(Foto: Twitter)
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Mario Castro Ganoza

Inocente. Esa es la sentencia que espera obtener la defensa del peruano Vayron Jonathan Nakada Ludeña, de 32 años, para quien la fiscalía de  ha pedido la pena de muerte por haber asesinado de forma “extremadamente cruel e inhumana” a seis personas en setiembre del 2015.

La audiencia final del juicio que se sigue al peruano será el viernes 9 en el Tribunal Distrital de Saitama, ubicado en la ciudad de Kumagaya, a unos 60 kilómetros al noroeste de Tokio.

“Según el Código Penal japonés, un acusado con problemas mentales no puede ser declarado culpable, y ha sido claramente probado por los exámenes médicos practicados que, cuando cometió los asesinatos, Vayron sufría de un grave ataque de esquizofrenia. Por este motivo la defensa pide que sea declarado inocente”, explica Ichiro Muraki, el abogado principal de un grupo de tres letrados que forman la defensa del peruano, y que fueron nombrados de oficio por el Estado para hacerse cargo del complejo caso.

►Los días del horror

Entre el 14 y el 16 de setiembre del 2015, Nakada Ludeña mató a puñaladas a seis personas en tres viviendas diferentes, todas en la ciudad de Kumagaya, domicilios de los cuales también robó objetos de valor.

La primera en ser asesinada fue Kazuyo Shirai, una anciana de 84 años que vivía sola. Le siguieron la pareja de esposos formada por Minoru y Misae Tasaki, de 55 y 53 años respectivamente. Ese mismo día, Ludeña victimó a Miwako Kato, de 41 años, y a sus dos hijas Misaki y Haruka, de 10 y 7 años, respectivamente. Todos los asesinatos los cometió en un radio de 1,3 kilómetros.

Fue en la casa de sus últimas víctimas donde el peruano fue localizado y detenido por la policía. Antes de ser capturado, cayó del segundo piso del inmueble, golpe por el que permaneció inconsciente varias semanas y al borde de la muerte.

►Nadie que lo pueda tratar

La defensa de Nakada Ludeña no solo pide que este sea declarado inocente, sino también que regrese al Perú para recibir tratamiento psiquiátrico.

“En casos como el de Vayron, si bien el acusado es declarado inocente no queda completamente en libertad, ya que, tomando como base la Ley de Observación Médica, el juzgado emite una orden para que obligatoriamente reciba tratamiento psicológico. Pero es imposible que Vayron sea tratado en Japón porque las diferencias de idioma y cultura lo impiden. No hay un solo psiquiatra en todo el país que pueda atenderlo, y usar un traductor no solo sería muy costoso sino prácticamente imposible por la naturaleza del tratamiento. Por eso también estamos solicitando que sea deportado al Perú inmediatamente”, explica Muraki.

Añade que todos los psiquiatras con los que consultó le han dicho “que es imposible tratar a Vayron en Japón, sobre todo porque el tratamiento puede durar varios años”.

►Van por la deportación

En la historia judicial nipona, existen casos similares al de Nakada Ludeña. “Hace pocos años se registró un caso parecido al de Vayron cometido por un ciudadano chino, quien fue declarado inocente y deportado a su país porque tenía problemas mentales. Hay otros casos en los que incluso la fiscalía desistió de presentar la acusación, porque era claro que el homicida estaba mentalmente inestable”, acota Muraki.

En el supuesto de que Nakada Ludeña sea declarado inocente y deportado al Perú, el letrado advierte: “Si Vayron regresa a su país lo hará como un ciudadano libre, porque la justicia japonesa no puede obligarlo a seguir un tratamiento en su país de origen, como sí podría hacerlo aquí. Eso es algo que deben tomar en cuenta los familiares y las autoridades en el Perú”.

Por otro lado, Muraki explica que la salud mental de Nakada Ludeña ha empeorado. “En el segundo examen que se le hizo a Vayron tras la acusación fiscal, quedó establecido que desde que cometió los crímenes sufre de esquizofrenia grave, la cual se ha profundizado con el encierro. Cuando los abogados lo visitamos, él permanece en silencio, nunca habla. Y los reportes que recibimos de la administración de la cárcel indican que si bien come, se baña y no causa problemas graves, no realiza ningún tipo de actividad física, no quiere tomar medicinas y no se mueve”.

►Puede demorar años

Desde octubre del 2015 hasta enero del 2018, Nakada Ludeña estuvo sometido a un régimen que le impedía comunicarse o recibir visitas de cualquier persona que no fueran sus abogados, lo cual le impidió estar en contacto con sus dos hermanas que viven en Japón.

Muraki indica que cualquier otro veredicto que no sea el de inocencia será apelado de inmediato. “Si es necesario, llevaremos el caso hasta la Corte Superior, que seguro querrá realizar otros exámenes médicos, lo cual llevará su tiempo. Y si allí también es declarado culpable, apelaremos a la Corte Suprema. Todo este proceso puede demorar varios años más. No sé cuántos, pero una vez apelé a la Corte Suprema por un caso mucho más sencillo que el de Vayron, y el proceso demoró cuatro años”.

¿Imagen empañada?

“Estos delitos no han perjudicado a la comunidad peruana”

El abogado nipón Kotaro Tanaka, asesor legal del Consulado General del Perú en Tokio, asegura que el caso de Vayron Nakada Ludeña no ha repercutido negativamente en la colectividad peruana asentada en Japón.

“Concretamente hablando, y por lo que he podido ver e investigar desde que empezó el caso en octubre del 2015, los delitos cometidos por Vayron no han perjudicado a la colectividad peruana ni la imagen que los japoneses tienen del Perú. Esto se debe a que tanto la sociedad japonesa como los medios de comunicación no están poniendo énfasis en el hecho de que los crímenes fueron cometidos por un peruano, sino por una persona gravemente enferma de esquizofrenia”, explica Tanaka, que domina bastante bien el castellano y conoce perfectamente el proceso de inmigración de los peruanos a Japón.

“La atención de los japoneses en este momento y la expectativa que existe en torno al caso de Vayron se centran en determinar cuál es la sanción que se debe aplicar a una persona que cometió estos crímenes afectada por una grave enfermedad mental”, agrega el letrado.

Esta no es la primera vez que un crimen de esta envergadura cometido por un peruano sacude a la sociedad japonesa, ni que la fiscalía solicita la pena de muerte para un peruano. En noviembre del 2005, en la ciudad de Hiroshima, José Manuel Torres Yagi violó y asesinó a la niña de 7 años Airi Kinoshita. Finalmente, se desestimó la pena capital, así que Torres Yagi purga hoy una pena de cadena perpetua.

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