No por esperado dejó de ser impactante. En las últimas horas del martes 12 el mandatario electo de Estados Unidos, Donald Trump, materializó una de sus tantas promesas de campaña: Elon Musk, el hombre más rico del planeta, estará al frente de un organismo oficial en el próximo gobierno republicano.
El director ejecutivo de Tesla y la red social X dirigirá el flamante Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) junto al empresario Vivek Ramaswamy, exaspirante a la nominación republicana a comienzos de este año.
Según Trump, este nuevo organismo -que tendrá rango oficial pero proporcionará asesoramiento y orientación desde fuera del gobierno- impulsará “reformas estructurales a gran escala”. Recordemos que tanto Musk como Ramaswamy han manifestado repetidamente la necesidad de aplicar recortes de gastos en la administración federal, lo cual podría implicar la reducción de personal, según remarca la agencia Efe.
El de Musk no ha sido, sin embargo, el único anuncio con bombos y platillos a lo largo de una semana sumamente cargada.
Donald Trump ya tiene diez nombramientos confirmados en el equipo de gobierno que estará a su lado, al ritmo de más de uno por cada día que ha pasado desde que se confirmó su victoria electoral sobre Kamala Harris. Y en todos ellos priman dos cosas: un perfil de línea dura y una lealtad prácticamente incondicional al jefe. Tom Homan, quien será el ‘zar de la frontera’ desde enero del 2025, y Stephen Miller, su próximo subdirector de política, reflejan mejor que nadie esta doble premisa. Ambos funcionarios ya estuvieron presentes en el primer mandato.
El presidente electo está igualmente obsesionado por la celeridad y lo que él considera trabas burocráticas innecesarias. Por ello, viene poniendo a prueba algunas normas tradicionales de gobernabilidad. ¿Ejemplo? Está sugiriendo al Senado que decline su rol de asesoramiento y consentimiento y acepte sin más a sus nominados al gabinete. ¿Respuesta? “Estamos listos para cumplir con el mandato del país (agenda trumpista)”, ha dicho de inmediato Mike Johnson, titular de la Cámara de Representantes, cargo que espera retener a partir del próximo año.
El columnista Ian Bremmer lo recuerda por si se nos olvida: Trump es el primer líder republicano que obtuvo más votos a nivel nacional en 20 años y que ganó en casi todos los grupos demográficos. A esta legitimidad popular se suma que los republicanos arrebataron el Senado a los demócratas, que están a punto de retener la Cámara de Representantes y que hay mayoría conservadora en la Corte Suprema. El enfoque de “Estados Unidos primero”, por el momento, corre sin obstáculos a la vista.
Más música para los oídos de Trump: el fiscal especial Jack Smith, que lo investiga en dos casos federales (el asalto de sus seguidores radicales al Capitolio y el traslado de documentación clasificada a su residencia de Florida) planea dimitir antes de que el magnate tome posesión de la Casa Blanca. Lo que hace Smith es adelantarse a un probable cese, ya que Trump había dicho públicamente que lo despediría “en solamente dos segundos” apenas asumiera la presidencia. Ello repercutiría en el abandono de los cargos que pesan sobre él.