La presidenta Dina Boluarte pasaría a ganar más de S/ 35,000. Foto: Presidencia
La presidenta Dina Boluarte pasaría a ganar más de S/ 35,000. Foto: Presidencia
/ Ricardo Cuba

Es como si viviera desconectada, en un país sin WiFi, sin señales de protesta ni cifras de inseguridad. En ese mundo paralelo habita , rodeada de ministros tipo Morgan Quero que la aplauden sin chistar y la protegen de la realidad. En ese universo propio, la violencia en las calles no se ve, la desaprobación no se siente y las contradicciones no importan.

Desde esa burbuja, parece razonable que el Ministerio de Economía y Finanzas recomiende duplicarle el sueldo a la presidenta —de S/ 16,000 a S/ 35,568 mensuales— mientras más de 4 millones de peruanos sobreviven con un salario mínimo de S/ 1,025 o menos. Solo en ese mundo de prioridades invertidas tiene sentido insistir en viajar al Vaticano en plena crisis política, o anteponer cirugías estéticas a la gestión de los asuntos urgentes del país.

Es cierto que el sueldo presidencial no se actualiza desde 2006, y que el Perú ocupa los últimos lugares en remuneraciones presidenciales en Sudamérica. Pero esos datos ya eran conocidos. Como se pregunta en una reciente edición de El Comercio: ¿por qué hacerlo justo ahora, cuando el país atraviesa uno de los picos más altos de desaprobación política y violencia criminal? O, si la medida fuera inevitable, ¿por qué no proponer que entre en vigor para el siguiente presidente, evitando así que parezca un beneficio personal?

La ironía es brutal: la misma presidenta que alguna vez afirmó que con “diez solcitos” se podía comer sopa, segundo y postre, ahora parece incapaz de vivir con un sueldo dieciséis veces mayor al mínimo. ¿Cómo confiar en quien no ve —o no quiere ver— el país que dice gobernar?

La conclusión es incómoda, pero inevitable: la peor enemiga de Dina Boluarte no son sus críticos, ni la oposición, ni la prensa. Es ella misma. Y mientras lo niega, el país se desangra.

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