El congresista Posemoscrowte Chagua (UPP) es médico, accesitario de la Comisión de Salud y, aunque suene contradictorio, uno de los principales opositores a la futura vacuna contra el COVID-19. El último viernes, en el debate sobre la ley que garantiza el acceso a la vacunación voluntaria, soltó una serie de informaciones falsas –incluida esa fábula que habla de la modificación del ADN– para intentar evitar que se apruebe la norma. En el Perú, al enorme reto logístico que supone intentar vacunar a 24,4 millones de peruanos en el primer trimestre del 2021 – meta del Ministerio de Salud –, se suma un incipiente, pero peligroso movimiento antivacunas que tiene en aliados en el propio Congreso de la República.
“Nunca en la historia del Perú ha habido un problema logístico tan complejo […] incluyendo estas advertencias descabelladas”, dijo ayer en RPP el presidente Francisco Sagasti.
Logística y cobertura
A la fecha, el país tiene aseguradas poco más de 32 millones de dosis de Pfizer/BioNTech y de la iniciativa global Covax Facility. Con el primero hay un primer cronograma que implicará una primera entrega de 50.000 dosis entre este mes y enero “si todo sale bien”, según el mandatario. Sin embargo, no basta con eso. Sagasti reconoce que se requiere garantizar una cadena de frío adecuada, distribución en regiones “antes de que se deteriore la vacuna”, personal suficiente y el monitoreo.
Angela Uyen, asesora en políticas de salud de Médicos sin Fronteras, con base en Bélgica, sostiene que la cobertura regional es indispensable para evitar brotes focalizados. “La eficiencia de la vacuna depende de una buena cobertura. Para lograr la inmunidad colectiva tenemos asegurar la distribución geográfica”, indica. En diálogo con El Comercio, agrega que también urge asegurar insumos y personal sin que esto suponga desmantelar el esquema de vacunación de rutina. Esto, tomando en cuenta que la demanda mundial de artículos como inyecciones y equipos de protección personal pueda aumentar conforme se aprueben las candidatas a vacunas y el país podría terminar en una lista de espera, tal como pasó con los ventiladores y las pruebas de PCR, si no se aseguran los insumos a tiempo. “La vacuna para COVID-19 no puede desplazar a otras vacunas, ni la cadena de frío, ni las jeringas. No podemos darnos el lujo de tener otras crisis como con la difteria”, señaló.
Para la exministra de Salud Patricia García se necesita mayor información sobre la estrategia específica de almacenamiento y transporte intermedio de las vacunas. “No basta con comprar congeladoras, se necesita saber cuál será el medio para llevarlas a regiones porque el envío tiene que ser rápido y eficiente. Las vacunas regulares en el país vienen de a pocos porque no tenemos capacidad para recibir tantas y hablamos de temperaturas de 2 a 8”, indicó a este Diario. El viernes, el Gobierno autorizó una transferencia de S/145 millones solo para la cadena de frío. El Minsa ya adelantó que se comprarán 10 292 equipos entre refrigeradoras y congeladoras, solares y eléctricas, así como 10 ultracongeladoras de -70°C, como las que requiere la vacuna de Pfizer.
Además, todo el Plan de Vacunación, aprobado en octubre pasado, contempla un presupuesto de 3 mil millones de soles hasta el 2021 para las actividades de inmunización.
Hasta el viernes pasado, el marco legal para permitir la vacunación estaba pendiente. Sin embargo, pese a los votos en contra de Chagua y otros 9 parlamentarios (de UPP, Frepap y Nueva Constitución), el pleno aprobó el texto sustitutorio de la ley que garantiza el acceso al tratamiento preventivo y curativo del COVID-19 y de otras enfermedades. La norma, además de precisar que las vacunas serán libres y voluntarias, permite que se otorgue registro sanitario condicional por un año a los medicamentos y productos biológicos con estudios clínicos en fase III de enfermedades debilitantes o potencialmente mortales en situaciones de emergencia.
García explica que esta modificación se podrá agilizar los trámites para importar vacunas que hayan logrado aprobación por países de alta vigilancia (como la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos o FDA por sus siglas en inglés, por ejemplo), que en circunstancias normales tomaría un año por lo menos. Lo que sigue es que la Dirección General de Medicamentos Insumos y Drogas (Digemid) del Minsa publique el reglamento respectivo en 15 días calendario.
