Desde una ubicación que prefiere no revelar por seguridad, Munera Yousufzada, la primera mujer que ocupó el cargo de viceministra de Defensa en Afganistán (2019-2020), dice que no cree en los mensajes de moderación que los talibanes insisten en enviar al mundo.
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En diálogo con El Comercio, la exfuncionaria afgana de 35 años alerta que las atrocidades contra las mujeres ya son visibles en varias provincias y analiza el delicado futuro que le espera a Afganistán, donde las tensiones han crecido tras el brutal atentado del Estado Islámico en Kabul el jueves pasado y el inminente retiro de las tropas estadounidenses que se deberá completar este martes 31.
—Su designación como viceministra de Defensa hizo historia en su país. ¿Cómo se siente al ver en peligro el futuro de miles de niñas afganas?
Creo que nos esperan días muy difíciles. No importa si estamos en Afganistán o en el extranjero. Todos experimentamos heridas de humillación, discriminación y acoso. En el pasado, las restricciones a las mujeres afganas eran impuestas por la comunidad tradicional, pero con el ascenso de los talibanes, estas restricciones han pasado a formar parte de nuestras leyes y políticas, lo que significa que todo el mundo tiene derecho a restringirnos con el pretexto de hacer cumplir la legislación.
We have nothing to say to our next generation.If we had to surrender to the Taliban twenty years later, why did we attack the Taliban twenty years ago?Why so many victims? This game is like an algebraic equation full of(X, Y)!Who will solve this equation for my next generation? pic.twitter.com/VcHW8Pysno
— Munera Yousufzada (@munerayousuf) August 18, 2021
—¿Qué vendrá para las afganas si no son escuchadas?
Si el mundo no escucha los gritos de las mujeres afganas, los talibanes impondrán más restricciones con el pretexto de la religión, y las mujeres de Afganistán se verán obligadas a guardar silencio porque la ley talibán no las protege. Las mujeres no olvidaremos quién estuvo a nuestro lado estos días, quién nos ayudó y qué grupos trabajaron para los talibanes.
—¿Se puede creer en los mensajes de moderación de los talibanes?
No, nunca. Creo que los talibanes están engañando al pueblo y a los medios de comunicación para ganar legitimidad global y legitimidad pública. La migración masiva de hombres y mujeres afganos demuestra la desconfianza de la gente hacia los talibanes porque la ideología de estos es contraria a la mujer, a la libertad y a los derechos humanos. Lo que estamos viendo estos días es un espectáculo temporal, pero nos llegan muy malas noticias de zonas remotas de Afganistán que revelan la verdadera cara de los talibanes.
—¿Qué historias le llegan desde esos lugares?
Las mujeres huyen por miedo a la opresión talibán. No hemos olvidado el negro pasado de los talibanes. Ellos dicen que nos han perdonado. ¿Qué hemos hecho nosotros? La cuestión de la amnistía que ellos plantean demuestra que nos culpan porque creemos en nuestros valores humanos.
Escuchamos de provincias lejanas que las mujeres han sido restringidas, azotadas, tomadas por la fuerza, profanadas. Los talibanes han provocado la migración de las familias afganas, no la comunidad internacional. Nunca admitieron que iban por el camino equivocado, porque vivir bajo el paraguas de los talibanes es difícil para todo hombre libre y toda mujer, así que optaron por emigrar para sobrevivir.
—¿Qué significa ser mujer en Afganistán en estos momentos con los talibanes en el poder?
Ser mujer en la época de los talibanes significa estar limitada y callada. Significa que la mujer ya no tiene derecho a estudiar, trabajar, divertirse, ser independiente. Ser mujer durante la era talibán significa un juicio de campo, tortura y matrimonio forzado. Ser mujer en esta época significa soportar heridas que nunca se olvidarán.
—¿Qué estrategia emplearán los talibanes tras la salida de las tropas estadounidenses? ¿Qué futuro le espera a Afganistán bajo su régimen?
Creo que están oprimiendo al pueblo como en el periodo anterior de su gobierno (1996-2001) y convirtiendo a Afganistán en un refugio seguro para los terroristas. Apoyan el cultivo de narcóticos, vuelven a aislar a Afganistán e impiden la libertad de expresión.
—¿Tienen aún los afganos la posibilidad de cambiar la situación? ¿Qué puede hacer la comunidad internacional?
Sí, todavía hay una oportunidad. La comunidad internacional sigue presente. Los talibanes aún no han anunciado la estructura de su gobierno. Siguen temiendo la falta de apoyo mundial. Siguen buscando la legitimidad pública. Todavía temen el poder de los medios de comunicación y la nueva cara de Afganistán. Todavía estamos a tiempo.
La comunidad internacional debe tener un mayor impacto sobre los talibanes. Los talibanes deben aceptar las líneas rojas del mundo. Deben saber que cambiar la situación no significa olvidar al pueblo afgano. Los talibanes presentan a los miembros de su gabinete. ¿Por qué no hay figuras no religiosas en el gabinete? Debe haber una objeción en este caso. ¿Acaso las personas no religiosas no tienen derecho a tener una presencia política en la sociedad afgana? Los talibanes deben aceptar la nueva cara de Afganistán, y esto solo puede lograrse con la ayuda de la comunidad internacional.
—Ha habido muchas críticas al gobierno de Estados Unidos. ¿Cuánta responsabilidad tiene Joe Biden en el caos actual de Afganistán?
Quiero ser una persona realista. Ningún país lucha por los intereses de otro país. El apoyo de la comunidad internacional a Afganistán durante 20 años se basó en los intereses comunes de Afganistán. Fue un error esperar que estuvieran con nosotros hasta el final. Creo que este caos fue el resultado de la mala gestión de nuestros dirigentes.
—¿Cuál fue el problema dentro de Afganistán?
Nuestro ejército era fuerte. La estructura de nuestro gobierno era moderna, la fuerza joven estaba en manos del gobierno, pero la corrupción se dejó sentir en la dirección del gobierno. La dirección no se hacía en beneficio del pueblo, sino que se dirigía en función de pequeños intereses colectivos. Así que creo que debemos culparnos a nosotros mismos por no haber sido capaces de aprovechar al máximo esta oportunidad de oro que significaron los últimos 20 años.
—¿Qué mensaje se está dando a las generaciones futuras con lo que está ocurriendo?
Si el pueblo de Afganistán supera esta etapa, será un mensaje de esperanza, esfuerzo y lucha. Si no la superamos, será un mensaje de desesperación. Tenemos que recordar. La próxima generación estudiará la historia y sabrá por qué. Creo que la próxima generación nos culpará a todos porque la mayoría de nuestros políticos trabajaron para sus propios intereses. Por lo tanto, espero que tengamos un líder patriótico de la próxima generación que salve a Afganistán, porque el compromiso con la patria desempeña un papel importante en el desarrollo de cualquier país, que lamentablemente no se promovió debido a la corrupción generalizada en nuestra sociedad.
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