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Policías sin chalecos para patrullar, pero autos de lujo para generales: ¿qué pasa en la PNP?
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Policías sin chalecos para patrullar, pero autos de lujo para generales: ¿qué pasa en la PNP?

Policías sin chalecos para patrullar, pero autos de lujo para generales: ¿qué pasa en la PNP?

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La seguridad ciudadana en el país atraviesa nuevamente una profunda crisis. Por un lado, se ha revelado que muchos policías que patrullan las calles deben comprarse sus propios chalecos antibalas, ya que la Policía Nacional del Perú () no les proporciona este equipo básico. Ante ello, optan por adquirir chalecos que se ajustan a su presupuesto, pero que no ofrecen una protección completa. Por otro lado, los altos mandos de la institución reciben vehículos de lujo, en una realidad que contrasta con las carencias de los agentes de base.

Un policía murió por falta de implementos

El asesinato del suboficial PNP José Gabriel Munive Gurmendi, ocurrido durante un enfrentamiento con delincuentes en La Victoria, ha puesto en evidencia las precarias condiciones de seguridad con las que opera la Policía Nacional. Munive, de 44 años y con 16 años de servicio, recibió disparos en una zona no protegida por su chaleco antibalas, el cual había adquirido por cuenta propia debido a la falta de dotación oficial.

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Carlos Salas Abusada

Este caso dejó al descubierto que la institución no renueva estos equipos desde hace más de cinco años. Si bien se iniciaron procesos de adquisición en los últimos años, varios fueron declarados desiertos o interrumpidos, dejando a miles de efectivos expuestos en las calles.

Neryda Gurmendi, madre del suboficial fallecido, denunció que su hijo tuvo que comprar su propio chaleco antibalas para protegerse mientras cumplía su labor. La falta de cobertura lateral del equipo fue determinante para que una bala lo alcanzara en un punto vulnerable.

La muerte del suboficial José Gabriel Munive, quien usaba un chaleco antibalas comprado por él mismo, expuso las graves carencias logísticas de la Policía Nacional del Perú.
La muerte del suboficial José Gabriel Munive, quien usaba un chaleco antibalas comprado por él mismo, expuso las graves carencias logísticas de la Policía Nacional del Perú.

Los familiares de Munive aseguraron que su caso no es aislado. Advirtieron que, ante la carencia de equipos oficiales, muchos policías compran chalecos de menor calidad y con cobertura reducida, ajustados a su capacidad económica. Estos modelos, más livianos y económicos, dejan zonas del cuerpo desprotegidas, lo que incrementa el riesgo durante los operativos.

El especialista en seguridad Jorge Samudio mostró el tipo de chaleco que, según norma, debería ser entregado a los miembros de la PNP. Este modelo, con protección completa en el frente, la espalda y los costados, tiene un costo promedio de S/ 1.800. En cambio, el que usaba Munive costaba aproximadamente la mitad y ofrecía una cobertura limitada.

Samudio explicó que el material balístico se vende según el tamaño del chaleco y, por un tema de costos, los que tienen menor superficie de protección son más accesibles para los efectivos. Añadió que, de haber contado con el modelo reglamentario, el suboficial habría tenido mayores posibilidades de sobrevivir.

Según el especialista, la PNP no compra chalecos antibalas desde hace más de cinco años. Incluso en 2024, una empresa llegó hasta la etapa de firma de contrato, pero el proceso fue declarado desierto sin mayores explicaciones.

Esta situación ha generado que el equipo existente esté deteriorado por el uso y que los nuevos integrantes de la institución deban costear sus propios implementos de protección.

La institución no renueva estos equipos desde hace más de cinco años, dejando a miles de agentes desprotegidos frente al crimen.
La institución no renueva estos equipos desde hace más de cinco años, dejando a miles de agentes desprotegidos frente al crimen.

Altos mandos reciben autos de lujo

La precariedad en la base policial contrasta con la adquisición de vehículos de alta gama para los altos mandos de la PNP, situación que ha generado críticas desde distintos sectores. Un grupo de generales recibió automóviles de la marca Audi, en un contexto de restricciones presupuestarias en áreas sensibles como salud y pensiones policiales.

Estos autos, destinados a miembros de la alta comandancia, no solo representan una fuerte inversión, sino que fueron adquiridos con fondos originalmente destinados a la atención médica de los efectivos y a los aportes para los pensionistas. Este uso de recursos ha provocado cuestionamientos sobre la gestión financiera y las prioridades institucionales dentro de la PNP.

