José Antonio Bragayrac

Si hubo uno que no pudo dormir con facilidad la madrugada del sábado, ese fue Alexander Callens. Mejor dicho, hubo dos, porque Alexander Martins, el asistente de Jorge Fossati tampoco encontró reposo en la almohada apenas le apagaron la luz. Al primero lo revolcó la frustración de no poder redondear una noche que pudo ser perfecta con la selección peruana: gol, partidazo y victoria. Y al otro lo carcomió la idea de que la ráfaga de cambios pudo esperar a que pase el tiro de esquina que, finalmente, nos terminó por dejar en la quiebra emocionalmente, nuevamente.