La trágica escalada de violencia que sacude al Perú desde diciembre pasado, y que ha cobrado la vida de casi 50 personas –al cierre de esta edición– tendrá un impacto que se extenderá, como mínimo, hasta julio de este año en distintos ámbitos, entre ellos el económico y, más concretamente, en lo que respecta a la indispensable infraestructura aerocomercial y la conectividad aérea a nivel nacional.
MIRA: Transporte interprovincial pierde hasta S/30 millones diarios
En esos dos rubros, esenciales para mantener al país comunicado, los cálculos más someros proyectan pérdidas iniciales –es decir, de corto plazo– por hasta US$8 millones, sólo en la reparación de los daños a la infraestructura causados en los aeropuertos de Arequipa, Cusco, Juliaca, Ayacucho y Andahuaylas, de acuerdo a Jessica Luna, gerenta general de Comex Perú.
“Básicamente, hablamos de lo que está costando la reposición de los equipos de aeronavegación que Corpac usa en esos terminales aéreos, y que fueron violentados durante las revueltas”, precisa la ejecutiva a Día1. Esa es, digamos, la línea base de las pérdidas.
En ese primer nivel de impacto, han sido afectados, desde diciembre, casi 600 vuelos comerciales que se conectan con el llamado ‘circuito sur’ de nuestro país, lo que involucra a alrededor de 150 mil pasajeros, según los cálculos de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés).
“Estamos hablando de dos olas de impacto en la industria aerocomercial. La primera, que se dio en diciembre, y que afectó a más de 300 vuelos y más de 110 mil pasajeros; y la segunda ola, en la que estamos inmersos ahora, y que está costando ya más de 260 vuelos e involucrando a más de 25 mil pasajeros”, explica a nuestro suplemento Martín La Rosa, country manager de IATA para el Perú y Bolivia.
Como los conflictos no están resueltos, ni siquiera en las regiones donde las operaciones aéreas ya se han ‘normalizado’, como en Arequipa y Ayacucho, estos cálculos pueden quedarse cortos, apunta La Rosa. “Por eso hablamos de una fase inicial de afectación”, indica, “porque es una fatalidad que aún está en desarrollo”.
Efectivamente, la ‘foto panorámica’ al cierre de este informe, nos indica que están trabajando sin mayor novedad los terminales aéreos de Cusco, Arequipa y Ayacucho, resguardados por las Fuerzas Armadas y policiales, y que se mantiene cerrado el de Juliaca.
PUEDE LEER: Protestas en Puno: la agenda de actividades que sigue programada por la Virgen de la Candelaria
JULIACA SIN UNA APERTURA CERCANA
Nuevamente, tomando en cuenta que las circunstancias cambian rápidamente, la situación del aeropuerto de Juliaca es la más grave, con base a lo que nos describe Raúl Díaz, gerente general del concesionario Aeropuertos Andinos del Perú (AAP).
“No vemos que podamos abrir en Juliaca antes de fin de mes. Se ha afectado mucho la infraestructura del terminal aéreo, y ahora mismo hay manifestantes alrededor, por lo que no podemos hacer un conteo detallado de los daños. Si arregláramos alguna cosa, podría ser que se la vuelvan a tumbar”, refiere la cabeza de AAP a Día1.
El ejecutivo añade que se ha dañado más del 30% del cerco perimétrico del aeropuerto, es decir, más de 1.000 metros lineales de cerco, y entre 20 y 25 muros de ladrillos.
Además, hay inoperativas luces de apoyo en la pista de aterrizajes y de despegues, daños en la propia pista, y equipos de aeronavegación de Corpac que no están funcionando al 100% en Juliaca, detalla Díaz.
“Arreglar todo nos tardaría 30 días a partir de que se mitigue el riesgo de las manifestaciones”, comenta; y ese riesgo, por ahora, sigue latente.
INCERTIDUMBRE INOPORTUNA
Justamente, la incertidumbre es hoy una pesada traba que impide que los actores del sector aerocomercial puedan reparar los daños y reactivar sus operaciones.
“El problema es que todos los días cambia la situación. Tenemos escasa predictibilidad en la zona sur. Como referencia, dadas las circunstancias [de violencia] los porcentajes de ‘no show’ –cuando un pasajero no se presenta para abordar su vuelo– se han duplicado sólo en diciembre”, nos cuenta José Raúl Vargas, gerente general de Sky Perú.