La decisión de destinar dinero a la compra de vehículos de lujo dejó de lado necesidades urgentes como el mejoramiento de la infraestructura hospitalaria, la cobertura médica del personal en actividad y la atención adecuada a los derechos de los jubilados del sector policial.

Descargos de la PNP

Ante las críticas, el jefe del Estado Mayor de la Policía Nacional, general Óscar Arriola, salió a defender la adquisición de los vehículos. Señaló que el uso de autos de alta gama por parte de los generales no debería sorprender, ya que —según dijo— estos cumplen con requisitos de seguridad necesarios para su función.

Por las características de seguridad, porque nosotros, los generales, estamos amenazados. Necesitamos un vehículo con buen desempeño para movilizarnos. Todos los años se compran vehículos de alta gama, con la mejor performance”, declaró en RPP.

El jefe del Estado Mayor de la Policía Nacional, general Óscar Arriola, salió a defender la adquisición de los vehículos.
El jefe del Estado Mayor de la Policía Nacional, general Óscar Arriola, salió a defender la adquisición de los vehículos.

Arriola aclaró que los generales no eligen la marca de los vehículos, sino que esta se define mediante un proceso de licitación pública. Aseguró además que los autos no son de propiedad personal, sino que pertenecen al Estado.

Los Audis no son novedad. Han sido comprados en 2016, 2017, 2019 y 2020. Este año, la licitación la ganó ese modelo porque estaba más barato. Otras instituciones han comprado autos más caros, pero nadie dice nada”, agregó con molestia.

La compra de los autos se conoció poco después del asesinato del suboficial Munive. Sobre este caso, Arriola indicó: “En la comisaría de Apolo hay 37 chalecos antibalas para ser usados por los efectivos que patrullan, ya sea en motocicleta o en vehículos de la municipalidad. Solo 20 efectivos salen a patrullar, así que sobran 17 chalecos”.

El general también reconoció que quienes han trabajado en unidades especializadas, como él, suelen comprar sus propios chalecos para adaptarlos a su medida y comodidad durante las intervenciones.

En debate

En una entrevista con El Comercio, el criminólogo Sebastián Flores Martín comentó que los policías que patrullan las calles a diario no sienten un respaldo real por parte de la institución. “Están brindando sus servicios, tiempo y profesión por el bien del país, y ni siquiera pueden recibir lo mínimo necesario para enfrentar la delincuencia. Así, la PNP proyecta una imagen de institución débil. No se están priorizando las inversiones, y lamentablemente este es un patrón repetitivo entre los funcionarios públicos, quienes están más preocupados por las apariencias que por los verdaderos problemas”, indicó.

Expertos advierten que el debilitamiento operativo y moral en la base policial pone en riesgo la seguridad ciudadana.
Expertos advierten que el debilitamiento operativo y moral en la base policial pone en riesgo la seguridad ciudadana.

Eso es muy grave, porque se preocupan más por tener un carro de lujo que por la situación real del personal. Lo urgente ahora es un fortalecimiento de capacidades a nivel humano. Lo más crítico es que los altos mandos no logran identificar las verdaderas carencias. La medida principal que debe tomar la Policía es comenzar a trabajar con criterios de evaluación y obtener resultados concretos. Esa debe ser la base de todo: así se podrá identificar en qué se necesita mejorar y dónde se deben destinar más recursos”, agregó.

Por su parte, Percy Castillo, especialista en seguridad ciudadana, señaló a El Comercio que este tipo de hechos tiene un gran impacto en la moral institucional, y no se limita solo a la falta de chalecos antibalas. “Los pocos que hay ya tienen el tiempo de uso vencido. Los chalecos no son eternos, deben renovarse, y eso no se ha hecho. Esta escasez de herramientas básicas genera un fuerte impacto en la moral del personal. No deberían comprarse vehículos de gama tan alta, precisamente para demostrar solidaridad institucional en medio de esta crisis”, sostuvo.

Pueden existir obstáculos logísticos para la compra de chalecos, pero esas limitaciones deben ser resueltas. Los recursos deben usarse de manera eficiente y transparente. No puede ser que la ejecución del gasto sea tan ineficiente”, concluyó.

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