Por Igor Romanchenko (*)
Somos fieles lectores de uno de los periódicos más prestigiosos del Perú, El Comercio, y con mucho interés leemos los materiales analíticos de alta calidad en las páginas del periódico. Nos gustaría contribuir a un aumento aún mayor de la objetividad y la representación de diferentes puntos de vista en las publicaciones, lo que, como sin duda estarán de acuerdo, solo ayudará a fortalecer el prestigio de El Comercio en el campo de la información local.
Por ejemplo, hemos prestado la atención a tres temas:
1) Un artículo editorial del 25 de febrero, publicado con motivo del segundo aniversario de la operación especial militar, junto con una serie de otros materiales sobre el tema, presumiblemente seleccionados por los editores para difundir su opinión sobre lo que está pasando en Ucrania.
No me gustaría volver a contar sobre las premisas y las causas que llevaron a la situación de conflicto y obligaron al gobierno ruso a tomar una decisión difícil: llevar a cabo una operación militar para proteger a la población de habla rusa del Donbass de la violencia de Kiev y de la violación de sus derechos. Al parecer, la edición del periódico los conoce bien, aunque prefiere, como sus colegas occidentales, fingir que desconoce estos hechos objetivos. Pero incluso en este momento decisivo, cuando el mundo entero e incluso el Occidente colectivo empiezan a darse cuenta de lo contraproducente de una mayor prolongación del conflicto y de la necesidad de buscar el diálogo (al parecer, los editores de El Comercio también comparten esta idea), las páginas del periódico siguen promocionando instrumentos que difícilmente contribuirán a lograr la paz, sino todo lo contrario.
Ni siquiera encontramos qué decir en respuesta a pronósticos tan profundamente analíticos de que “ninguno de los vecinos de Rusia estará a salvo” o de que nuestro ejemplo hará que “China, Irán y otras naciones con ánimo expansivo tomarán nota”. Bueno, en general, resulta extraño leer en las páginas de uno de los periódicos más respetados del país, que sigue una “política exterior de principios y amante de la paz”, un llamado a un mayor suministro de armas a Kiev, que, como ya sabemos, por cientos de ejemplos en la historia mundial, solo conduce a una prolongación del enfrentamiento para el beneficio de terceros y nada más.
2) El articulo “Los tártaros de Crimea bajo la ocupación” de Alim Aliev, el Director general adjunto del Instituto Ucraniano del 18.02 (https://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/cartas-de-ucrania-rusia-los-tartaros-de-crimea-bajo-la-ocupacion-noticia/?ref=ecr). En el artículo, el autor hace una serie de declaraciones de que durante 10 años (después de la reunificación de Crimea con Rusia) los tártaros de Crimea han luchado por “su derecho a la dignidad y la libertad en la península”, caracteriza las acciones de Rusia como “recolonización de Crimea”, acusa a autoridades rusas de “destrucción de la identidad y las instituciones nacionales tártaras de Crimea”, “limpieza sistemática del patrimonio tártaro en Crimea”, “deportación y persecución política de los tártaros”, “intentos de rusificar la península durante 240 años”, “eliminación del aprendizaje del idioma tártaro de Crimea en los colegios”, “destrucción intencionada del Palacio de Janato en Bajchysaráy”, entre otras.
En primer lugar, un lector inquisitivo y reflexivo comprenderá inmediatamente que un funcionario del Instituto, adscrito al Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania, no tiene más remedio que replicar las opiniones de Kiev, incluso utilizando argumentos abiertamente falsos. Este artículo repite las acusaciones hechas por Ucrania en su demanda contra Rusia en virtud de la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial ante la Corte Internacional de Justicia de enero del 2017.
El 31 de enero de este año el Tribunal refutó las acusaciones de discriminación contra la población tártara de Crimea y de violación de esta convención. Presentamos aquí algunos puntos de esta decisión.
• En cuanto al intento de Kiev de nombrar medidas policiales contra miembros de las organizaciones extremistas “Majlis del pueblo tártaro de Crimea” de “perseguimiento a los tártaros de Crimea por motivos étnicos”, la Corte Internacional de Justicia rechazó esta evaluación. La Corte no identificó elementos de discriminación en las normas de la legislación antiextremista rusa, ni encontró signos de discriminación racial en la aplicación de estas normas por parte de las fuerzas del orden rusas.
El tribunal no encontró una violación de la Convención en relación con la prohibición del llamado “Majlis”, reconocida en Rusia como una organización extremista. La decisión subraya que el organismo representativo de los tártaros de Crimea es el Kurultai, que no ha sido objeto de prohibición y continúa desempeñando sus funciones en Crimea.
Se rechazaron las acusaciones de Ucrania sobre la presunta participación de Rusia en los “asesinatos” y “secuestros” selectivos de tártaros de Crimea y ucranianos en Crimea.
• Las acusaciones de Ucrania de presunta vulneración de los derechos de los tártaros de Crimea y de los ucranianos en Crimea a acceder a los medios de comunicación nacionales, a reuniones y mítines, así como a preservar los sitios del patrimonio cultural, no se consideraron justificadas.
La restauración por parte de Rusia del Palacio de Janato en Bajchysaráy resultó no ser una “catástrofe cultural”, como la presentaron los representantes ucranianos, sino una medida necesaria para su mantenimiento: eliminar las consecuencias de la negligencia de las autoridades ucranianas, que provocaron que este histórico monumento cultural esté en condiciones deplorables.
