Jomayvit Gálaga Puerta

Maletín listo y casaca polar puesta. Dolores sale de su casa apurada en medio del frío capitalino rumbo al paradero. Es temprano, pero conoce bien el tráfico de Lima y sabe que no es de confiar. Debe llegar cuanto antes a San Isidro, distrito donde labora como trabajadora del hogar. Veinte años de idas y venidas desde Los Olivos se han pasado volando, así como también las promesas de quienes aseguraron solucionar su vida con la construcción del intercambio vial elevado a tres niveles que yace en la Panamericana Norte. Las obras ofrecían hacerla llegar a su lugar de trabajo hasta en mitad del tiempo que le tomaba. Pero nada de eso ha sucedido, incluso puede demorar hasta 20 minutos más.