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Tiene 12 años, dirige orquestas y compone música clásica: Mauro Lionel, el prodigio peruano que no conocías
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En una época en la que la palabra “prodigio” suele usarse más para inflar perfiles en redes sociales que para describir trayectorias reales, Mauro Lionel Malca prefiere poner las notas en su lugar. Tiene 12 años, compone desde los cinco, dirige su propia orquesta y acaba de recibir en Londres uno de los reconocimientos más importantes para jóvenes talentos en el mundo: el Global Child Prodigy Award.
A su edad, el “reconocimiento” importa menos que una buena partitura. Su biografía no necesita adornos; se construye paso a paso, obra tras obra. Ya ha compuesto más de cien piezas. Muchas surgieron mientras otros niños jugaban fútbol o dormían la siesta, pero lo suyo no es encierro ni rigidez. Lo que comenzó con un piano de juguete a los tres años hoy lo estudia de forma formal en la Universidad Nacional de Música.
Aunque sus logros lo emocionan, lo que más lo ilusiona es lo que está por venir: su primer disco profesional, La Gesta Andina, una obra sinfónica dividida en tres bloques —el Tahuantinsuyo, la época colonial y la reemancipación—. Tres etapas, tres narrativas y un país que suena desde los dedos de un niño que entendió que la historia no solo se enseña: también se puede escuchar.

Una promesa musical
La siguiente parada en el camino de Mauro será el miércoles 13 de agosto, en el Gran Teatro Nacional. Y aunque el reto cada vez incremente, su visión sigue siendo la misma: traducir las gestas del Perú en sonidos que conmuevan. No es la primera vez que lo hace —el pasado 20 de julio lo demostró en el Teatro Segura—, pero sí una oportunidad para seguir afinando su propia idea del país.
Además de componer, Mauro también dirige. No porque alguien le haya dado permiso, sino porque entendió que si la música salía de él, también podía guiarla. Lo hizo por primera vez entre músicos adultos que, al enterarse de que el pequeño director era también el compositor, respondieron con sonrisas de respeto genuino. “Pensaba que los directores eran gente con mucha experiencia, esa gente de saco y corbata que solo ordena. Pero ahora entiendo que dirigir es plasmar tus ideas tal y como las concibes”, menciona Mauro, mientras habla de José Bernardo Alcedo o Beethoven como si fueran viejos conocidos.

Es consciente de la responsabilidad que implica estar al frente de una orquesta, pero no se abruma. Se prepara, estudia, practica. Y lo hace con la seriedad de quien sabe que la música, cuando se toma en serio, puede transformar. Por eso también compone con software, escucha lo que escribe, corrige, descarta, mejora. No hay lugar para la improvisación milagrosa. Solo para el trabajo constante y la emoción bien canalizada.
A estas alturas, Mauro Lionel no necesita que lo llamen prodigio. Ya lo han hecho. Lo que necesita es un espacio donde otros, como él, puedan conectarse con su país a través de la música. “Quiero que otros niños también se sientan capaces de hacer grandes cosas”, dice. Por eso, más que los premios, lo que verdaderamente lo emociona es saber que seguirá tocando música en otros espacios.

“La música es una forma de comunicación que sale del corazón”, sentencia. Una declaración que no suena a cliché, sino a convicción. Porque cuando se le escucha —en sus palabras, en sus composiciones, en sus silencios— uno entiende que Mauro Lionel no es un niño que toca música. Es un músico que, por ahora, tiene 12 años.
· Miércoles 13 de agosto
· 6:00 p. m.
· Gran Teatro Nacional
· Ingreso libre. Inscripciones desde el 8 de agosto a través de la web de Teleticket












