El pasado fin de semana la consultora Gas Energy levantó las alarmas en el Perú al advertir el posible éxodo de más de un millón de bolivianos hacia nuestra frontera sur.
Esto, como consecuencia de la crisis energética que agobia a la nación altiplánica y que viene provocando nutridas movilizaciones populares en protesta por la notoria escasez de combustibles.
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Y es que Bolivia ya no dispone de divisas (dólares) para importar diésel y gasolinas , a pesar de haber sido en el pasado cercano un “gran exportador de energía con elevada renta” apunta Álvaro Ríos, socio fundador de Gas Energy y ex ministro de hidrocarburos de Bolivia.
Se trata, señala el especialista, de una situación análoga a la de Venezuela, país cuya política nacionalista desató también el desabastecimiento de gasolinas, diésel y GLP, además de constantes cortes de energía, porque no tenía dinero para importar estos productos y tampoco producción local para abastecer la demanda.
“Allí es cuando la población de un país comienza a emigrar. Si al Perú han llegado 1,5 millones de venezolanos en busca de refugio, ¿por qué no pueden llegar también un millón de bolivianos en los próximos 5 a 7 años”, exclama Ríos.
DESCONTENTO SOCIAL
La emigración es un escenario predecible para cualquier país que “se muere por falta de energía y que, peor aún, no tiene divisas para importarla”, refiere Ríos.
Y tampoco recursos para salir de esta situación, como lo ha reconocido el mismo presidente de Bolivia, Luis Arce.
“Si no existen las condiciones (para importar diésel y gasolinas) ya no va a ser culpa del gobierno nacional porque hemos agotado absolutamente todo para que el pueblo boliviano pueda contar con el combustible que se quiere”, señaló el mandatario días atrás.
Frente a esto, la Federación Única de Trabajadores Campesinos de La Paz ha convocado marchas multitudinarias y el bloqueo de las principales carreteras departamentales desde el 16 de setiembre, para lo cual ha pedido a “todos los habitantes del territorio nacional” que “se abastezcan de la canasta familiar” esta semana.
Su objetivo es la renuncia de Arce y la convocatoria a nuevas elecciones nacionales.
De acuerdo a Ríos, esta crisis se resolvería si el Estado boliviano, el Banco Central o el sector privado tuvieran divisas (dólares) para importar energía.
“Los países se abastecen comprando. El problema viene cuando un país no produce combustibles y no tiene plata para comprarlos”, señala ¿Cómo llegó Bolivia a esta situación?
AGUJERO NEGRO ENERGÉTICO
En una conferencia celebrada el pasado domingo, el presidente Arce señaló a su antecesor en el cargo, Evo Morales, como el gran responsable de la tragedia que experimenta Bolivia.
“Nosotros estamos viviendo en el 2024 lo que no se hizo siete años atrás (en el mandato de Morales)”, indicó.
¿A qué se refería el mandatario? Ni más ni menos que a la inversión en exploración de gas natural, actividad onerosa pero indispensable para reponer las reservas de este energético y mantener los niveles de producción y exportación.
De acuerdo a Arce, “no se realizaron las inversiones en exploración” para reemplazar los campos de gas agotados y es por eso que “hoy no tenemos los volúmenes (de exportación) que quisiéramos tener para traer más dólares al país”, dijo
Precisó que ese menor flujo de divisas dificulta la importación de diésel y gasolinas, productos cuyos precios han subido mucho en el mercado internacional.
“El gas era, de lejos, la principal actividad económica de Bolivia, y esa es la que no se cuidó”, aseveró.
Tal es la génesis de la crisis energética que agobia al país altiplánico y que Ríos denomina “el agujero negro energético boliviano”, porque es un caso en el cual “la energía empieza a devorar los escasos dólares existentes y a deteriorar la economía”.
El problema no se inicia, sin embargo, hace siete años, como sugiere Arce, sino hace 18 años con la nacionalización de los hidrocarburos, proclamada por Evo Morales, la cual “cambió las reglas de juego con la toma forzada de empresas y nuevas condiciones en los contratos de exploración”, refiere Ríos.
