Sonia del Águila

Cuando los papeles que interpretaba dejaron de entusiasmarle, viró hacia otros escenarios. Le dijo no a los personajes de villano y encontró en el teatro y el cine lo que la televisión le negó.

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El protagonista de “Canción sin nombre” empezó a estudiar actuación cuando tenía 13 años de edad, gracias a la invitación de una vecina suya. Desde entonces siempre ha estado ligado al arte.

Mi vecina me invitó a su clase con Ramón García en el MALI. Después de ese día, ella nunca más volvió a ir, y yo nunca más dejé de estudiar. Luego llevé un curso con Aristóteles Picho, que en paz descanse; y después un taller con Roberto Ángeles. Tuve que mentirle a Roberto que tenía 19 porque era un taller para adultos. Después de pasar los tres niveles, le confesé que tenía 17, me dijo que ya lo sabía, pero no me sacó porque había decidido apostar por mí. Luego me sugirió estudiar actuación en la universidad”, narra el artista nacional.

En 2007, Párraga fue convocado para integrar el elenco de actores de “Perú campeón”, una miniserie juvenil inspirada en el fútbol nacional que emitió Canal 4 como reemplazo en el horario de la sintonizada ficción de Efraín Aguilar, “Así es la vida”.

Eduardo Adrianzén me llamó para ese proyecto, fue la primera vez que actué en televisión. Interpreté al hermano menor de uno de los futbolistas crack de la minisierie, no era bueno con el fútbol, pero cuando eres chibolo, y estás emocionado con tu primer proyecto, te afanas, te pones terco y practicas más. Después actué en “Amor indomable”, interpretando a Fidel, era el villano”, enfatiza el artista.

Aquel fue el primero de una serie de roles antagónicos que Tommy Párraga interpretó en la pantalla chica. Uno de los más recordados fue el que dio vida en “Calle en llamas”, miniserie de emisión semanal de Canal 2 que dirigió Jorge Carmona en 2008. En aquella, el actor oportunidad encarnó a un pandillero desalmado.

Esa producción tuvo cuatro capítulos, yo solo estuve en la entrega inicial. Fue el último villano que acepté interpretar”, aclara Párraga.

¿Por qué la negativa a interpretar villanos?

Porque me dio flojera, tienes que hacer maldades todo el día, de alguna manera es agotador. Le exiges a tu mente que ordene a tu cuerpo a sentir emociones negativas que no corresponden, que no están sucediendo. No es agradable recurrir todo el tiempo a esa energía oscura, sobre todo cuando haces un papel de villano tras otro, durante largos periodos de tiempo. Al no sentirme cómodo con lo que estaba haciendo decidí explorar más en el teatro y el cine.

¿En algún momento sentiste temor de que no te convoquen, de no volver a actuar?

Todo el tiempo, sin embargo confiaba en que al no estar en TV, me iban a llamar para otra cosa. Y eso pasó. Empecé a hacer teatro, trabajé con gente bacán, a la que admiraba mucho en ese momento. Actué en “El chico de la última fila”, “Crónicas de una muerte anunciada”, “La ciudad y los perros’; obras importantes con las que recorrimos países como México, Ecuador, Chile y Colombia. Luego hice cine.

Tommy Párraga asumió roles desafiantes en la pantalla grande. (Foto: Hugo Pérez Torrejón)
Tommy Párraga asumió roles desafiantes en la pantalla grande. (Foto: Hugo Pérez Torrejón)

En la pantalla grande, Tommy Párraga experimenta importantes cambios en su carrera artística que lo entusiasman. La primera película que hizo fue “La vigilia” de Jorge Tamayo, protagonizada por Stephanie Orúe y Gianfranco Brero. Luego formó parte del elenco de actores de “El evangelio de la carne”. Sin embargo, fue en “La hora final”, donde consigue uno de los roles “más satisfactorios” que ha interpretado. En “Canción sin nombre”, ópera prima de la directora Melina León, fue elegido como Mejor actor principal por la Asociación Peruana de Prensa Cinematográfica (Apreci) por su papel del periodista Pedro Campos.

¿En el cine encontraste los roles que buscabas?

Cuando aparece el cine (en mi vida), todo cambia. El personaje que hice en “La hora final” fue muy bacán, duro, extenso, difícil. Fue un trabajo grande, de enorme preparación, de aproximadamente año y medio. Interpreté a Fidel, un terrorista, tuve que leer libros sobre hijos y padres terroristas. Fue un gran reto. Con esta película arranca todo. Después de eso aparece “Canción sin nombre”, luego grabo “La pasión de Javier”, como Héctor Bejar. Fue loquísimo.

¿A estas alturas de tu carrera, aceptarías volver a la televisión?

Hice un casting para Michelle Alexander, para “Luz de Luna”. Estuve esperando el llamado, pero como no me llamaban me fui a México a tramitar mi visa. Y cuando estoy en Cancún, conociendo por primera vez el Caribe, me llaman. Les dije que no porque, además, había sacado cita en el consulado, pagado al abogado, era mucho dinero.

¿Qué personaje ibas a interpretar en “Luz de Luna”?

No sé cuál era porque ni bien me preguntaron sobre la disponibilidad, les dije que no podía. Yo encantado de volver a la televisión, que es donde empecé.

¿Así sea para interpretar a un villano?

No importa porque si no hubiese tomado esa decisión que tomé a los 24 o 25 años: de explorar otras habilidades, no sabría todo lo que sé ahora. Ya viví lo que tenía que vivir, incursioné también en la docencia, dicto clases de actuación en la universidad y hago talleres. En ‘realities’ como “La Voz” y “Yo soy”, enseño expresión artística y actuación a los participantes.

¿Tienes proyectos pendientes para este año?

Grabé un cortometraje para una película de Michelle Alexander, me parece que es su ópera prima. Se llama “Zulen y yo”. La protagonista es Norma Martínez y yo interpreto a Zulen. Fue una experiencia muy linda, Michelle hizo un prolijo trabajo. También estoy audicionando para México, tranquilo, sin necesidad de estar viajando continuamente porque ya me dieron residencia mexicana. Mi meta principal es hacer carrera allá.





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