El 2020 dejó atrás la impresionante reducción de pobreza que logró el Perú en la última década, con lo que se marcó un nuevo punto de partida para este objetivo nacional. El escenario fiscal, la todavía lenta recuperación de la economía y el siempre probable escenario de crisis política delimitan también un contexto diferente. Frente a tal escenario, los planes de gobierno de los candidatos a la presidencia han desarrollado múltiples estrategias para cumplir dicha tarea.
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Sin embargo, en opinión de los expertos consultados en esta nota, resulta prioritario entender que la pandemia ha variado el diagnóstico sobre la realidad de los peruanos en situación de pobreza. En consecuencia, las estrategias para atacarla tampoco son similares a las ejecutadas en la última década.
El diagnóstico
Álvaro Monge, gerente general de Macroconsult, explica que poco antes de la llegada de la pandemia la economía ya había perdido la capacidad para reducir un punto de pobreza al año. “Haberse estabilizado en 20% es aún alto, si consideras que el núcleo duro de pobreza está en 10%”, señala.
Se desconoce aún el dato oficial de pobreza para el 2020. Sin embargo, Macroconsult proyecta que está entre un 26% y 27%. Así, según Monge, el enfoque debe estar más en entender quiénes son los que se empobrecen. Es decir, la población no pobre pero vulnerable que en el 2019 era un 34%.
“Estimamos que, a fines del 2020, se mantiene en 33%. No se reduce porque aquellos que no eran pobres ni vulnerables pasan a serlo. Con ello, sube de la mitad a un 60% la población en situación de pobreza o vulnerabilidad”, señala en diálogo con El Comercio.
Oswaldo Molina, director ejecutivo de la Red de Estudios para el Desarrollo, explica que la pobreza no será solo rural; con lo cual los programas sociales deberían cambiar. “Mucha de la nueva pobreza también será urbana. Ahí, el primer reto que tenemos es la focalización. Requerimos actualizar el padrón con una velocidad más grande porque recordemos que los recursos [fiscales] van a faltar”, dice.
El economista también se refiere a otro punto importante para atacar la pobreza: la reducción de brechas. “Se estimó que para cerrar la brecha de agua y saneamiento al 2021 se requería una inversión de S/49 mil millones. Entre el 2017 y el 2019 se han invertido 35% de ese monto. Se esperaría que hayamos cerrado la brecha en 35% y no es verdad. El cierre de brecha solo ha avanzado en 13% en agua y 8% en saneamiento. Esto se debe a problemas de gestión”, comenta.
Situación similar en el sector Salud. Molina comenta que el Presupuesto Inicial de Apertura para el 2021 es tres veces el del 2010. “Es un aumento increíble, pocos países pueden jactarse de un número así. Sin embargo, eso no es correlaciona con la calidad del servicio de salud que se ha brindado”, explica.
Planes de campaña
El plan del candidato Forsyth propone una estrategia de apoyo temporal a las familias urbanas en pobreza y mejorar la focalización de los programas sociales.
El plan de Juntos por el Perú plantea atacar la pobreza garantizando salud, pensiones y demás cuidados. Desarrolla una estrategia de empleo temporal y detalla planes específicos para reducir la pobreza entre las mujeres y en el agro peruano.
El candidato Lescano, en tanto, plantea la creación de un fondo especial revolvente, para reemplazar temporalmente los ingresos que dejen de percibir los sectores vulnerables. Con ello, busca que “la reducción de la pobreza sea irreversible”.
En cuanto a metas, el candidato Urresti propone una meta de 20% de pobreza al 2026 enfocado en atacarla desde diversas dimensiones. Mientras que el candidato Acuña se traza el objetivo de reducir la pobreza a un 10% mediante intervenciones el acceso al agua y saneamiento, salud, educación, electricidad y acceso a transporte público.
Sin fijarse una meta en concreto, la candidata Fujimori también propone atacar la pobreza priorizando el cierre de las brechas en agua potable y alcantarillado.
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La estrategia
Pablo Lavado, director de la Maestría en Economía de la Universidad del Pacífico, considera que, sumado a la ayuda económica focalizada, resulta importante mejorar los sistemas de salud y el cierre de brechas de agua y saneamiento.
Asimismo, es vital potenciar la productividad de los trabajadores peruanos y de los sectores económicos. “El gran problema es que hemos experimentado casi diez años de un crecimiento económico galopante, pero no se acompañó con políticas que incrementen la productividad de las personas. La tarea es tanto pública como privada”, acotó.
En esa línea, ¿es consecuente fijar una cifra de reducción para los próximos 5 años? Los entrevistados responden:
La elasticidad crecimiento-pobreza entre 2014 y 2019 fue de 0,2. Es decir, por cada punto de crecimiento se reducía la pobreza en 0,2 puntos. Para lograr la meta de reducción de la pobreza de 10 puntos en 5 años requerimos crecer a tasas cercanas al 10% de manera sostenida o menores como 6%, por ejemplo.
Álvaro Monge - Gerente general de Macroconsult
Yo creo que sí es posible reducir la pobreza en 10 puntos en cinco años. También creo que es posible reducir la tasa de informalidad entre 10 y 15 puntos en los próximos 5 años. Es posible mediante el manejo macro de las cuentas, tanto de las condiciones para explotar el nuevo boom de los precios de los metales y, por otro lado, mejorando la gestión y objetivos de la política pública asociados a productividad. Eso lo puedes hacer en los primeros años de gobierno.
Pablo Lavado - Director de la Maestría en Economía de la Universidad del Pacífico
Es importante que nos pongamos metas para tener un objetivo. Diez puntos porcentuales puede parecer mucho, pero muchas de estas personas que han reingresado a la pobreza, pueden por sus propios medios salir en el medio de la reactivación económica. Estamos en un momento donde los precios del cobre aumentan, deberíamos ser capaces de aprovecharlo.
Oswaldo Molina - director ejecutivo de la Red de Estudios para el Desarrollo
El impacto de los bonos y retiros
Los economistas coincidieron en que garantizar la liquidez mediante bonos y las sucesivas leyes de retiro han ayudado a que el porcentaje de pobreza, para el 2020, no crezca por encima de 10 puntos porcentuales.
Sin embargo, principalmente en el caso de los retiros de AFP, tendría consecuencias. Álvaro Monge, de Macroconsult, explica que si bien hablamos de un porcentaje reducido de peruanos que tienen acceso al ahorro previsional, el riesgo de pobreza en la vejez existe.
“El riesgo de pobreza en la vejez de aquellos individuos que perdieron capacidad de trabajo a los 70 años es real, independientemente de la liberalización de los fondos. Que lo va a agravar, es cierto, pero no lo crea”, dice.
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