Tengo que decir algo, antes que nada: soy una Directioner.
Eso explica, quizá el corazón roto de 22.4 millones de fans en Instagram de los One Direction que no entienden la noticia. El mundo se paralizó por unos minutos con la rumor -primero- y la tristeza- después. Liam Payne, uno de los cinco legendarios miembros de One Direction fue encontrado sin vida en Buenos Aires. Esa vida que por tantos años le regaló infinitas alegrías y sonrisas a toda una generación de niñas -y, por qué no, niños- nacidos en los 2000 que conocieron con ellos lo que es el fanatismo; lo que es querer con todas tus fuerzas a alguien que no tiene idea de que existes, pero que de alguna forma te hace muy feliz.; lo que es dedicar tu tiempo y energía a saber todo sobre sus vidas, a gastar todo tu dinero, así sea muy poquito, para verlos a varios metros de distancia y escucharlos cantar.
Esa vida que, hoy, para mí y seguro para muchas chicas de mi edad, dejó una huella gigante en nuestra infancia y por ello estaremos siempre agradecidas.
One Direction marcó un antes y un después en la industria musical y su éxito se vio intensificado por el evidente ‘boom’ de las redes sociales en la segunda década de los 2000: la banda rompió seis records Guinness de popularidad con su música - la banda más seguida, los 36 millones de suscriptores en YouTube, la canción más popular en un videojuego de baile- y se metió en los corazones de millones de personas desde que hicieron sus primeras apariciones como solistas en el programa The X Factor UK. Fue el primer grupo de la historia en colocar sus cuatro primeros álbumes en el número 1 de las listas de éxitos y su última gira “Where we Are Tour” fue una de las más vendidas en toda la historia. Millones de estadios sold out, documentales, infinidad de merchandising, libros, líneas de cosméticos, y una interminable lista de logros alcanzados. La locura de One Direction, señalan miembros de la industria incluso local, recogidos para esta nota, es algo que solo se había visto previamente con The Beatles, con quienes curiosamente compartían nacionalidad.
Sir Paul McCartney, que tocará en Lima el próximo 27 de octubre, dijo de ellos que “saben cantar, hacen buenos discos, y gustan a las chicas”. Una bendición.
Liam Payne se encontraba, durante sus últimos meses de vida, en el ojo de la tormenta para sus fanáticas debido a ciertos comentarios y comportamientos que dejaban mucho que desear de quien, por largos años, fue considerado un ídolo. Y aunque en este tiempo hubo un desacuerdo colectivo con muchas de sus actitudes, de cualquier manera esta noticia no deja de ser un golpe fortísimo para millones de chicas -en su mayoría- que crecieron junto a él. Se siente, de alguna manera, como si un pedacito de esos preciosos e inocentes años muriera también.
One Direction dejó una marca enorme y sus integrantes seguirán ocupando un espacio sumamente especial en los corazones de todos y todas quienes estuvimos ahí desde el inicio y hasta el final. Y seguiremos. Que no se nos olvide nunca lo importante que un artista puede impactar en la vida de alguien. La muerte de Liam, sea como haya sido, solo nos recuerda, una vez más, lo frágil que es nuestra existencia.