Pero, como hemos dicho, la onda expansiva de este ‘sismo’ podría extenderse varios meses más.
“Los golpes, digamos, más estructurales para nuestra industria, son las cancelaciones masivas de reservas de viajes, que se dan a partir de las noticias sobre las revueltas, tanto a nivel nacional como internacional, y que involucran a todo el primer semestre de este año”, señala Vargas.
Por ejemplo, describe el líder de Sky, “la Candelaria –una fecha clave para Puno– podría cancelarse, e incluso se está hablando de que ocurriría lo mismo con el Inti Raymi, que se da en junio en el Cusco”.
Tal es la forma como responde el turismo receptivo (internacional) ante una escalada de violencia no sólo en el Perú, sino en cualquier destino. La cuestión es que este segmento ya venía mal el año pasado, con sólo un 45% de recuperación respecto de la prepandemia, por lo que una situación como la actual es doblemente grave.
“Estamos dando una pésima señal a los principales mercados emisores de turistas al Perú, como España y Estados Unidos. El turismo receptivo está en agonía”, resume Luna, de Comex.
PLANES DE EMERGENCIA
Luna apunta, sin embargo, que aunque las perspectivas no son alentadores, hay una serie de acciones que se deben llevar adelante para “no perder el año” en el sector.
Lo primero, indica, es destrabar las urgentes obras de refacción y mejoras pendientes en un grupo vital de aeropuertos regionales.
“Si estamos pensando en mirar al norte, valiéndonos del turismo interno, es necesaria una reparación integral de la pista en el aeropuerto de Piura, y ampliaciones de aforo en Talara y Tumbes”, refiere la ejecutiva.
También es urgente una reparación de pista en el terminal aéreo de Jauja, y mejorar los sistemas de luces en Jaén y Cajamarca, indica, y lo mismo en Ayacucho.
De igual forma, hace falta reconstruir los muros dañados en la fortaleza de Kuélap, anota. “En algunos casos, estas son obras que están esperando la aprobación del MTC u Ositran desde hace siete años”, nos cuenta.
En cuanto al Cusco, además de mejorar el sistema de servicios en el aeropuerto Velasco Astete, Luna indica que se tiene que asegurar la operatividad de los trenes hacia Machu Picchu, incluyendo las ferrovías, que a veces también son bloqueadas.
En esa línea, apunta, serviría que se amplíe la venta de ‘tickets’ para visitar la ciudadela inca más allá de junio, por parte del Boleto Turístico, pues los visitantes de larga distancia compran hasta con un año de anticipación.
Una suerte de hoja de ruta –simple y eficaz– para darle vuelta a un 2023 que no ha comenzado bien para la industria de los viajes, ni para el país en general. ¿Será posible seguirla?
BONNUS TRACK: LAS NUEVAS OBRAS EN EL JORGE CHÁVEZ
Las revueltas en el sur del Perú han captado toda la atención de los medios por estos días, como corresponde, sin duda, pero el hecho está, involuntariamente, haciendo pasar desapercibido un acontecimiento importante para la industria de los viajes, como es la ampliación del aeropuerto Jorge Chávez, de Lima.
Un hito de esta ampliación se dará el 30 de enero, cuando el concesionario de nuestro principal terminal aéreo, Lima Airport Partners (LAP), entregue la segunda pista y la nueva torre de control del aeropuerto, como dicta su contrato de concesión.
“Esta entrega es muy importante porque el Jorge Chávez ha estado trabajando al doble de su capacidad, que sólo era para 13 millones de pasajeros”, explica Martín La Rosa, country manager de IATA para el Perú y Bolivia.
La cuestión es que, con la entrega de esta infraestructura, se debería tener claro también cómo se va a utilizar, una tarea que corresponde a Corpac, y eso es algo sobre lo que no se tiene precisión, hasta el momento.
“No sabemos si Corpac está implementando sus equipos de aeronavegación en la nueva torre de control, por ejemplo, ni sabemos si se va a ‘mudar’ toda la operación del aeropuerto a esta nueva infraestructura, o si se hará vía una transición, de forma paulatina”, indica, a su turno, Jessica Luna, gerenta general de Comex Perú.
“Hay poca claridad sobre lo que se viene en este aspecto, y la industria necesita saber”, añade la ejecutiva.
De hecho, Comex estima que Corpac requiere 200 controladores aéreos más para mejorar su servicio. No es poco, y sería urgente.