadula quiere conocer al Perú más allá de Lima. “Me gustaría conocer primero los lugares más renombrados mundialmente como Cusco, Arequipa, Nazca. Espero pronto viajar junto a mi familia a todos estos lugares maravillosos”. El ex jugador del Milan tampoco descarta jugar por algún club peruano en el próximo tiempo. “Nunca digas nunca”, agrega.
Sus primeros años viviendo en Turín también fueron claves para su actual convivencia con el plantel de la selección peruana. “Es un equipo que tiene mucho chocolate”, respondió hace poco más de un mes a las cámaras de FPF Play. “Chocolate” (en referencia al estilo de juego peruano con picardía y toque) es una de las palabras recurrentes en el vocabulario español de Lapadula. Y esto tampoco es coincidencia. En su ciudad natal, la cuna de la Juventus de Italia y el Torino (que podría ser su próximo destino), una de las actividades económicas más importantes es la producción del cacao. En México es posible encontrar la marca de chocolates “Turín”.
La primera vez de Lapadula con una camiseta de Perú no fue en noviembre del año pasado (debut ante Chile por las Eliminatorias). Una foto suya de niño también circuló muy rápido por las redes. Allí aparece con su hermano Davide, que hoy también es futbolista. “En esa foto tenía 10 años, mi madre fue a Perú con mi hermana, y antes de que viajen le pedí la camiseta de la selección peruana, ella a su regreso nos trajo a mí y a mi hermano Davide el uniforme completo”, se despide ‘Lapagol’.
Esa camiseta era parte del uniforme de la selección peruana, dirigida por Pacho Maturana, que buscaba clasificar al Mundial Corea-Japón 2002. Con esa bicolor del 2000, Roberto Palacios pudo ser retratado con su inmortal “Te amo, Perú”. Lapadula todavía no se ha despojado de la camiseta en un festejo, pero nadie duda que el romance fue a primera vista. Él también está enamorado del Perú.
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