Juan Diego Flórez visita el colegio Fe y Alegría ubicado en el distrito de  San Juan de Lurigancho, como parte de una supervisión a los avances de Sinfonía por el Perú. Foto: Anthony Niño de Guzmán.
Juan Diego Flórez
Alfonso Rivadeneyra García

Quien va de oeste a este de Lima para llegar al colegio Fe y Alegría del pasaje Unanue en San Juan de Lurigancho tiene que cruzar el río Rímac; ver y oler las escasas aguas, comerse un poco de tráfico también. Así fue para este periodista y seguro también lo es para los cientos de escolares que estudian en el centro educativo, uno de los núcleos de la ONG Sinfonía por el Perú que en sus 13 años de historia se ha enfocado en proveer a niños y adolescentes de una formación en valores, de darles un espacio seguro y enseñarles a usar sus talentos para tocar música clásica.

El último jueves el tenor peruano , fundador de Sinfonía por el Perú, visitó la mencionada escuela. Esa tarde decenas de niños de toda la ciudad le dieron alcance, para rendirle homenaje al benefactor en su corta visita a la capital, quien además hizo las veces de fiscalizador. O mejor dicho, de benévolo espectador de los avances que han tenido los menores de edad luego de meses de práctica. Horas antes de la llegada del tenor, El Comercio comprobó que los niños, con vientos y cuerdas en la mano, con la voz en la garganta, estuvieron ensayando para darlo todo con su música.

“Las expectativas son muy grandes, estoy muy contento de estar aquí. Hay varios núcleos reunidos aquí de toda Lima; [estoy] muy contento, cuando vengo tengo esta oportunidad de ver los avances de los núcleos, de encontrarme con los beneficiarios”, dijo Juan Diego Flórez a El Comercio antes de presenciar el recital de los niños. No se suponía que le preguntáramos nada al tenor, pero este periodista lo hizo, sin remordimientos.

No todos pueden entrar al colegio para la presentación, pues hay una lista de invitados y el espacio es limitado. Incluso las madres de algunos niños de Sinfonía se quedaron afuera, con ganas de verlos, orgullosas. Las madres con las que habló este Diario destacaron la disciplina que sus hijos adquirieron gracias a la música. Y los niños también tenían algo que decir. “Canto con orgullo junto con mis compañeros y lo disfruto mucho”, dijo Gianluca Rojas (11), miembro del coro. “Me siento bien [en Sinfonía], porque a la vez estoy con mis amigas y compañeros, voy aprendiendo más canciones”, contó por su parte Micaela Almeida (10), que también canta.

Le dio la bienvenida al tenor la agrupación Sicuris del Núcleo Rímac, tras lo cual el invitado de honor se ubicó en la primera fila de los asientos dispuestos. Ya iniciado el evento, hicieron lo suyo el coro de cien voces, el ensamble de percusión de educación especial y, por supuesto, la orquesta sinfónica del Núcleo San Juan de Lurigancho. ¿Y el repertorio? No faltaron la “Danza húngara N°5″, “Guantanamera” y tampoco “He’s a pirate”, el tema principal de la saga “Piratas del Caribe”.

Juan Diego Flórez apreció todo atento. “Gracias” ―dijo al final, y los aplausos lo envolvieron como a una estrella del pop― “por el trabajo que han hecho estos días para lograr lo que nos han brindado; música muy bien hecha, con mucha pasión, con mucha entrega, al coro, a ustedes [los invitados], a la orquesta. Y quiero agradecer a todos nuestros aliados, a nuestros socios por estar acá con nosotros. Al equipo de Sinfonía, a los profesores, a todos los que han hecho posible que esta presentación sea como ha sido, y esto demuestra que unidos podemos hacer cosas muy lindas, muy grandes”, agregó el tenor. Siguieron entonces las fotos de rigor, las sonrisas y más gritos y aplausos para él. Flórez no cantó esta tarde, pero la influencia de su voz está presente.

DATO

El sábado último Juan Diego Flórez cantó en el Gran Teatro Nacional acompañado por la Orquesta Juvenil Sinfonía por el Perú.

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