El tiburón comenzó a hacer movimientos extraños mientras intentaba vomitar el brazo. (FOTO referencial: iStock).
El tiburón comenzó a hacer movimientos extraños mientras intentaba vomitar el brazo. (FOTO referencial: iStock).

En uno de los días más ocupados del ‘Acuario de Coogee y sus piscinas’ lo que llamó la atención de las personas no fue lo exótico del tiburón tigre en exhibición en una piscina, sino la rata, el pájaro y el brazo humano que vomitó.

Bert Hobson era el dueño del recinto y, tras tener dificultades logrando que la gente fuera a sus nuevas atracciones, en un día de suerte se encontró con un tiburón tigre de cuatro metros y una tonelada a pocos kilómetros de la costa de Sídney, en .

MIRA: El hombre que se subió a una baranda de las Cataratas de Iguazú, cayó al vacío y sigue desaparecido

En ese momento, Hobson lo llevó a su acuario para que se convirtiera en la más grande atracción y así fue. En abril de 1935, durante la celebración local del Día de Anzac -donde se recuerdan a los soldados caídos en la batalla de Galípoli- una gran multitud se reunió alrededor de la piscina para ver al prometido tiburón.

Sin embargo, la sorpresa no fue por la increíble criatura, sino porque tiempo después de estar en el agua bajo los ojos expectantes de la gente, el tiburón vomitó, entre otras cosas, un brazo humano que desató el comienzo de una investigación de un misterioso asesinato.

La investigación

Hobson se contactó inmediatamente con la Policía, quienes no tuvieron mucho problema en identificar a quién pertenecía el brazo izquierdo debido a un tatuaje de dos boxeadores entrenando que había en el antebrazo.

Además, las autoridades también llegaron a la conclusión de que el brazo no había sido devorado por el tiburón en un ataque debido a que no tenía ese tipo de mordida, sino que había sido cortado para después, aparentemente, dárselo como alimento al tiburón.

Debido a esto, la investigación se enfocó en un posible asesinato y la imagen del tatuaje fue compartida para dar con una víctima, lo cual dio un resultado: se trataba de Jimmy Smith.

Smith era un boxeador de 45 años, inglés, aunque vivía en Gladesville, una ciudad australiana. Por lo que en ese momento reportó el medio local ‘Truth’, las personas hablaban de Smith como un hombre que “no tenía un enemigo en el mundo” y que, además, en algún momento había sido prometedor en su deporte.

Sin embargo, la Policía pronto se daría cuenta que esto no era del todo cierto.

Los negocios de Jimmy Smith

Aparentemente y según en su momento, Smith era mucho más que solo un boxeador.

Poco tiempo después de comenzar la investigación se descubrió que, al parecer, mantenía negocios fuera de lo legal con Reginald Holmes, un reconocido personaje de la época.

Holmes era parte de una familia que se había dedicado desde hacía ya varios años a la construcción de barcos y lanchas rápidas. Sin embargo, se decía que su fortuna realmente venía de sus negocios ilícitos en donde utilizaba dichas lanchas para transportar cocaína que después se vendía en la ciudad.

Supuestamente, Smith se convirtió en un fiel trabajador de Holmes e incluso llegó a manejar las lanchas en las cuales se coordinaba el tráfico ilegal del narcótico.

Sin embargo, el negocio que hasta ese momento iba bien tomó otro curso cuando tanto Holmes como Smith decidieron unir fuerzas con Patrick Brady quien, de hecho, fue posiblemente la última persona que vio a Smith con vida.

¿Quién mató a Smith?

Al parecer, los negocios entre los tres hombres no salieron como lo planeado y, paradójicamente, entre estafadores se estafaron. Sin embargo, Smith y Brady salieron a jugar y tomar en la noche del 7 de abril, que acabaría siendo la última de Smith.

Brady fue el primero en ser arrestado como sospechoso, pero el hombre señaló a Holmes como posible culpable.

Cuando la Policía fue a interrogar a Holmes, el hombre desató una persecución en lancha en el puerto de ‘Circular Quay’, donde además se disparó en la cabeza sin lograr matarse, sino únicamente quedar inconsciente. Al final, Holmes decidió colaborar con la justicia.

Aparentemente y por lo que confesó después, Brady llegó a su casa a altas horas de la noche con el brazo amputado de Smith como única prueba de haberlo asesinado.

Holmes le comentó a la Policía que Brady le explicó cómo habría desmembrado a Smith para luego poner sus restos en un baúl y lanzarlos a la Bahía de Gunnamatta. Al parecer, Brady le estaba exigiendo a Holmes una alta suma de dinero para no culparlo por el asesinato y señalarlo por los negocios que habían hecho.

Según comentó Holmes, Brady se fue de su casa dejándole el brazo de Smith, el cual él tomó y lanzó posteriormente al océano, donde fue ingerido precisamente por el tiburón que después llegaría al acuario y que le daría inicio a toda la búsqueda del asesino.

Según la declaración de Holmes, él lanzó el brazo de Smith al océano donde, eventualmente, se lo comió un tiburón. (Foto: iStock).
Según la declaración de Holmes, él lanzó el brazo de Smith al océano donde, eventualmente, se lo comió un tiburón. (Foto: iStock).

Sin culpables

A pesar de que Holmes había aceptado actuar como testigo en el juicio contra Brady, el hombre apareció muerto con tres disparos en el cuerpo horas antes de que comenzara este proceso.

Sin ningún testigo que verificara la historia y con la ausencia de un cuerpo que comprobara el asesinato, Brady fue liberado y no recibió ningún tipo de condena. De hecho, hasta el día de su muerte negó estar involucrado con el asesinato de Smith.

Según reportan medios locales, como el ‘News’ de Australia, la investigación también arrojó que Jimmy Smith era un informante de la Policía.

Hasta el día de hoy su cuerpo jamás ha sido encontrado. También se desconoce al autor del asesinato de Holmes, aunque las autoridades tuvieron sospechas de que había sido un sicario contratado por él mismo.

Contenido sugerido

Contenido GEC