Prevención y claridad
El tercer reto es comunicacional. Uyen advierte que existe el riesgo de que se relajen las medidas de protección por una falsa sensación de seguridad ante el inicio de la vacunación. “En el periodo entre la primera y la última persona vacunada, se tienen que mantener todas las medidas sino no se podrá controlar la cadena de transmisión”, dice. Aquí también se necesita mensajes claros del Minsa para hacer frente a la información falsa de los antivacunas, pero basada en miedos naturales de la población, sostiene la especialista. “Para empezar, no podemos decirle a la población que es la cura. La información debe ser clara”, insiste.
Según indica, es importante que se explique con transparencia que las vacunas pueden tener eventos adversos como dolores de cabeza o fiebre para que la población no crea en falsas teorías si esto ocurre. Asimismo, es necesario detallar cómo funciona el desarrollo acelerado para lograr autorizaciones de emergencia en el contexto de la pandemia.
“Mucha gente no ha vivido epidemias y no aprecian las vacunas como quienes viven brotes de enfermedades. En una campaña de vacunación en la República Centroafricana, la gente camina días para vacunar a sus hijos porque saben lo que significa”, enfatizó Uyen.
Cuatro falsos mensajes a desterrar
En este contexto, hay mitos muy difundidos que, aunque han sido descartados por científicos, siguen teniendo espacio en el discurso de los movimientos antivacunas. El médico Juan More Bayona, doctor en Inmunología Comparada por la Universidad de Alberta en Canadá e investigador de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, responde algunos de las frases más divulgadas:
1. Son vacunas experimentales y no han cumplido todos los estudios
More Bayona explica que no hay candidata a vacuna que no tenga fase preclínica concluida (ensayo en laboratorios y estudios en animales), así como el desarrollo de las tres etapas de fase clínica con voluntarios, en las que se evalúa parámetros de seguridad y eficacia de las candidatas. Antes de que se distribuyan, las reguladoras de fármacos y medicamentos de cada país, como la FDA, son las que brindan autorización. Hasta el momento, solo Pfizer ha conseguido aprobación de Reino Unido.
Lo que se ha acortado son los tiempos administrativos entre fases debido a la urgencia por la pandemia, indica.
2. Las vacunas pueden cambiar el ADN de las personas
Las vacunas que usan ARN mensajero (como Pfizer) usan una porción del ácido nucleico del virus que se inyecta para que la célula de la persona inmunizada pueda producir la proteína del virus y desarrolle una respuesta inmunológica, indica More. El especialista aclara que la presencia del ARN mensajero y de la proteína producida es transitorio. “No va a aumentar en el tiempo. El ARN se destruye cuando se produce la proteína y esta también cuando el cuerpo desarrolla la respuesta”, explica. Finalmente, el especialista insiste en que “el ARN es una molécula y el genoma es ADN, son distintos. El núcleo de la célula también está protegido sino mutaríamos todo el tiempo”.
3. El virus del COVID-19 fue creado en el laboratorio
More sostiene que el virus Sars-CoV-2 ha sido aislado en todo el mundo e incluso en el Perú, a través del Instituto Nacional de Salud, porque la tecnología para hacerlo es relativamente fácil. “Es falso que sea fabricado. La característica del genoma se puede rastrear en años y origen. Este virus es muy cercano a muchos coronavirus de origen silvestre, por eso se considera que el origen ha sido un murciélago”, indicó.
4. Las vacunas son causantes de enfermedades e infertilidad
El especialista sostiene que las vacunas cumplen una función específica y no existe evidencia de que provoquen enfermedades o infertilidad. “Las vacunas funcionan entrenando al cuerpo sobre cómo sería la exposición al virus completo. Se muestra una porción, el sistema inmunológico desarrolla una respuesta. Eso es todo lo que hacen”, dijo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) también es clara sobre este tema: no existen vínculos entre las vacunas y el autismo u otros trastornos. De hecho, el estudio de 1988 que sembró dudas sobre la posible vacuna fue descartado al comprobarse que presentaba “numerosas falencias y era fraudulento”. “Es mucho más probable padecer lesiones graves por una enfermedad prevenible mediante vacunación que por una vacuna”, enfatizan.
Sobre la supuesta relación con el 5G, agrega que la única vía de transmisión es que este interactúe con una célula a través del contacto con las vías respiratorias, tal como ocurre como la gripe o influenza.
Corrección: en la nota inicial se consignaba un error en el nombre del congresista Posemoscrowte Chagua.
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Sagasti: “Tenemos que persuadir a que se vacunen contra el COVID-19 pese a advertencias descabelladas”
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