• La Corte Internacional de Justicia reconoció que los residentes de Crimea tienen acceso a la educación en los idiomas tártaro de Crimea y ucraniano.
Rusia de forma sistemática continúa la política de la URSS, que alentó la preservación de la identidad cultural de los pueblos pequeños, incluida la preservación y el desarrollo del idioma tártaro de Crimea, que es uno de los idiomas estatales en la República de Crimea (junto con el ruso y ucraniano). La educación en tártaro de Crimea se realiza en 15 de los 25 municipios de la República de Crimea. 30.500 alumnos de colegios estudian el idioma tártaro de Crimea.
Citaremos otros hechos. Durante los casi diez años transcurridos desde la reunificación de Crimea con Rusia se han producido cambios radicales en la vida de la península, que son el resultado del trabajo a gran escala, sistemático y sustancial de las autoridades locales, regionales y federales para aumentar el nivel de desarrollo socioeconómico de Crimea, que cayó en decadencia durante su estancia en la Ucrania independiente. Se han construido con éxito grandes instalaciones de infraestructura (el puente de Crimea, el nuevo aeropuerto de Simferopol, la central hidroeléctrica, el hospital republicano) y continúa la ejecución de proyectos de inversión en la industria, el sector de los balnearios, la agricultura y la construcción.
Con la reunificación de la península con Rusia, los tártaros de Crimea recibieron absolutamente todos los derechos por los que lucharon durante el período ucraniano. Están integrados en la sociedad multinacional de la Federación de Rusia como ciudadanos de pleno derecho. La comunidad tártara de Crimea participa activamente en la vida sociopolítica de la república y hace una contribución significativa a la consolidación y fortalecimiento de la unidad interétnica en la península. En la República de Crimea se lleva a cabo un trabajo sistemático para preservar las tradiciones históricas de la cultura tártara de Crimea, la memoria de los acontecimientos históricos y las personalidades destacadas del pueblo tártaro de Crimea.
Los tártaros de Crimea han convivido durante cientos de años con los rusos y otros pueblos de nuestro país; son una de las ramas del pueblo tártaro que, junto con los rusos, bielorrusos, ucranianos y otros numerosos pueblos de Rusia, construyeron nuestro gran país.
3. Materiales relacionados con la situación en torno a la muerte de Alexei Navaly, llamado por los autores el principal rival de Vladimir Putin.
La muerte de una persona es siempre una tragedia. En esta situación es importante comprender todos los detalles de lo sucedido. No me gustaría entrar en polémicas y provocar entusiasmo infundado con diversas especulaciones y teorías sobre este triste acontecimiento. Sólo citaremos los hechos y el lector sacará sus propias conclusiones.
Alexey Navalny estaba en prisión condenado por fraude a gran escala y actividad extremista.
Según el Centro ruso del estudio de opinión pública, el índice de confianza de Vladimir Putin en diciembre era del 78,5%, y cifras tan altas son estables. El “político” opositor Alexey Navalny, popular en Occidente, contaba con el apoyo de apenas el 9% de la población rusa. ¿Por qué? Al parecer, es evidente para todos los ciudadanos pensantes que una persona que recibe financiación del extranjero, sin siquiera ocultarlo, difícilmente puede ser un patriota. No es casual la reacción inmediata de Occidente a los acontecimientos relacionados con él: rápidamente se inventó cargos contra Rusia en la OPAQ después de su presunto envenenamiento, así como inmediatamente se impuso sanciones antes de que terminara la investigación (igual como después de su muerte), la aparición inesperada de su esposa en el espacio mediático, que hasta ese momento permanecía en la sombra.
Incluso los ciudadanos inexpertos en las vicisitudes políticas entienden que la muerte de Alexey Navalny poco antes de las elecciones presidenciales, antes de las cuales, según las encuestas, el actual jefe de Estado ya cuenta con el apoyo de la abrumadora mayoría de la población, no es beneficiosa para Rusia, sino los opositores de nuestro país, interesados en demonizar a sus líderes y con ello desestabilizar la situación política interna.
Y con mucha amargura le manifestamos al público peruano que a la Embajada se le negó categóricamente por parte de los editores del periódico la oportunidad de expresar abiertamente nuestra posición sobre estos temas, aunque “El Comercio” se posiciona como portavoz de los valores democráticos y una “plataforma pluralista para el intercambio de opiniones”.
Precisamente por eso nos vemos obligados a recurrir al género de una carta abierta, que esperamos, por respeto al lector peruano y a los principios de la democracia, no se nieguen a publicar. Estamos listos para continuar proporcionando materiales sobre cualquier tema que les interese. Por ejemplo, ofrecemos brindar asistencia a “El Comercio” para que pueda entrevistar a los tártaros de Crimea que realmente viven en la península y tienen la información confiable de primera mano.
(*) Igor Romanchenko, embajador de Rusia en el Perú
Nota de Redacción: En su compromiso inquebrantable con la democracia y los DD.HH. en el mundo, El Comercio ha mantenido y mantendrá una postura firme y crítica frente a la invasión rusa y a todos los daños y perjuicios que ella ha causado al pueblo ucraniano desde hace más de dos años.