Nuestro planeta, tal como lo conocemos ahora, ha transitado por varias etapas que se pueden definir a partir de su relación con la humanidad. Son las siguientes:
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Primera etapa: dominio de la naturaleza sobre la humanidad
Segunda etapa: confraternidad y armonía entre la humanidad y la naturaleza
Tercera etapa: dominio de la humanidad sobre la naturaleza
Cuarta etapa: respuesta de la naturaleza a la humanidad
Sobre la primera: todas las acciones humanas estuvieron determinadas por las leyes de la naturaleza, en parte porque la población era mucho más pequeña desde que, hace unos 70 mil años -cuando el homo sapiens, que se originó en África, en la actual Etiopia o Kenia- empezó a migrar. Esta migración se dirigió, primero, hacia todo el continente africano, luego hacia la actual Europa y Asia, y finalmente a las Américas, a donde llegaron hace unos 30 o 40 mil años.
Por entonces, todas las actividades humanas (como la caza, pesca, recolección, las migraciones, las manifestaciones culturales, el cambio de las estaciones y el transito del nomadismo hacia el sedentarismo) estuvieron determinadas por las leyes físicas de la naturaleza. Luego, hace unos ocho mil años en la antigua Mesopotamia, se sucedió la primera revolución agrícola seguida de la revolución urbana.
En la segunda etapa, la humanidad logró establecer un equilibrio entre sus acciones y la naturaleza. Esto fue posible mediante una vinculación más equilibrada, respeto, conservación y protección de su entorno natural, lo que permitió una convivencia duradera. Este periodo se extendió hasta que el crecimiento demográfico dio lugar a nuevas demandas para sostener a las familias y las comunidades. Para ese efecto, el hombre hizo mayor uso de los recursos naturales para satisfacer sus necesidades primarias. Posteriormente y como consecuencia de las expansiones territoriales, empezó el desarrollo de las grandes civilizaciones.
La tercera etapa empezó con un mayor crecimiento poblacional y el surgimiento de más demandas para satisfacer la alimentación, vivienda, salud, la invención de nuevas tecnologías, etc. Para cumplir con ellas, la humanidad empezó a tomar acciones cada vez más frecuentes sobre los recursos naturales de su entorno inmediato. Así empezó a romperse el equilibrio humanidad-naturaleza.
La cuarta etapa es consecuencia de la tercera: la naturaleza responde de distintas maneras al desequilibrio ecológico y empieza una nueva era caracterizada por desastres inducidos por las actividades humanas.
No hay un acuerdo unánime entre los naturalistas e investigadores de cuando empezó esta última etapa. Algunos sostienen que fue con el surgimiento de los imperios, porque con el crecimiento poblacional y tecnológico la apropiación de más recursos naturales y territorios era necesaria. Otros sostienen que comenzó con la expansión del colonialismo europeo en el siglo XVI, mientras que otros argumentan que fue con la revolución industrial en el siglo XIX.
¿Desastres naturales?
Durante la primera y segunda etapa, incluso hasta la tercera, los desastres naturales han estado presentes. Lo están desde hace aproximadamente 4,500 millones de años, desde que se produjo el Big Bang, la partida de nacimiento de la Tierra y del sistema solar. Desde aquellas épocas, todos los desastres fueron naturales, hasta que empezó la tercera y cuarta etapa.
En la actualidad, los únicos desastres naturales que persisten son las erupciones volcánicas y los terremotos. El resto -por ejemplo, los causados por el incremento de la temperatura de la tierra (cambio climático) tales como los huracanes, lluvias torrenciales, inundaciones, grandes sequias, desglaciaciones, incendios forestales-, a pesar de que necesitaron miles de años para manifestarse, en la actualidad ocurren con mayor frecuencia y letalidad. Para entender esta realidad es preciso darnos cuenta que estamos en la cuarta etapa.
*Teófilo Altamirano Rua, es PhD, climate change and migration consultant y exprofesor principal del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP