Ricardo Gareca ha decidido no recibir una sola llamada más desde la Federación Peruana de Fútbol. Está molesto. La propuesta de Agustín Lozano, según lo comentado por el ‘Tigre’ a su entorno más cercano, no tuvo relación con sus siete años de trabajo en la blanquirroja. Por eso se va. Por eso se nos va.
Cualquier análisis de esta fallida tratativa de la FPF con el entrenador argentino debe empezar con esta premisa: Ricardo Gareca quería quedarse en el Perú. Su reunión en Buenos Aires era solo una formalidad para sellar el lazo. Sin embargo, Lozano sorprendió -de la peor manera posible- con una comitiva formada por dirigentes de clubes en quiebra y que pelean la baja. La supuesta oferta -con 40 por ciento de reducción de sueldo- era una ¿sutil? invitación al retiro. No fue una negociación, fue un terrible desplante.
Todo comenzó en medio de una neblina de extrañas decisiones. Solo Agustín Lozano podrá explicar por qué no incluyó a Juan Carlos Oblitas en la comitiva para viajar a Buenos Aires (si el objetivo era convencer al ‘Tigre’, el interlocutor idóneo era el ‘Ciego’ por su cercanía a Gareca Nardi). En su lugar, Lozano -ausente en las reuniones en Argentina- convocó a José Carlos Isla, dirigente de un Juan Aurich en crisis y ex abogado de Edwin Oviedo (esta historia judicial ya sabemos cómo terminó). Además, otro integrante del “comité de negociación” fue Arturo Ríos, presidente de Atlético Grau, un directivo que ni siquiera ha podido gestionar de manera óptima los derechos de TV de su equipo. Completaba el grupo el secretario general, Jean Marcel Robilliard , quien solo tiene cinco meses en el cargo.
-Sin margen de conversación-
El hombre que históricamente protege los intereses de Gareca, su abogado-manager Mario Cupelli, entendió muy rápido que la negociación iba a tener una muerte súbita. La primera sorpresa para Cupelli fue la ausencia de Lozano, debido a que hace cuatro años, en la charla para la primera renovación, quien nunca faltó en cada reunión fue el expresidente FPF, Edwin Oviedo (fue su última gestión antes de ser detenido por el caso de los Wachiturros de Tumán).
Aquí tenemos otro detalle que debe explicar Lozano. ¿Por qué en Lima se autodenominó como el único emisario de la FPF para hablar con Gareca y en Buenos Aires se esfumó? Cuando el presidente de la federación entendió que su plan lo iba a convertir en una tendencia negativa de redes sociales, quiso salvar la situación. Allí recién sacó la calculadora para una contraoferta y pidió la intervención de Oblitas. Ya era demasiado tarde.
Ya no habrá más conversaciones porque Gareca se ha sentido ninguneado y, además, ya se filtraron todos los detalles económicos y sus otros requerimientos deportivos. Así, con tanta exposición, imposible. Así Lozano llame al mejor amigo Ruggeri, es un tema totalmente cerrado y sin vuelta atrás. El ‘Tigre’ se despedirá el martes en un hotel céntrico por respeto al hincha peruano. A la Videna no vuelve más. De la manera más triste, en la hora más inesperada, confirmó que el enemigo estaba en casa.