¿Quién pestañea primero? Gobierno de EE.UU. y Partido Comunista Chino necesitan buscar un acuerdo

Uno de los hechos más llamativos de lo que en la práctica se puede considerar como un embargo comercial recíproco entre las economías de EE. UU. y China es que para el análisis de coyuntura termina siendo muy relevante mirar los factores técnicos, financieros y económicos, así como las consideraciones mediáticas, en donde la imagen de dignidad y autonomía se conjugan con la retórica de orgullo nacional. Esto último resulta clave para interpretar los mensajes indirectos a través de medios de comunicación y pronunciamientos informales de los oficiales de ambos gobiernos.

En esa línea, se puede argumentar que tras los mensajes ambiguos -y en algunos casos contradictorios- sobre la posibilidad de iniciar una negociación, y las condiciones necesarias y suficientes para que esta se inicie, existe una verdad de apuño que no es otra que las dos economías están acopladas. Cada una necesita de la otra y pese a las diferencias en los sistemas de gobierno, ambas partes pueden experimentar una fuerte tensión social como consecuencia del impacto económico que supone la actual situación.

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Sumado a lo anterior, es relevante tener claro que los impactos económicos aún están por verse: de momento solo se han observado choques en los mercados de capital, a través de una fuerte volatilidad en los activos de referencia global, hecho que podría llevar a una conclusión equivocada como que la economía de EE. UU. tendría una mayor vulnerabilidad en la situación actual.

Lo cierto es que los efectos del sector real aún son desconocidos y al considerar este canal no resulta claro que la economía china esté blindada de los efectos que supone el no tener acceso al principal mercado de consumidores del mundo. En ese sentido, es seguro decir que i) la presión para buscar un acuerdo está creciendo, ii) que entre más tiempo tome el inicio de las negociaciones más daño debe esperarse en el sector real, y iii) que los inversionistas deben estar atentos a la oportunidad, transparencia y consistencia de los datos económicos como mecanismo cierto para evaluar las perspectivas económicas, pues el simple seguimiento de los titulares de prensa eleva el riesgo de caer en análisis superficiales.