
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha elevado su pronóstico de crecimiento económico para el Perú de cara al 2025, en comparación con el informe presentado en setiembre de este año y en línea con el mayor dinamismo esperado para la economía peruana por parte de analistas y agentes económicos.
El último ‘Economic Outlook’ de la OCDE resalta un pronóstico de crecimiento del PBI peruano de 3,1% al cierre de este año; 0,3 puntos porcentuales por encima de la proyección anterior del organismo (2,8%), que se alineaba con expectativas moderadas.
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La proyección de crecimiento para el 2026, un año que se verá, de hecho, impactado por el período electoral, también es mayor: la OCDE prevé ahora que la economía peruana crezca 2,8% el próximo año, 0,2 puntos porcentuales por encima de la proyección que tenía con anterioridad (2,6%).
Para el 2027, el organismo internacional tiene una perspectiva de crecimiento de 2,7%. Todas las proyecciones, precisa el informe, se encuentran enmarcadas en un contexto de alta incertidumbre tanto a nivel interno como internacional.
“La baja inflación, los altos precios del cobre, los nuevos proyectos de infraestructura y la simplificación regulatoria impulsarán el consumo, la inversión y las exportaciones. Se espera que la inflación se mantenga cerca del objetivo del 2% del Banco Central”, remarca la OCDE.
El organismo subraya, en tanto, que la postura monetaria “neutral” en el Perú es apropiada, y que debe mantenerse bajo cautela. “La postura de política monetaria neutral está justificada dada la anclada expectativa inflacionaria. Tras el reciente recorte a 4,25% [de la tasa de interés de referencia], se prevé que la tasa se mantenga sin cambios hasta 2027“, considera.
Respecto al mayor crecimiento, la OCDE precisa que el octavo retiro extraordinario de fondos privados de pensiones impulsará el consumo privado de manera temporal y, más adelante, reducirá prestaciones futuras, así como la capacidad del mercado de capitales, amenazando la sostenibilidad fiscal.
“El crecimiento se moderará en 2026 y 2027 a medida que se disipe el efecto del retiro, la consolidación fiscal limite el gasto público y la economía regrese gradualmente a una tendencia de crecimiento más lenta”, explica el informe.
Para la OCDE, la proyección presenta riesgos a la baja: a nivel interno se menciona la creciente incertidumbre política previa a las elecciones generales del 2026; la posibilidad de que se den nuevas protestas sociales vinculadas a mayor inseguridad y criminalidad; y retrasos en grandes proyectos de inversión. A nivel externo, uno de los mayores riesgos, según la OCDE, yace en el menor crecimiento esperado para la economía de China, principal socio comercial del Perú. Así también, el organismo anticipa que menores precios del cobre reducirían exportaciones, ingresos fiscales e inversión privada.
“Además, mayor volatilidad financiera global o menor reducción de tasas por bancos centrales podría elevar los costos de financiamiento y afectar la confianza”, explica el informe.

Impulso de la demanda interna en el Perú
Según la OCDE, el crecimiento del PBI peruano ha sido resiliente este año: se ha expandido 3,3% interanual en los primeros tres trimestres (entre enero y setiembre) pese a la incertidumbre local y global. “El consumo privado se benefició de mayores ingresos reales y un mercado laboral fortalecido. La inversión privada aumentó 9,0% interanual, reflejando una mejor percepción empresarial, condiciones financieras más flexibles y nuevos contratos de APP otorgados”, señala la institución.
La OCDE detalla, por otro lado, que la inversión pública se moderó tras el crecimiento de dos dígitos que registró en el 2024, mientras que el organismo ve que las exportaciones netas se debilitaron por una demanda de importaciones que superó a los envíos.
“El PBI mensual creció 3,9% interanual en septiembre, mostrando resiliencia hasta el tercer trimestre. La inflación sigue bien anclada dentro del rango meta de 1%–3% del Banco Central, con inflaciones general y subyacente en 1,4% y 1,8% interanual, respectivamente, en octubre, y expectativas a un año próximas al 2%. El empleo creció 0,8% interanual en el segundo trimestre, y los salarios reales formales subieron 1,6% interanual entre enero y agosto de 2025″, comenta la OCDE, aunque alerta que la participación laboral y los sueldos formales siguen por debajo de niveles prepandemia.

El organismo también enfatiza que la cuenta corriente peruana está sostenida por términos de intercambio “históricamente altos, impulsados principalmente por el cobre”; y resalta que el sol se ha apreciado un 10% desde inicios de 2025 pese a la alta incertidumbre política interna, respaldado por sólidos ingresos de exportaciones mineras, remesas y flujos de portafolio atraídos por diferenciales de tasas de interés aún elevados.
“Las amplias reservas y baja deuda pública proveen resiliencia ante shocks. El impacto general de los aranceles de EE.UU. del 10% sobre la mayoría de productos se proyecta moderado, ya que las exportaciones de cobre sin procesar no se ven afectadas y la producción fuera de temporada y aranceles más bajos que los de sus principales competidores ayudarían a mitigar los efectos sobre exportaciones agroindustriales y textiles, que representan la mitad de las exportaciones a EE.UU.“, apunta la OCDE.

Finanzas públicas peruanas: OCDE pide garantizar cumplimiento de regla fiscal
La entidad internacional menciona que la consolidación fiscal en el Perú se ha reanudado, proyectando que se extenderá hasta el 2027, con altos precios de los metales que apoyarán a los ingresos del Tesoro Público y ayudarán a reducir el déficit fiscal. No obstante, el organismo enfatiza que serán necesarias medidas más fuertes para garantizar el cumplimiento con la regla fiscal y la sostenibilidad de la deuda “combinando una mejor eficiencia del gasto con una reforma tributaria integral que permita incrementar los ingresos y financiar necesidades de educación, protección social e infraestructura resiliente”.
“El gobierno también ha anunciado medidas de austeridad, incluyendo recortes al gasto corriente no esencial equivalentes a aproximadamente un 0,1% del PBI. Sin embargo, serán necesarias medidas adicionales, sobre todo desde 2026, para cumplir con los objetivos fiscales dada la base tributaria estrecha y las crecientes presiones de gasto“, advierte el informe.

La OCDE destaca, asimismo, que las nuevas exoneraciones fiscales aprobadas por el Legislativo y Ejecutivo debilitarán los ingresos y acentuarán distorsiones, mientras que mayores gastos en planilla pública, seguridad, infraestructura y programas sociales, así como el apoyo financiero para la petrolera estatal Petro-Perú, aumentarán las presiones fiscales.
“Mantener el sólido marco fiscal requiere continuar la consolidación para cumplir las reglas fiscales, salvaguardar la sostenibilidad de la deuda y reconstruir colchones fiscales. Contener el gasto corriente, especialmente en planilla, es necesario para proteger espacio a la inversión pública. Mejorar la eficiencia del gasto fortaleciendo la planificación presupuestaria, la gestión de inversión pública y la capacidad de implementación subnacional incrementaría el espacio fiscal. Abordar la informalidad, fortalecer la administración tributaria y eliminar exoneraciones poco efectivas son fundamentales para ampliar la base tributaria”, enfatiza la OCDE.
El organismo también llama a simplificar los regímenes fiscales para pequeñas empresas, agilizar la obtención de licencias y permisos, y mejorar la predictibilidad regulatoria; acciones que permitirían impulsar la formalización, la inversión y el crecimiento de la productividad.
“Complementar estas reformas con menores costos laborales no salariales para trabajadores de bajos ingresos y mejores habilidades favorecería la productividad y calidad del empleo”, culmina el informe.
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