En el 2016, cuando los ciudadanos del Reino Unido votaron mayoritariamente a favor de la salida de su país de la Unión Europea
–el famoso 'brexit'–, el escritor británico Michael Bond, creador del célebre oso Paddington, expresó su desazón con esa oleada ultranacionalista: "Es muy triste esta decisión", dijo en una de las últimas entrevistas que concedió. Apenas un año después, en junio del 2017, Bond falleció a los 91 años.
El dato sirve para entender que una película como "Paddington 2", familiar y aparentemente inofensiva, puede también ser objeto de
una lectura sociopolítica y convertirse en una lección de ciudadanía en nuestros convulsos tiempos. Porque la historia de este osito proveniente del Perú, que llega a Londres y debe ingeniárselas para sobrevivir, estuvo inspirada, por confesión del propio autor, en las imágenes de niños migrantes llegando a la capital inglesa durante la
Segunda Guerra Mundial. "Todos llevaban colgando del cuello un cartel con su nombre y su dirección, así como un pequeño equipaje
con sus posesiones más valiosas", contó alguna vez Bond al diario "The Guardian".
Y la irrupción de la cinta en un contexto británico como el actual ha tenido repercusiones: en algunas escuelas se utiliza la historia de Paddington para ahondar en el tema de la migración y los refugiados. Y hace unos meses la revista "The Big Issue" puso al plantígrado en su portada con el titular: "Migrante. Ícono británico. Uno de nosotros".
—Mil oficios—
En esta nueva entrega de la cinta, actualmente en la cartelera local, Paddington ya vive como un miembro más de la familia Brown. Sin embargo, para reunir dinero y comprarle un regalo a su tía Lucy, comenzará a trabajar en los más diversos oficios: desde ayudante de
cocina hasta limpiador de ventanas. Después de una serie de embrollos, el osito peruano será detenido, acabará en la cárcel y tendrá que resolver varios papeleos para recuperar su libertad. Si le suena a algo que podría ocurrirle a un sudamericano cualquiera en Europa, no está equivocado.
Las primeras reacciones críticas al filme han sido bastante positivas, rescatando precisamente su compromiso con un tema muy actual, así como la frescura y naturalidad de su propuesta apta para todos.
En la dirección está el británico Paul King, quien también se encargó de la primera cinta en el 2014 (de recepción igualmente positiva), y el elenco principal es en esencia el mismo de su antecesora: Sally Hawkins (quien atraviesa un gran año gracias a su papel en "La forma del agua") como la jefa de la familia Brown y Hugh Grant como el villano principal de la historia.
—Elogio a la diversidad—
Hay algo más por resaltar en Paddington: la vieja tradición británica por trabajar con criaturas estrambóticas (ver recuadro). No siempre son animales, como en el caso de este peculiar oso, pero suelen tender
al antropomorfismo, rasgo que los sitúa en un punto medio entre la humano y lo fenomenal.
Acaso esa fauna excéntrica y diversa busque ser una apología al respeto y el entendimiento con los extraños, con el 'otro'. Una costumbre que si en la realidad parece estar perdiéndose por tendencias xenófobas y chauvinistas, se refuerza y enarbola desde la ficción.