ROXANA SILVA
Él y ella se gustan. Él tiene 17; ella, 16. No les basta con verse después del colegio y chatear por horas. Él quiere que ella admire los músculos que ha desarrollado en el gimnasio, ella busca cautivarlo con su figura, que ya no es la de una niña y comienza a parecerse a la de una mujer. Tal como lo hacen muchos de sus amigos y compañeros de clases, han empezado a intercambiar fotografías y videos de ellos desnudos, y en posiciones muy sugestivas; así como mensajes con un alto contenido sexual a través del celular. A este acto se lo denomina ‘sexting’ y cada vez es más frecuente entre los adolescentes peruanos.
Así lo advierte Stuart Oblitas, sexólogo de la Clínica del Hombre, del Instituto Peruano de Paternidad Responsable (Inppares), tras señalar que es muy importante que los padres de familia hablen con sus hijos sobre los peligros de esta nueva práctica sexual digital.
Aunque no hay cifras oficiales del sector Salud, el especialista estima que esta forma de interacción se ha incrementado en un 60% entre los adolescentes limeños de 14 a 19 años.
No es extraño. En la actualidad, las empresas de telefonía brindan un sinfín de facilidades para acceder a un móvil. Se estima que en el Perú hay más de 5’500.000 celulares inteligentes operativos que permiten conectarse a plataformas sociales y a aplicaciones de mensajería instantánea.
En cuanto al contenido de la información, Oblitas explica que los varones tienen mayor predisposición a enviar fotos de ellos desnudos porque son naturalmente más desinhibidos y exhibicionistas; mientras que las muchachas mandan imágenes sugestivas (no necesariamente explícitas), en que muestran alguna parte de su cuerpo, pues son más conservadoras y recatadas que ellos.
Sin embargo, ambos acostumbran a intercambiar mensajes sexuales con frecuencia con la persona que les gusta o con su pareja.
Oblitas añade que la costumbre de enviar fotos y videos eróticos es más frecuente en los segmentos A y B, porque tienen mejores dispositivos móviles. En cambio, en los estratos C y D, lo más común es el intercambio de frases subidas de tono.
Para el experto de Inppares, los adolescentes envían estos contenidos porque los consideran una herramienta de flirteo, un juego sexual con la persona que le atrae, una muestra de confianza con su enamorado o enamorada, porque les gusta exhibirse o, simplemente, por divertirse.
No obstante, a veces lo hacen por presión del entorno, porque un conocido le pide un video erótico o porque creen que así serán aceptados o reconocidos por su círculo. Otro factor es su deseo de ser los más populares entre sus amigos.
ACTIVIDAD RIESGOSA
El doctor Rolando Pomalima, director ejecutivo del Departamento de Niños y Adolescentes del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi, indica que la poca experiencia en la vida y la falta de información impiden a los menores darse cuenta de los riesgos que corren al mandar imágenes y videos de este tipo a través de sus celulares.
Añade que no tienen conciencia de que cuando envían las imágenes por su móvil pierden total control sobre ellas.
No se detienen a analizar que, si las fotos o videos caen en manos de extraños o de una persona malintencionada, pueden ser víctimas de chantajes, extorsiones e incluso terminar siendo los protagonistas de alguna página para adultos.
No piensan que este acto, que parece una travesura, puede tener repercusiones para toda la vida, porque a veces es imposible borrar los contenidos de la red.
Eso no es todo. Pomalima manifiesta que los daños psicológicos que el ‘sexting’ puede ocasionar a un menor cuyos videos han sido expuestos son muy graves. Puede sufrir angustia, ansiedad, irritabilidad, insomnio, cambios bruscos de humor, aislamiento, bajo rendimiento escolar, depresión, y, en casos extremos, llegar al suicidio.
“Muchas veces necesitará una terapia para superar el mal momento que le ha tocado vivir”, refiere el psiquiatra.
HABLAR CLARO
Para la psicóloga y orientadora sexual Patricia Espinoza, pedir a los jóvenes que dejen de intercambiar videos y fotografías eróticas es poco realista. Por eso, es preciso motivarlos a reflexionar sobre ciertos aspectos.
Por ejemplo, advertirles que cuando una imagen sale del celular es irrecuperable; que lo que queremos mostrar hoy, quizá mañana no; que nada les asegura que el destinatario sea su amigo para siempre; que la gente cambia y una persona despechada es capaz de hacer cualquier cosa por venganza.
Asimismo, es importante que sepan que el recibir información de tipo ‘sexting’ no les da derecho a hacer con ella lo que deseen y que el mal uso de las imágenes puede tener implicancias legales.
El artículo 183 del Código Penal sanciona hasta con 12 años de cárcel a quien difunda, exhiba u ofrezca material sexual con menores de edad. La pena se extiende hasta 15 años si el protagonista del video tiene menos de 14 años.
Finalmente, Espinoza subraya que si bien esta costumbre parece estar “de moda” entre los estudiantes, muchos adultos lo practican para mantener viva la pasión con su pareja. Sin embargo, aconseja evitar tomarse fotos en que se les vea el rostro o alguna seña particular de su cuerpo, a fin de no ser identificados en caso de que el material sea mal utilizado.