Luis Leey, socio de Amrop y especialista en reclutamiento de altos ejecutivos, explica que profesionalizar una empresa familiar permite a una compañía tener continuidad, crecimiento y permanencia en el tiempo, pero esta tarea no es fácil. Se necesita establecer importantes condiciones que deberán ser aceptadas y respetadas por la familia, así como por el círculo de confianza y trabajadores de la empresa. Entre ellos están:
1. Conseguir un asesor externo. Puede ser un especialista o un catedrático vinculado al tema, pero lo importante es que cuente con la confianza del socio fundador. Su rol principal será guiar el proceso de profesionalización y preparar un protocolo familiar donde se señale cuáles serán las reglas de la familia y su rol con la empresa.
2. Generar gobierno corporativo. Ya sea iniciar el proceso con un consejo consultivo o crear un directorio desde el principio, se deberá decidir quienes conformarán este grupo y el papel que cada miembro cumplirá en el tiempo. Es recomendable que siempre se elijan, por lo menos, dos directores externos para evitar conflictos en las relaciones familiares.
3. Elegir a un gerente general externo. Es muy importante que este ejecutivo esté fuera del núcleo familiar y que sea elegido por sus credenciales y experiencia y no necesariamente por ser una persona de confianza del socio fundador. El perfil del nuevo gerente general deberá estar ligado a la etapa en la que se encuentra la empresa y el plan a futuro que tengan.
De acuerdo con Leey, existe un paso previo que es incluso más importante y este es que el socio fundador esté dispuesto a soltar las riendas del negocio. Si esto no sucede, podrían existir conflictos y no se concretará el proceso de profesionalización.
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