Christian Domínguez, cantante e integrante de “América Hoy”, nos habló de “Ayayay!”, el reciente tema que estrenó “Gran Orquesta Internacional” junto al cubano Nesty. Además, recordó todo sobre sus inicios en La Joven Sensación, los sacrificios que hizo en la vida, sus looks y cómo así “Tic Tic Tac” pasó de ser un tema poco valorado por los integrantes de la agrupación a convertirse en un fenómeno.
—Hace unas semanas la Gran Orquesta Internacional lanzó el tema “Ayayay!” con el cubano Nesty. ¿Estás satisfecho con el resultado?
La verdad, esa canción fue creada por Nesty y Dimas Ysla, su primo; me hicieron escucharla y me pareció linda. Es una creación de ellos, buscaron la canción, la prepararon, la produjeron. Yo feliz de que crezca, me encanta la canción, es una fusión urbana con cumbia. Nesty es un personaje ligero, joven, así que excelente por ese lado, espero que le guste a la gente.
—¿Qué más viene para Gran Orquesta Internacional?
La reactivación es cada vez mejor. Te soy sincero, todavía estamos bajos en el sentido la frecuencia. No solo es un tema de conciertos, nosotros somos una empresa que maneja dos agrupaciones, tenemos un personal bastante grande que tiene muchos gastos de oficina, gastos de márketing; tenemos gastos en los buses de las agrupaciones, etc. Lo que trato de decir es que de cada concierto todo se va juntando para pagar gastos. Nosotros en la pandemia agotamos todos nuestros ahorros. Gracias a Dios, no vendimos ningún activo.
—Tus inicios se remontan a lo que es “La Joven Sensación”. ¿Qué recuerdos tienes de esa etapa?
Los mejores recuerdos. La verdad, estoy muy contento con lo que se logró a esa edad complicada, pero es la decisión que tomé. Tenía 15 años, todo fue con permiso de mi padre. Primero me acompañaban a todas las citas, me supervisaban.
—¿Cómo es que te convocan?
Yo soy del colegio San Antonio de Marianistas y siempre he estado en los coros y de pronto uno de los músicos trabajaba en una orquesta del Callao me avisó.
—Cuando iniciaste en “La Joven Sensación” sabías que querías mantenerse en la escena musical a lo largo de los años
No. Cuando estuve en la La Joven Sensación soñé con ser Servando y Florentino en su época. Soñé en tener fans, soñé vivir de la música, pero no imaginaba cómo se iban a venir las cosas. Soñé en cumplir muchos sueños y que no serían tan difíciles. Soñé eso, y aún sigo soñando. He sido un superviviente, me siento bendecido por Dios porque siempre me ha dado las fuerzas y oportunidades, siento que me dice: ‘Esfuérzate y lo vas a conseguir’. Ha sido demasiado duro, como no te lo imaginas, tener un estilo de vida, un estilo de trabajo. Yo he llorado y he dicho estoy cansado de esto, cansado de trabajar y no tener lo que yo quiero. Sabía que era un proceso, no soñé con esto, no imaginé que iba a ser de esta forma. Agradezco mucho lo que he logrado porque ha sido a base de esfuerzo y porque de alguna manera mi nombre está en el país.
—¿Qué sacrificios tuviste que hacer al inicio de tu carrera?
Yo me privé de muchas cosas, de discotecas, me prohibí de tomar entre amigos, un montón de sacrificios. Imagínate, a los 20 años mis amigos vivían de lo lindo y yo no podía, son sacrificios de mi carrera, fue duro porque hice cosas que nadie hacía, pero fue clave para que mi nombre sea una marca. No me quejo, pero no me gustaría que me hijo pase por esto.
—¿Imaginabas que “La Joven Sensación” tendría un éxito arrollador? Hubo muñecos, discos.
Qué voy a imaginar. Comencé a cantar porque me pasaron la voz, postulé a una orquesta que cantaba en quinceañeros, en polladas. Era una orquesta joven, ellos solían decir que eran los ‘Salserines peruanos’. De un mes a otro empezamos a visitar los colegios y ahí sentí la diferencia, la fanaticada, gritos que nunca imaginé que iba a suceder porque yo entré a una orquesta del Callao, de pollada. Fue algo inesperado, totalmente inesperado. Hasta ahí yo seguía pensando a qué me iba a dedicar. Ese año, cuando cumplí 16, decido tomar consciencia de mi carrera y quise diferenciarme de los demás.
