La detección de dos casos de la enfermedad por el virus de Marburgo (EVM) en Ghana, los primeros en el país, encendió las alertas. La razón: se trata de una fiebre hemorrágica casi tan mortal como el ébola, y sin vacuna.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que la EVM “es grave y, a menudo, mortal”. Su periodo de incubación es de entre dos y 21 días.
Síntomas
La OMS señala que los síntomas de esta enfermedad aparecen bruscamente y se manifiestan con:
- Fiebre elevada
- Dolor de cabeza intenso
- Gran malestar general.
- Frecuentes dolores musculares.
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Al tercer día, explica el organismo, pueden aparecer diarrea acuosa intensa, dolor y cólicos abdominales, náuseas y vómitos.
La diarrea puede persistir una semana. Los ojos se hunden, los pacientes sufren letargo extremo y presentan lo que la OMS describe como “aspecto de fantasma”.
Entre los días cinco y siete, los enfermos suelen presentar hemorragias graves. Los casos mortales suelen presentar alguna forma de hemorragia, a menudo en varios órganos. La presencia de sangre fresca en los vómitos y las heces suele acompañarse de hemorragia por la nariz, las encías y la vagina.
El sangrado espontáneo en los lugares de venopunción donde se administran líquidos o se extraen muestras de sangre puede ser especialmente problemático. Durante la fase grave de la enfermedad, los pacientes presentan persistentemente fiebre elevada.
Esta enfermedad afecta el sistema nervioso central: los pacientes presentan confusión, irritabilidad y agresividad. En la fase tardía de la enfermedad (a los 15 días del inicio) puede presentarse orquitis (inflamación de testículos) en hombres.
La muerte suele producirse a los ocho o nueve días del inicio de los síntomas. “Se suele preceder de grandes pérdidas de sangre y de choque”, dice la OMS.
Mortalidad
La tasa media de letalidad de la enfermedad, alerta la OMS, oscila en torno al 50%. Sin embargo, puede ser de hasta 88%, dependiendo de la cepa vírica y de la atención.
La OMS subraya que la rehidratación y la administración rápida de tratamiento sintomático mejoran la supervivencia.
Origen
Se considera que el huésped natural del virus de Marburgo es el murciélago de la fruta (Rousettus aegyptiacus, familia Pteropodidae). El virus se transmite de estos murciélagos al ser humano y se propaga entre estos directamente.
La EVM se identificó por vez primera en 1967 tras registrarse simultáneamente brotes en Marburgo y Frankfurt (ambas ciudades en Alemania) y en Belgrado (Serbia).
Aunque los virus de Marburgo y del Ébola son virus distintos, ambos pertenecen a la familia Filoviridae y ocasionan enfermedades con características clínicas similares, dice la OMS.
Los brotes de 1967 se asociaron al trabajo en laboratorios con monos verdes africanos (Cercopithecus aethiops) importados de Uganda. Posteriormente, se han notificado brotes y casos esporádicos en Angola, Kenia, la República Democrática del Congo, Sudáfrica (en una persona que había viajado recientemente a Zimbabue) y Uganda.
En 2008 se notificaron dos casos independientes en viajeros que habían visitado una cueva habitada por colonias de murciélagos Rousettus, Uganda.
Transmisión
Se transmite por contacto directo de la piel lesionada o las mucosas con sangre, secreciones, órganos u otros líquidos corporales de personas infectadas, así como con superficies y materiales contaminados con dichos líquidos, como ropa personal o de cama.
La OMS señala que se han descrito casos de transmisión al personal sanitario que atiende a pacientes con EVM, “a través del contacto estrecho sin las debidas precauciones de control de las infecciones. El contagio a través de materiales para inyección contaminados o de pinchazos con agujas se asocia a una mayor gravedad de la enfermedad, a un agravamiento más rápido y, posiblemente, a una mayor tasa de letalidad”.
Como sucede con él ébola, el virus de Marburgo también se puede contagiar en las ceremonias funerarias en las que los dolientes tienen contacto directo con el cuerpo del difunto. El paciente puede contagiar la enfermedad mientras tenga el virus en la sangre.
Tratamiento
De acuerdo con la OMS, no se ha demostrado la eficacia de ningún tratamiento para neutralizar este virus, pero están desarrollando varios tratamientos inmunológicos, farmacológicos y con hemoderivados.
Tampoco existe, hasta el momento, una vacuna contra la EVM.
La terapia de apoyo mediante rehidratación oral o intravenosa y el tratamiento de determinados síntomas mejoran los chances de supervivencia. La OMS indica que en algunos casos se podría probar el uso de “anticuerpos monoclonales en desarrollo y ciertos antivíricos que se han utilizado en estudios clínicos para tratar el ébola, como el remdesivir y el Favipiravir”.
Detalla que “en mayo de 2020, la Agencia Europea de Medicamentos concedió una autorización de comercialización a las vacunas Zabdeno (Ad26.ZEBOV) y Mvabea (MVA-BN-Filo) contra la EVM. Esta última contiene un virus denominado Vaccinia Ankara Bavarian Nordic que se ha modificado para que exprese proteínas del virus del Ebola-Zaire y de otros tres virus del mismo grupo (familia Filoviridae). Aunque esta vacuna podría proteger contra la EVM, todavía no se ha demostrado su eficacia en ensayos clínicos”.
¿Cómo se puede diagnosticar?
Dado que los síntomas de la EVM se asemejan a los del paludismo, la fiebre tifoidea, la shigelosis, la meningitis y otras fiebres hemorrágicas víricas, lo mejor para confirmar si se trata del virus de Marburgo es usar los siguientes métodos:
Prueba de inmunoadsorción enzimática (ELISA); pruebas de detección de antígenos; prueba de seroneutralización;reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (RT-PCR); microscopía electrónica; y aislamiento del virus en un cultivo celular.