Cuando su salud fue severamente afectada por una neuropatía periférica y una encefalitis, como consecuencia de la COVID-19, Chyno Miranda se enfrentó a uno de los retos más duros de su vida. Las circunstancias lo colocaron ante dos caminos: permanecer en una silla de ruedas, incapaz de caminar y con dificultades en el habla, o someterse a terapias intensivas y dolorosas. Eligió la segunda opción, aunque el alivio no llegó solo con el tratamiento. Fue la música con su brillantez la que lo sacó de la oscuridad. Casi cuatro años después de esa etapa sombría, el cantante venezolano regresa a los escenarios junto a Nacho en una gira que los traerá en noviembre al Perú.
“A medida que veíamos la mejoría de Chino a través del contacto que tenía con nuestro equipo, nos dimos cuenta de que lo que le faltaba era fogueo, poder compartir lo que sabe hacer y le apasiona. La música debía formar parte de su terapia, y eso hicimos”, recuerda Nacho con emoción.
“Comenzamos grabando pequeñas cápsulas de miniconciertos con público para YouTube. Lo bueno de este formato es que podíamos repetir las grabaciones hasta obtener el mejor resultado. En el primer contenido, Chino necesitaba tomar pausas, salía a respirar y luego regresaba. En el segundo, ya se le notaba más seguro y capaz. Nos dimos cuenta de que no solo se trataba de recuperar su capacidad de generar ingresos, sino que la música era fundamental para su recuperación. El siguiente paso fue grabar canciones en el estudio, y con cada sesión, su mejoría era evidente, hasta que finalmente nos dijo que estaba listo para volver a los escenarios y planear una gira. Asumimos el riesgo y triunfamos en nuestra primera presentación”, asegura.
"Hasta que finalmente nos dijo que estaba listo para volver a los escenarios y planear una gira"
Después de siete años de seguir caminos separados, Chino y Nacho iniciaron su “Eterno Tour” con sold out, el 29 de septiembre en el Hard Rock Live en Miami, y continuaron en Puerto Rico. El 15 de noviembre se presentarán en el Arena 1 de Perú.
“El 15 de noviembre también es el cumpleaños de mi compañero, lo que nos llena de alegría, ya que Perú ocupa un lugar muy especial en nuestras vidas. Después de Venezuela, fue el primer país que nos recibió con los brazos abiertos, incluso antes de que nuestra música llegara a ser internacional. Aquí me conocieron cuando no tenía hijos, y ahora tengo seis”, comenta Nacho con gratitud.
Adiós temporal
El vínculo entre los músicos venezolanos, que nació en su niñez y se consolidó en un proyecto musical exitoso bajo la recomendación de Don Omar, se rompió en febrero del 2017. La separación no fue fácil, y aunque el ego fue un factor clave, no fue el único motivo de que esta ocurriera. “Influyó, pero había muchas otras razones que también pesaron. No intento justificar nuestros errores, pero fueron varias las cosas que nos llevaron a esa decisión”, comenta Nacho, reflexionando sobre ese difícil momento.
Sin embargo, el tiempo y las experiencias personales les ofrecieron una nueva perspectiva. La madurez y la fe jugaron un papel fundamental en su reconciliación. “Dios nos pone pruebas en el camino para que aprendamos a valorar lo que antes no entendíamos”, explica Nacho. Las tormentas que enfrentaron, tanto a nivel personal como artístico, los llevaron a redescubrir la importancia de su amistad y a sanar las heridas del pasado.
El estado de salud de Chino fue un punto crucial para el reencuentro. “Su condición nos unió nuevamente. En ese momento, sugerimos poner todas nuestras energías en su recuperación, y poco a poco, todo fue fluyendo”. Así, paso a paso, volvieron a compartir escenarios y retomaron su relación, dejando atrás los desacuerdos que alguna vez los separaron.
“Ha sido un proceso lleno de emociones: frustración, culpa, resiliencia, y también de regocijo. Verlo recuperado y con sus habilidades intactas es algo que valoro profundamente. Tener una segunda oportunidad para apreciar juntos lo que hemos construido es, sin duda, un maravilloso regalo”, afirma.
Asimismo, reflexiona sobre la evolución de su relación con Chino, destacando que hoy en día tienen más similitudes que diferencias. “Ahora compartimos mucho más de lo que nos separa. A pesar de los desafíos que enfrentamos como seres humanos, ambos somos personas trabajadoras y con ambiciones que queremos crecer a través del trabajo honesto”, remarca.
En lo personal, admite haber atravesado tiempos difíciles: “Pasé por una etapa de muchas separaciones: de mi equipo, de amistades y también de mi pareja. Viví un divorcio muy complicado. Estaba acostumbrado a tener a mis hijos conmigo, a verlos todos los días, y de pronto todo cambió. Fueron demasiadas pruebas a la vez. Siento que Dios nos puso estos desafíos para que los enfrentáramos y saliéramos más fuertes. Hoy, sin duda, somos mejores personas”, asiente.
Hoy, Chino y Nacho celebran no solo su música, sino también la fortaleza de su amistad, renovada por la madurez y la gratitud por lo que han vivido juntos.
Colaboración con Flavia Laos
Durante su última visita al Perú, Nacho aprovechó la oportunidad de grabar un tema junto a la peruana Flavia Laos. “Fue algo muy lindo. Me encontraba en un momento en el que ya no estaba bajo el control de una disquera. Antes, las colaboraciones se decidían en base a factores como la fama o el alcance del artista, pero creo que esa no debe ser la razón principal para trabajar con alguien. Tiene que haber química y una intención genuina de apoyar el crecimiento de la otra persona”, refiere
La colaboración con Flavia surgió de manera natural cuando unos amigos lo invitaron a un estudio. “Nos pusimos a componer, y la canción simplemente fluyó. Más tarde, ella se preocupó por si podría lanzarla, y le dije que no me importaba si se convertiría en un hit o no; lo importante era vivir la experiencia de grabar con alguien que tiene grandes sueños”, relata Nacho. Añadió que, como ocurrió con Flavia, está dispuesto a colaborar con otros artistas, siempre que haya una conexión genuina que haga el proceso especial.