—Las canciones más pedidas de la agrupación fueron “Tic Tic Tac”, “Agárrate que vengo” y “Qué será de mí”. ¿Tuviste algo que ver en la creación?
Yo no compongo, le tengo mucho respeto al compositor, soy intérprete. No tengo ese don, no tengo nada que ver con las canciones, a mí me las dieron y lo único que hice fue divertirme.
—Cuál fue la primera impresión que tuviste al leer la letra de “Tic Tic Tac”
Cuando me dan ‘Qué será de mí’ fue paja porque es una canción suave, bonita. Hasta el día de hoy yo la canto en mi show. Pero cuando fue el ‘Tic Tic Tac’ era un choque bastante fuerte; nosotros no queríamos hacer el ‘Tic Tic Tac’. Recién empezaba la prensa intensa, por no decir amarilla. Lo que pasó es que nosotros éramos salseros y estaban en la época de la tecnocumbia y siempre nos preguntaban si nosotros éramos salseros o hacíamos lo otro. Nosotros respondíamos que éramos salseros y por ahí a alguien se le ocurrió decir que nosotros decíamos eso porque denigrábamos, o porque no queríamos decir nada de la tecnocumbia. Como que lo comenzaron a llevar por ese lado, entonces crean el ‘Tic Tic Tac’. Nosotros teníamos vergüenza hacerla, más aún los pasos. La grabamos, Dios mío y cuando debíamos salir por la televisión, me moría de vergüenza, no quería; pero ya sabes el fenómeno que se hizo por cumplir con la tecnocumbia.
—¿Alguna anécdota que nos puedas compartir de la grabación de “Tic Tic Tac” en Machu Picchu?
La única anécdota que recuerdo que, en ese entonces, me pintaban el cabello y tenía lentes de contacto, era la moda. Entonces me quieren pintar el cabello antes del videoclip, pero al final me dicen que me pinté el cabello en Cusco. Para esto no sabían que en la altura no cogía el color que se quería, me empiezan a pintar el cabello y mi cabello del “Tic Tic Tac” es el más naranja que puedes ver porque nunca agarró el color. Me quedé despierto toda la noche, nunca se pudo pintar, solo se decoloró. Yo hice el “Tic Tic Tac” con mi cabello naranja, yo maldecía, decía ‘por qué justo en el video...’
—¿Cómo te sientes al ver tu look de ese entonces?
Me río. De algunos de mis looks me arrepiento y de otros no. Es nostálgico porque eran parte de (algo), lo tomo con mucha gracia; ese look ya no podré tenerlo. Lo que hicimos fue un sueño. No fuimos preparados para eso, ni siquiera el mánager sabía que podía pasar o todo lo que iba a suceder con “La Joven Sensación”, simplemente nos juntó para hacer música en algunas fiestas y nosotros igual.
—¿Cómo era la convivencia con tus compañeros?
Era la más bonito. Nos matábamos de risa, no teníamos hijos, el dinero era para ti. Ganabas, ganabas y era para ti.
—¿Tu mamá te ayudó a manejar tus ingresos?
Con mi papá lo manejé hasta los 18 años, pero luego ya no, despilfarraba. Se me perdía la billetera y decía: ‘Ah se me perdió’. No estaba al pendiente de eso, porque sabía que no se iba acabar.
—Eras uno de los más queridos por las jóvenes, ¿Cómo hiciste para mantener siempre los pies en la tierra?
Esa es una de las cosas que ha hecho que hasta el día de hoy tenga el cariño de muchas personas, si quieres llamarlo un secreto. Tuve la suerte de estar siempre con mi madre y padre hablándome mucho respecto a eso, a que no se me suba la burbuja a la cabeza. Siempre con educación, agradecimiento a Dios, a la gente, desde la persona que carga el cable hasta la que conduce un programa. Gracias a Dios tuve mucha orientación de mis padres, es uno de los secretos que hace que hasta el día de hoy siga trabajando.
—¿Por qué se diluyó el grupo y cómo tomaron la noticia?
El grupo no estuvo planeado a que tenga el éxito que tuvo, no se vio como empresa, no se tomó como debió tomarse; entonces, bajo esos términos es un edificio fácil de tumbar. Un montón de cosas que no se veían y cuando pasó lo que tenía que pasar, porque todo lo que sube tiene que bajar, hubo malas decisiones de quien lo manejaba. Intentamos sobrevivir cambiando de nombre, se llamó ‘Proyecto Latino’, pero ya era difícil porque perdimos mucho tiempo, teníamos que cambiar el manejo un año antes y no pasaba nada. Lo que tuvimos que hacer es que cada uno tomara su rumbo. Yo me asusté, dije ‘¿y ahora qué hacemos?’.
