Antes de movilizar sus tropas de conquista, el Inca siempre enviaba a sus emisarios al señorío por anexar al imperio. Además de ofrecerle los mejores tejidos al Señor local, para sellar su fidelidad al hijo del Sol le ofrecían brindar con chicha, en dos vasos de plata, uno en cada mano. Si aceptaba la propuesta, mantendría su posición, y solo debería reportar con el poder cusqueño. Si se rehusaba, llegarían las tropas. Y un nuevo señor brindaría con chicha servida en el cráneo del señor rebelde. Era un mensaje muy explícito, una oferta que no se podía rechazar.
La exposición “Los incas. Más allá de un imperio”, próxima a inaugurarse en cinco salas del Museo de Arte de Lima cuenta, entre otras, la historia del brindis con el Inca, basándose en estudios de autoridades como Thomas Cummings, pero también con los objetos de época que dan cuenta de esas intimidatorias negociaciones: Keros que reproducen los brindis en su diseño, con un rostro cadavérico a manera de copa o los tejidos que complacían al obediente cacique. Cuántas otras historias nos pueden contar las otras doscientas cincuenta piezas que componen la ambiciosa muestra, entre cerámica, metalurgia y pinturas, muchas de ellas nunca antes presentadas en público. A través de estos objetos, se generan narrativas que permiten al público entender que la cultura de los incas continúa hasta el presente.
Curada por Cecilia Pardo, Julio Rucabado y Ricardo Kusunoki, la exposición intenta responder a una pregunta aparentemente obvia: ¿Quiénes fueron los incas? Como señala Rucabado, curador de arte prehispánico del MALI, la respuesta no es tan simple. Supone reflexionar críticamente sobre cómo los hemos percibido siempre, como algo ajeno. “Los incas no nos han dejado retratos, como sí lo hicieron los Moche. Conocemos su arquitectura, sus formas de enterramiento, sus cerámicas, sus tejidos y muchas tecnologías que hasta ahora sobreviven, pero la imagen que tenemos de ellos es la que se formó desde la colonia, desde la mirara del otro”, explica el especialista.
Y es que el mismo término “Inca” o “inga” se acuñó en las crónicas escritas en el virreinato. En estas fuentes se habla de “los cuzcos”, para definir esta cultura. Como explica Rucabado, las investigaciones de César Itier proponen que el término “Inca” se refiere no a un grupo étnico, si no a un grupo de hombres adultos, reunidos con fines militares. Así, es a partir del cruce de estudios multidisciplinarios (de arqueología, historia del arte, antropología o lingüística) que la muestra puede trazar un panorama completo de cuatro siglos de historia andina, proyectada hasta el presente, gracias también a las coordinaciones con diferentes museos estatales, así como instituciones y coleccionistas privados.
Oro no es
Otra mirada con la que se suele asociar a los incas es como un territorio de tesoros y piezas de oro. Sin embargo, como explica el curador del MALI, esa es la imagen que, justamente, la muestra quiere cuestionar. “Lo que buscamos es ofrecer al público la historia de los Incas a partir de los testimonios de su arte y su cultura. Además, hay muy pocos objetos metálicos. El expolio tras la invasión hizo que todo el oro se transforme en monedas llevadas en barcos hacia la metrópoli”, advierte Rucabado. Si bien hay piezas preciosas que en su momento formaban parte de conjuntos funerarios (fuera de la vista de los conquistadores), la muestra ofrece muchos otros objetos de gran interés. Destacan, por ejemplo, un conjunto de figuras metálicas provenientes de Sacsayhuamán, que representan a escala natural un rocoto, un ají, una libélula y un renacuajo, y que formaban parte de las ofrendas incas en lugares sagrados. Otro conjunto resaltante es una notable colección de textiles, desde unkus hasta llicllas, que permiten apreciar un arte textil realizado en la época Inca y parte de la colonial.
La exhibición cuenta con cinco ejes temáticos, para hablarnos del origen del Tahuantinsuyo, la relación de los incas con el paisaje y la arquitectura, su pervivencia en la colonia, así como su actual legado. Un recorrido que muestra cómo surgió y se consolidó el gran estado inca, así como la trascendencia de su legado cultural. “Esta exposición es un proyecto muy ambicioso, pues antes de presentarlas al público vuelca décadas de investigaciones, hallazgos arqueológicos y relecturas de fuentes escritas. El mayor interés del Mali ha sido poder traducir los estudios de la Academia para hacerlos asequibles al público”, añade el curador.
Lugar: Salas 1, 2, 3 (primer piso) y Sala 29 (segundo piso) del MALI, Parque de la Exposición, Lima.
Temporada: Del 21 de junio al 26 de noviembre.
Ingreso: Entrada general del museo. Se pueden adquirir en Joinnus o en taquilla.