
Como parte de la reubicación de los ambulantes de Mesa Redonda y Mercado Central, el pasado 2 de junio, la Municipalidad de Lima inauguró con bombos y platillos la ‘Feria Bazar Huerta Encontrada’, en la cuadra 7 del jirón Amazonas, en el corazón de Barrios de Altos. Sin embargo, a menos de un mes de haberse destinado este espacio para vendedores informales del Centro de Lima, el alcalde Rafael López Aliaga admitió que la iniciativa ha sido un fracaso.
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El burgomaestre indicó que existe un terreno cerca a la sede del Poder Judicial que viene siendo evaluado por la comuna para que albergue a los comerciantes informales. Dijo que se priorizará, como se había contemplado en un inicio, a las personas discapacitadas, madres solteras y adultos mayores. Se trata de un grupo aproximado de 160 personas.
“Van a tener un local apropiado, mejor que el otro que fracasó, hay que reconocerlo. Estamos buscando otro lugar más céntrico, mucho más grande, estoy en negociaciones con una entidad del Estado, tenemos un terreno cerca al Poder Judicial”, dijo el burgomaestre.
Asimismo, como consecuencia de esta medida trunca, el comercio ambulatorio ha vuelto a invadir las calles de Mesa Redonda y Mercado Central. Gran parte de los ambulantes que pertenecían al grupo que fue reubicado en la feria decidieron regresar al ver que no tenían ventas.
El fracaso de la 'Huerta Encontrada'
En la quincena de mayo entró en vigor la medida municipal que declaró zona rígida Mesa Redonda y el Mercado Central, prohibiendo así el comercio ambulatorio y estacionamiento de vehículos. Los miles de vendedores ambulantes que se encontraban antes en el perímetro y vías internas de este cuadrante fueron retirados.

En los días siguientes, en un recorrido por la zona, El Comercio comprobó que las calles de estos emporios, como los jirones Puno o Inambari, que previamente lucían abarrotadas de ambulantes, pasaron a estar más despejadas y sin presencia de comerciantes. Solo se observaba a vendedores que contaban con la autorización respectiva del municipio, como lustrabotas, puestos de periódicos, de comida, entre otros.

Los ambulantes habían migrado hacia calles aledañas, ocupando pistas, veredas e incluso el puente peatonal de la Vía Expresa Grau, en los cruces con los jirones Luna Pizarro, Ayacucho y Andahuaylas.
Muchos de estos vendedores manifestaron que se empadronaron y que no les quedaba de otra que seguir vendiendo en las calles a la espera de que el municipio de Lima les asigne un espacio dónde vender, tal y como se les prometió. Esta situación cambió tras la inauguración de la ‘Feria Bazar Huerta Encontrada’, pues los comerciantes dejaron las calles del denominado ‘Triángulo de Grau’ y enrumbaron a Barrios Altos. Sin embargo, la decepción llegó rápido.

Los vendedores informales dijeron sentirse engañados por las autoridades, ya que la ubicación, los accesos y la sensación de inseguridad en la zona perjudica la llegada de público y por tanto sus ventas.
Indicaron que el sitio es inaccesible y poco conocido, por lo que a las personas se le dificulta llegar. Incluso, contaron que algunos comerciantes empadronados también tuvieron problemas para encontrar la feria.
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Al día de hoy, el lugar sigue luciendo desolado. Los dos a tres comerciantes presentes comentaron que sus ventas han disminuido drásticamente debido a la falta de clientes.
“Yo no estoy de acuerdo, es una zona peligrosa. Nos dijeron que nosotros podíamos innovar y hacer mercado, pero acá no, esto es un fracaso. No es accesible para nosotros. Tampoco queremos una zona céntrica, pero al menos una donde la gente pueda entrar tranquila a comprar”, expresó una vendedora.
Retorno de ambulantes
A fin de conocer a dónde han ido a parar los ambulantes que desistieron de ir a la ‘Huerta Encontrada’, este Diario recorrió nuevamente el cuadrante de Mesa Redonda y el Mercado Central y constató que buena parte de ellos han regresado a ocupar sus calles. La mayoría se ubica ahora en los jirones Inambari y Puno.
Además, a diferencia de las semanas anteriores, el jirón Andahuaylas -entre la Av. Nicolás de Piérola y jirón Cusco- luce más tugurizado, pues la cantidad de puestos ambulantes y vendedores que transitan por la zona se ha elevado. Lo mismo pasa, aunque en menor medida, a lo largo del jirón Ayacucho.

Este incremento del comercio ambulatorio también se ha visto reflejado en el denominado ‘Triángulo de Grau’, que agrupa calles y jirones adyacentes a Mesa Redonda y el Mercado Central. Incluso, han tomado nuevamente los puentes peatonales de la Vía Expresa Grau, principalmente en los jirones Ayacucho y Andahuaylas.
Al respecto, al alcalde López Aliaga dijo que su gestión no sancionará a las personas que hayan retornado a vender en las calles de Mesa Redonda y Mercado Central, pese a haber sido declaradas zonas rígidas. “No soy de la idea de sancionar a nadie. Este tema es consecuencia de una corrupción estructural de años. Quiero dar una solución integral al problema”, mencionó.
Razones del fracaso y alternativas
Cynthia Yamamoto, fundadora del Colectivo Peruanos de a Pie, dijo a El Comercio que el comercio ambulatorio en el Centro de Lima siempre ha estado en las calles con mayor cantidad de flujo peatonal, cerca o dentro del cuadrante del Mercado Central y Mesa Redonda. En ese sentido, asignarles un espacio a los ambulantes lejos de esta zona afectará en gran medida a la cantidad de potenciales compradores, ya que muy pocas personas llegarán a este nuevo lugar.
“La falta de compradores [en ‘Huerta Encontrada’] es una de las razones por las que ha fracasado esta medida de reubicación. No se trata simplemente de destinar un espacio vació, sino que tiene que obedecer también a razones de mercado”, explicó.

Además, sostuvo que ningún comprador va a ir a un nuevo espacio por el simple hecho de que se haya reubicado a los ambulantes. Se tiene que tener en cuenta también el tipo de producto y de qué manera se ofrece al público.
“La gente busca comprar lo que está al paso. El que vaya a un lugar determinado dependerá de la ubicación del sitio, las cosas que se vendan y que sea atractivo. Así habrá un mayor flujo de gente””, señaló Yamamoto.

La experta detalló que el diseño urbano, como las dimensiones de calles y jirones, también influye en la percepción del comercio ambulatorio, pues no todos los espacios públicos son apropiados para esta actividad informal. “En otras ciudades de la región hay zonas peatonales con suficiente espacio donde coexisten el comercio de la calle con el formal. Es un reto muy grande para la Municipalidad de Lima tratar de abordar este problema de forma exitosa”, dijo.
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Finalmente, Yamamoto consideró que de todas maneras habrá un grupo de vendedores ambulantes que no alcanzará a ser reubicado y tampoco admitido luego en el cuadrante del Mercado Central y Mesa Redonda, por lo que la comuna tendrá que ver la forma en la cual se pueda reconvertir a estas personas y se empleen en otro tipo de negocio.
“Lamentablemente, hay un grupo de la población que va a quedar excluida, ya que las calles no son infinitas. No hay espacio para todos”, resaltó.
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