—¿Después qué vino para Christian Domínguez?
Trabajé en el banco, ganaba 700 soles. Me tenía que cortar el cabello. Luego me quedé durante cuatro años, pase de un puesto a otro hasta que llegue a ser funcionario. Al cuarto año recibí el llamado de Michelle Alexander para hacer “Néctar en el cielo”. Mi familia me dijo que no, me dijo que me olvidara. Yo tenía un jefe que me decía que mi vida no estaba ahí (en el banco), que mi vida estaba en el arte. Me dijo que si no me iba bien podría volver al banco, tenía 23 años, y yo decido grabar. Tras ello empezó nuevamente mi carrera.
—¿Tienes contacto con tus excompañeros?
Estoy orgulloso de ellos. Guillermo Cubas trabaja para una empresa de visitadores médicos, pero él es el número dos en el país. Franco Cortés es mi socio, en Tusan Wok. Erick es el único que está en el ambiente artístico, lo veo constantemente, nos corregimos y nos vemos; no muy seguido, pero nos vemos. Tengo comunicación con todos.
—¿Qué consejo le darías al Christian Domínguez de La Joven Sensación?
Lo tendría que aconsejar de manera personal, más que de manera profesional. Le diría que piense mucho antes de hacer las cosas porque de esa manera me hubiera equivocado la mitad, si le hubiera hecho caso a mis padres. Eso le diría para que cometa la mitad de los errores por sus decisiones. En lo laboral, le diría que si piensa que ha trabajado duro, que trabaje más duro.
Sus planes en la TV
—¿Te veremos durante toda la temporada en “América Hoy”?
Hasta el momento, toda la temporada. Si Dios quiere, me verán todo el año.
—¿Te sientes cómodo en el matutino?
Al comienzo fue difícil porque me tenía que acomodar, pensar bien las cosas antes de decirlas. O sea, los temas que se tocaban, a veces a mí me señalaban (mis errores). Al comienzo me afectaba porque pensé que era personal. Como no lo entendía bien, me sentía incómodo. Sabía que era un tema que no estaba entendiendo todo, me tocaba. Yo nunca he estado así tan expuesto, donde se podía tocar temas en lo que yo tengo que ver, entonces me incomodaba. Después de un tiempo, el sobrellevarlo, el darles vuelta a los temas, la correa lo aprendí a manejar.
—Justo hace poco estuviste envuelto en una polémica al referirte al fin de tu relación pasada. Incluso, vimos a Pamela Franco brindado declaraciones al respecto.
Sí, yo asumo toda la responsabilidad. Me puede ganar mis cinco minutos de ira y responder, por más que tenga años en esto, no significa que no me puedo equivocar. Uno nunca termina de aprender, entonces fue responsabilidad mía, yo pude haberlo manejado mejor.
—En más de un momento se te ha visto incómodo lo por comentarios que te hicieron en “América Hoy”, ¿Cómo lo solucionaron?
Hubo conversaciones con mi productor, que me ha explicado. Yo también le he explicado lo que me gusta y lo que no. Conversaciones interminables, pero cuando entiendes lo que tienes que aportar te sientes más cómodo. Yo no quiero el lugar ni de Edson, ni de Janet Barboza, ni de Ethel; yo quiero estar donde estoy. El peor error es que quieras el lugar del otro. Yo me siento cómodo porque me encontré, ya sé mi ubicación, cada uno ya encontró su personaje.
—¿Qué has aprendido de tus compañeros?
Lo que me están enseñando es algo invaluable, en cada uno de ellos aprendo algo y ahora puedo ver las cosas con claridad y sé cómo defenderme elegantemente, no responder una pachotada. Aprendí de todos, es algo que siempre lo voy a decir abiertamente.
—¿Te gustaría estar al mando de un programa?
Yo te voy a ser sincero. A mí no me quita el sueño conducir solo o acompañado, así como no me quita el sueño cantar solo o acompañado. No es que me sienta mejor conductor o cantante solo. Yo creo que disfrutaría más la conducción acompañada. Prefiero trabajar así, me siento más tranquilo.