Tan ágiles como enternecedores son los pequeños animales que hoy se observan con frecuencia en muchas zonas de Lima: las ardillas. Los roedores que observamos en la capital son de la especie conocida como ‘ardilla de nuca blanca’, cuyo nombre científico es ‘Smiosciurus nebouxii’. Su hábitat natural se encuentra a miles de kilómetros de la capital, por lo que es una especie invasora cuya población aumenta con rapidez cada año.
Jessica Gálvez-Durand, médico veterinario especialista en manejo de fauna silvestre, explicó a El Comercio que su dieta consiste en frutos, vegetales, semillas y huevos de aves. “Construye sus nidos en las ramas de los árboles entre cinco a diez metros de altura”, agregó. La ardilla de nuca blanca tiene una expectativa de vida de entre 7 a 10 años, pero esta puede reducirse a 6 fuera de su hábitat natural. Este roedor silvestre es originario de los bosques secos del Perú y Ecuador.
“Una especie invasora se define como aquella que no es propia de un lugar en el que se encuentra ahora. Este es el caso de las ardillas de nuca blanca”, declaró a este Diario Daniel Cossios, biólogo de Biosfera Consultores Ambientales.
¿Cómo llegaron a Lima?
Estos roedores están presentes en la capital desde la década de los ochenta. Son dos las principales hipótesis sobre su llegada que debaten los expertos; ambas se deben a causas antrópicas. “Las ardillas de nuca blanca llegaron a Lima porque comerciantes de fauna las trajeron para venderlas como mascotas. Seguramente, algunas se escaparon o fueron liberadas por gente que ya no las quería. Solo a partir de los 2000 se les ha visto bien adaptadas a la vida en Lima”, sostiene Cossios. Por su parte, Arjuna Icaza, médico veterinario de la clínica Icaza, cree que fueron traídas para comerse los huevos de paloma y así controlar la plaga de estas aves.
Los expertos consultados por El Comercio señalan que las ardillas de nuca blanca están reunidas principalmente en los distritos de Miraflores, San Isidro, Jesús María, San Miguel y San Borja. De acuerdo con Icaza, se estima que existe más de un millón de estos roedores en Lima. “Esto no quiere decir que sean una plaga, como ocurre con las palomas; para que se considere plaga, la cantidad de ardillas de nuca blanca debe ser igual o superior al 30% de la población de Lima Metropolitana. Pero en 10 años podríamos tener una plaga si la proliferación sigue en aumento”, sostuvo Icaza.
Asimismo, los expertos advierten que cualquier tipo de contacto con ellas podría contagiar a humana y mascotas enfermedades que pueden ser mortales. “Las ardillas de nuca blanca pueden contagiar la lepstospirosis, porque son reservorios de la bacteria leptospira, y el hantavirus a los humanos por contacto directo con ellas o con sus heces u orina. Por eso, no debemos alimentarlas”, detalló. “Pueden contagiar lepstospirosis o salmonela a las mascotas”, agregó.
Este fue el caso de Canelo, mascota de César Colina, que se contagió de lepstospirosis al tener contacto con la orina de una ardilla de nuca blanca. “Cuando Canelo huele la orina de otros perros cuando pasea por el parque cercano a nuestra casa, así que no pensamos que habría problemas. Pero un día tuvo diarreas y vómitos, así que lo llevamos a una veterinaria. Pensamos que otro perro lo había contagiado, pero después de varias pruebas y ecografía, nos dijeron que tenía una bacteria de los roedores y era la lepstospirosis. Esto tenía sentido, porque hemos visto ardillas en ese parque”, relató.
Uno de los espacios de Lima con mayor presencia de ardillas es la residencial San Felipe en Jesús María. Allí se observan recipientes en algunos árboles, donde personas colocan alimento y agua. El Comercio comprobó que los perros también consumen de estos envases.
Cossios indicó que eliminar a las ardillas de nuca blanca no es la solución a su proliferación. En cambio, recomienda “tratarlas con respeto y con distancia, sin domesticarlas como si fueran mascotas”. En esa línea, Gálvez-Durand recomendó no tocarlas ni alimentarlas. “Al hacerlo propiciamos un acercamiento y acostumbramiento a ello”, subrayó.
Cableado antiardillas: ¿dónde se encuentra?
El cableado aéreo de Lima es la vía principal de las ardillas para trasladarse entre calles y distritos. Esto ha traido problemas a las empresas de electricidad y telecomunicaciones debido a que la mordedura de los roedores puede dañar el cableado y, por lo tanto, interrumpir los servicios. “Las ardillas necesitan morder superficies rígidas, como frutos o semillas duras, para que sus dientes incisivos no crezcan tanto. Por eso también roen los cables aéreos”, explicó Icaza.
Esta situación ha obligado a las compañías a tomar medidas para que sus servicios no sean afectados. Win, empresa de Internet de fibra óptica, ha instalado en Lima 2.389 metros de cableado con revestimiento resistente a las mordeduras. “Los cables están hechos de material no tóxico y tienen hilos de aramida debajo de su cubierta que le adicionan un grado de protección superior contra mordedura de roedores. Hemos reemplazado la fibra averiada con este material en Miraflores, San Isidro y Jesús María”, declaró Victor Jauregui, vicepresidente comercial de Win, a El Comercio.
¿Cómo los distritos controlan el aumento de ardillas?
Este Diario consultó a los distritos con mayor presencia de ardillas sobre las acciones de control y prevención que realizan ante el aumento de la presencia de estos roedores. San Isidro ha implementado campañas de sensibilización en espacios públicos para que los vecinos eviten alimentar a las ardillas. “En el primer trimestre del 2025, esta campaña estará regularizada mediante una ordenanza municipal. Actualmente, no imponemos multas a los vecinos que alimentan ardillas. Sin embargo, si la cantidad de estos roedores crece indiscriminadamente, evaluaremos la aplicación de sanciones con base en la ordenanza”, mencionó Katherine Montes, gerente de Desarrollo Ambiental Sostenible de la Municipalidad de San Isidro.
La Municipalidad de Miraflores informó que también realiza campañas de sensibilización a los vecinos y monitoreo para reducir las condiciones de reproducción y los focos de alimentación de las ardillas a través de su área de zoonosis. Asimismo, sanciona con el 10 % de una UIT (S/ 5.150 según su valor hasta este año) a las personas que den alimento o bebida a los animales en la vía pública.
Este Diario solicitó una entrevista a los municipios de San Miguel y San Borja. Hasta el cierre de esta edición, no se obstuvo una respuesta. Por su parte, la Municipalidad de Jesús María, donde se encuentra la residencial San Felipe, señaló que correspondía al Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) responder sobre el control de las ardillas. El Comercio se comunicó Serfor. Sin embargo, la institución respondió que no brindaría una entrevista.