Esto es, condiciones que desalentaron la inversión privada, razón por la cual la estatal boliviana YPFB tuvo que asumir la responsabilidad casi absoluta de esta actividad. ¿Cuáles fueron esas condiciones?
BOLIVIA SIN GAS
Mauricio Medinaceli, ex ministro de hidrocarburos de Bolivia, explica que la nacionalización obliga a las empresas que quieren invertir en exploración a “pedir, primero, una reunión con su excelencia, el presidente de YPFB”, para convencerlo de dejarlos trabajar.
Después de eso, continúa, deben acudir al Ministerio de Hidrocarburos para pedir las reglamentaciones correspondientes y entonces, “luego de invertir, perforar y descubrir”, tienen que enviar una solicitud al Congreso para que éste decida si los autoriza a explotar el proyecto o si delega esa responsabilidad a YPFB.
Si el Congreso los faculta para explotar, agrega, deben ofrecer el 50% de sus ingresos brutos al Estado boliviano y un 5% adicional para YPFB.
Esto explica por qué las petroleras privadas han sido reacias a explorar en Bolivia.
“Nuestro país es el mejor ejemplo de cómo no se deben hacer las cosas en el sector petrolero (…) cuando la política energética se hace con las entrañas, no espere buenos resultados, espere el desastre”, anota Medinaceli.
El resultado es el declive de las exportaciones de hidrocarburos hacia Brasil y Argentina, al extremo que “para el 2028 o 2029, Bolivia dejará de exportar gas natural y empezará a importarlo, muy probablemente, desde Argentina, país al cual ya le compramos gasolina”, refiere Ríos.
“Y para el 2025 estoy más que seguro que comenzaremos a importar GLP”, agrega.
De acuerdo al especialista, lo que necesita Bolivia es un marco jurídico atractivo, con reglas de juego claras y estables, para alentar la inversión y “complementar lo poco que puede hacer YPFB”.
¿PERÚ TAMBIÉN SIN GAS?
Eso fue lo que intentó hacer Franklin Molina, ex ministro de hidrocarburos de Bolivia, quien presentó, semanas atrás, una propuesta de reforma para atraer inversiones en exploración y explotación de hidrocarburos.
“Hoy existen problemas en campos de producción que las petroleras no están levantando. ¿Por qué no lo hacen? Porque no hay condiciones para invertir. El gran problema es que el tema fue manipulado y tergiversado políticamente”, manifestó el ex funcionario.
Sin embargo, su propuesta no fue escuchada ni por el Gobierno ni por el poder político boliviano. Por el contrario, fue despedido por Arce.
Ríos refiere que en Bolivia ya se sabía “desde hace una década” que la producción de los campos de gas iba a declinar si no se exploraban nuevos yacimientos. Pero el gobierno boliviano nunca hizo nada.
“La respuesta del gobierno era que había un mar de gas, que YPFB era la fuerza que movía Bolivia, que éramos el corazón exportador energético de América Latina y que había infinidad de planes exploratorios”, manifiesta el especialista.
El resultado es la crisis que hoy aqueja a Bolivia.
Esta es una experiencia de la cual debemos extraer enseñanzas, pues ¿hace cuantos años que no se explora por gas en nuestro país ni se realizan grandes descubrimientos?
“El problema es que no hay un solo hallazgo importante en gas natural desde el 2013″, indica Carlos Bianchi, ex gerente de exploraciones de Perú-Petro.
Según el Ministerio de Energía y Minas (Minem), las reservas probadas de gas natural del Perú han caído a la mitad en los últimos siete años (de 16,1 a 8,4 trillones de bien cúbicos) lo cual significa que tenemos stock para solo dieciséis años de consumo.
8,4 trillones de pies cúbicos no son un mar de gas. Urge, por tanto, reactivar la exploración para que no nos suceda lo que a Bolivia.