Cuatro hombres fueron acribillados por presuntos sicarios en la madrugada del viernes en una casa en Pachacámac. Los asesinos ingresaron por el patio de la vivienda e irrumpieron en su interior disparando a los cuatro amigos, quienes estaban reunidos en la sala de la residencia de tres pisos.
Las víctimas fueron identificadas como James Andrés Palomino Vega, Camilo Junior Torres Huayhuata, Luis Miguel Arrece Quispe y Lerry Jaén Valdez. Vecinos de la zona declararon que los fallecidos no vivían en la casa ubicada en el sector H del fundo San Carlos Bajo en el centro poblado rural de Santa Anita.
Pese a que intentaron huir, los dos asesinos les dispararon cruelmente. Los exámenes forenses revelaron que Luis Arrece recibió impactos de bala en la cabeza, el abdomen, el tórax y las extremidades. Camilo Torres presentaba heridas perforantes en el cráneo y los brazos. James Palomino fue impactado en la cabeza. Lerry Jaén fue la última víctima en ser identificada por los peritos de criminalística.
Milagros G., trabajadora del hogar, permaneció en la vivienda durante el siniestro. Ella observó los rostros de los delicuentes y las armas que portaban. Al escuchar los primeros disparos, se escondió en el almacén de la vivienda. Una hora después, escapó hacia la comisaría de Pachacámac.
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La División de Homicidios de la Policía Nacional está a cargo de las investigaciones del caso por orden del Ministerio Público. Un agente de esta unidad informó que los presuntos sicarios serían ciudadanos extranjeros miembros de una mafia de tráfico ilícito de drogas. Asimismo, los investigadores no descartan un ajuste de cuentas.
Dos fallecidos tenían antecedentes policiales
El Comercio encontró que dos de las víctimas en la vivienda de Pachacamac tenían antecedentes policiales.
James Palomino fue detenido en la comisaría de Túpac Amaru en Comas por hurto agravado en febrero del 2010.
Por otro lado, Camilo Torres fue intervenido el 2013 por tenencia ilegal de armas luego de una intervención policial en la que también se le halló presuntamente bajo la posesión de una clorhidrato de cocaína envuelta en papel periódico. Además, el 2011 Torres fue denunciado junto con dieciséis personas por usurpación y robo agravado en Huachipa.
Sicariato en aumento
En los últimos meses se ha reportado una ola de sicariato en diferentes ciudades del país. Solo durante enero y febrero del 2023 se registraron 44 denuncias por este delito, un incremento de más del 50% en comparación al mismo periodo del año anterior.
Además, en 2022 se registraron 700 homicidios por arma de fuego o arma blanca. De esos casos, 367 fueron crímenes por encargo o sicariato, lo que representa un incremento de más de la mitad (52,42%).
San Juan de Lurigancho (138) y San Martín de Porres (80) son los distritos de Lima Metropolitana que han presentado más casos de homicidio por arma de fuego y blanca entre enero y diciembre de 2022. Le siguen Ate (59), Comas (54), Cercado de Lima (36), Los Olivos (34), El Agustino (31) y San Juan de Miraflores (24).
Perfil del sicario
Para el exdirector de la PNP, Eduardo Pérez Rocha, el homicidio calificado por ajuste de cuentas se realiza por medio de organizaciones criminales. Desde hace 10 años, estas mafias utilizan a menores de edad para atentar contra la vida de terceros. “La pena máxima para los más jóvenes que cometen asesinato es de 6 años; se trata de actos antisociales catalogados como infracciones”, sostiene. Asegura que los adultos se aprovechan de la inexperiencia e ingenuidad de los niños.
Cluber Aliaga Lodtmann, exjefe de la Región Policial Callao y Nororiente, sostiene que las mafias utilizan a los menores de edad para evadir responsabilidades penales. “Estos niños vienen de zonas con alta incidencia delictiva, prácticamente conviven con la delincuencia; por ello, pueden ser manipulados fácilmente”, sostiene. “Los mayores tienen más cuidado en el uso de armas, pero los jóvenes son más vehementes y disparan sin ningún reparo”, dijo.
Por su parte, el exviceministro del Interior, Ricardo Valdés, precisa que este perfil surge desde la imitación, donde los jóvenes se identifican con un liderazgo negativo que genera relaciones violentas. “Esto no es nuevo, surge con el desarrollo de las pandillas, es así que los adolescentes se van formando en la criminalidad”, sostuvo.
El líder negativo es quien se encarga de formar a las futuras generaciones. “De esa manera, los mayores se lavan las manos. Un adulto puede recibir de 25 a 30 años de pena privativa de la libertad hasta una cadena perpetua por homicidio”, añadió.
Para el exministro del Interior, Remigio Hernani, la presencia de jóvenes en bandas de este tipo no es una novedad. “Desde hace varios años ya vemos que la iniciación delictiva es cada vez a menor edad. Un claro ejemplo es ‘Gringasho’, quien con 13 años ya se había convertido en el sicario más joven del Perú”, dijo a El Comercio.